Sin placidez en la inocencia
Luis Espinosa Goded comenta el hecho de que a individuos como Plácido Domingo se les arruinen sus carreras por acusaciones no comprobadas ni contrastadas, violando la presunción de inocencia que es esencial para que rija un Estado de Derecho.
El Estado de Derecho es uno de los grandes avances civilizatorios de la humanidad. Permite sustituir la venganza por la justicia, y darnos garantías a todos de convivir con razonable seguridad de que los culpables acaban condenados y los inocentes circular libremente.
Y el Estado de Derecho se compone de tribunales profesionales e independientes, un proceso contrastado de prueba, una investigación imparcial, una proporcionalidad en la condena, y también de la presunción de inocencia (y el in dubio pro reo) …
Pues todo esto se salta por los aires cuando se trata de acusaciones de acoso sexual, casos mediáticos ahora alimentados por el feminismo victimista del #MeToo. A Plácido Domingo se le han cancelado contratos profesionales pues ha recibido unas acusaciones de lo más endebles.
Hechas de manera anónima (no contrastable), hasta 30 años después (distorsionadas por la memoria), alimentadas por el movimiento del #MeToo que premia socialmente cierto relato; han acusado al tenor de comportamientos que en ningún caso son delictivos, que estarían prescritos, y que no son demostrables. Podría haber, bien es cierto, una sanción social más allá de la sanción penal, pero que se produzca sanción alguna sin pruebas, sin garantías ni contrastes, es mucho más un linchamiento que una reprensión.
El caso de Plácido Domingo ha sido el epítome público de la acusación infundada y la jauría que ataca el prestigio de los señalados, que lleva años fomentándose desde el victimismo del #MeToo, que ha acabado con carreras como la de Kevin Spacey, declarado inocente. Es la reedición en Hollywood de la caza de brujas de McCarthy, pero ahora en lugar de atacar supuestos comunistas encubiertos, atacando supuestos acosadores encubiertos.
Quienes lo hacen creen (quiero creer que lo creen) estar defendiendo a los más débiles y avanzando en la justicia. La realidad es que están reventando el Estado de Derecho, las garantías de la convivencia, y el buen nombre y carrera de Plácido Domingo, sin evidencias ni razones. Ninguna causa puede defenderse de cualquier manera, las formas conforman la causa; y en este caso pareciera que reventar el Estado de derecho (y la presunción de inocencia) fuesen precios que están dispuestos a pagar, y a hacer pagar a la sociedad, para defender la supuestamente inexistente igualdad. Y no, el Estado de derecho (y la presunción de inocencia) son las garantías que todos necesitamos para convivir en igualdad.
Este artículo fue publicado originalmente en Primicias (Ecuador) el 22 de agosto de 2019.