Héroes del Progreso, Parte 6: Alexander Fleming
Alexander C. R. Hammond cuenta cómo Alexander Fleming desarrolló la penicilina, la cual sentó las bases para el desarrollo posterior de los antibióticos.
Hoy es la sexta edición de una nueva serie de artículos de HumanProgress.org titulada "Héroes del Progreso". Esta columna provee una breve introducción a los héroes desconocidos que han realizado contribuciones extraordinarias para el bienestar de la humanidad. Puede encontrar la quinta parte de esta serie aquí.
Nuestro sexto Héroe del Progreso es Alexander Fleming, el hombre que descubrió la penicilina. El descubrimiento de Fleming lideró el camino hacia la invención de los antibióticos, a los que se les atribuye el haber salvado 80 millones de vidas hasta ahora.
Alexander Fleming nació el 6 de agosto de 1881, en Ayrshire, Escocia. Cuando tenía 13 años, Fleming se mudó a Londres para asistir al Royal Polytechnic Institution. Luego de heredar algo de dinero de un tío a los 21 años, se inscribió en la Escuela de Medicina del Hospital St. Mary’s en Londres. Fleming se graduó con distinción en 1906 y se quedó el Escuela de Medicina como un investigador en bacteriología bajo Sir Almroth Wright —un pionero en la terapia de vacunas e inmunología.
Cuando la Primera Guerra Mundial empezó, Fleming se inscribió en el Cuerpo Médico de las Fuerzas Armadas. Volvió al Hospital St. Mary’s para trabajar como un orador en 1918. Sin embargo, pasarían 10 años más antes de realizar el descubrimiento que cambiaría al mundo.
El 3 de septiembre de 1928, Fleming volvió a su laboratorio habiendo pasado el mes de agosto de vacaciones con su familia. Fleming era conocido por mantener un laboratorio desordenado y cuando regresó descubrió que había dejado una pila de staphylococci (una bacteria común encontrada en 25 por ciento de las personas sanas) en placas de Petri. Luego de realizar unas investigaciones se dio cuenta de que la bacteria había sido destruida e infectada con hongos —todas menos un pequeño anillo en una de las placas donde el hongo no crecía.
Luego de algunos experimentos iniciales, Fleming aisló el organismo responsable de prohibir el crecimiento de los hongos. Él identificó esto como algo derivado del género de la penicillium; así, que la llamó penicilina.
Las investigaciones adicionales de Fleming revelaron que la penicilina era capaz de combatir todas las bacterias gram-positivas (un tipo de bacteria con una pared celular más penetrable), lo cual incluye aquellas que causan la difteria, la meningitis, la fiebre escarlata y la neumonía. La penicilina lucha contra las bacterias agarrándose a la pared celular e interfiriendo con la capacidad de la bacteria para producir nuevas paredes celulares cuando éstas se dividen.
Fleming publica su descubrimiento en 1929 en el British Journal of Experimental Pathology. Sin embargo, sus descubrimientos recibieron poca atención en ese entonces. Él continuó con sus experimentos pero se dio cuenta de que la cultivación de la penicilina era difícil. Luego de haberse producido el moho, aislar el agente antibiótico demostró ser extenuante. Sin tener los fondos y la fuerza laboral requerida para realizar una investigación más comprensiva, Fleming abandonó su causa luego de una serie de experimentos inconclusos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Howard Florey y Ernst Boris Chain de la Universidad de Oxford lograron obtener una cepa cuidadosamente preservada de la penicilina de Fleming. Florey y Chain empezaron a realizar investigaciones a gran escala, esperando ser capaz de producir a escala masiva el antibiótico.
La producción masiva empezó luego del ataque a Pearl Harbor y para el Día D en 1944, suficiente penicilina se había producido para poder tratar a todos los soldados heridos.
En 1944, Fleming fue nombrado caballero por el Rey Jorge VI y se convirtió en “Sir Alexander Fleming”. El próximo año, Fleming, Florey y Chain ganaron en conjunto el Premio Nobel por su contribución a desarrollar el antibiótico.
Mirando en retrospectiva al día de su descubrimiento, Fleming una vez dijo, “Uno algunas veces encuentra lo que uno no está buscando. Cuando me levanté...Yo ciertamente no me propuse revolucionar toda la medicina descubriendo el primer antibiótico o matador de bacteria. Pero supongo que eso es exactamente lo que hice”.
Posteriormente Fleming recibió numerosos premios: fue un miembro honorario de casi todas las sociedades médicas y científicas alrededor del mundo, se volvió el “Freeman” de muchos suburbios y ciudades, y recibió doctorados honorarios de casi treinta universidades alrededor de Europa y América. Murió a los 73 años en 1955.
El descubrimiento de la penicilina que realizó Fleming sentó las bases para el desarrollo de la droga milagrosa que es al antibiótico, a la cual se le atribuye el haber salvado 80 millones de personas. La penicilina revolucionó el campo médico y es probable que muchas personas leyendo esto hoy se hayan beneficiado del descubrimiento de Fleming en algún momento en sus vidas. Por esta razón Alexander Fleming merece ser nuestro sexto Héroe del Progreso.
Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 26 de noviembre de 2019.