Maquillaje o reforma electoral
Víctor Pavón cree que si se desea cambiar el sistema de voto por listas, el cual permite esconder a bandidos y resulta en una elección ineficiente, se debe proceder a una reforma electoral que establezca un sistema uninominal.
Por Víctor Pavón
Si alguna modificación requiere el sistema electoral del país, la misma está en la modificación del actual modelo denominado de listas cerradas sábanas por otra que otorgue al ciudadano su libertad de elegir.
De las actuales listas cerradas sábanas ya sabemos demasiado de sus resultados, que con gran pesar y alto costo se sigue soportando esta modalidad electoral que desvía la representación popular hacia los partidos o grupos de presión en vez que "el pueblo elija directamente" a sus representantes según lo establece el articulo 182 de la Constitución Nacional.
A la fecha en el país se perpetúa el inconstitucional modelo electoral. Poco o nada se sabe acerca de la otra alternativa: del valor y puesta en práctica de la libertad de elegir en materia electoral.
Se sigue creyendo que, por ejemplo, las opciones de voto preferencial que hora se está analizando en el Senado como parte de la reforma electoral es la solución a las listas sábanas. Se equivocan. No es la solución de fondo y no es lo que el pueblo paraguayo solicita porque las opciones a ser presentadas al elector al momento de votar no cambiarán el tema de fondo. Y no cambiarán porque si bien el elector podrá colocar en el número que le agrada a su candidato o partido, la lista nuevamente tendrá los mismos vicios que tiene en el presente.
Con un poco menos de rigor podríamos convenir que el voto preferencial es un avance; pero en realidad no es una reforma sino apenas un paliativo para una enfermedad mucho más grave. Es un buen maquillaje para finalmente no cambiar demasiado.
Este maquillaje analizado hoy día en el Senado se encuentra, ciertamente, revestido de muy buenas intenciones. No obstante, de ese modo se mantendrá intacto el modelo de la partidocracia conocido como el gobierno de los partidos políticos que, por cierto, más bien deben denominarse organizaciones lícitas para robar, como en efecto lo demuestra el inmoral subsidio electoral que los lleva a acreditar en sus cuentas millones de dólares con cargo a los contribuyentes.
Si en verdad se desea cambiar las absurdas, ineficientes, esconde bandidos, costosas y corruptas listas sábanas habrá que hacer una genuina reforma devolviendo al pueblo lo que le pertenece; esto es, que el pueblo constituido por cada uno de los ciudadanos de este país elija a su representante en distritos electorales bajo el sistema uninominal. De lo contrario y aun con el voto preferencial discutido en estos momentos en el Senado se hará un maquillaje a algo que de por sí ya está suficientemente feo como repugnante como para intentar taparlo.
La alternativa al maquillaje electoral que se quiere llevar a cabo es la reforma cuyo cimiento es la libertad de elegir. La misma requiere de una legislación electoral por la que la gente elija por nombre y apellido a su representante, le conocerá y le pedirá rendición de cuentas.
La propuesta consiste en que cada representante debe ser electo en distritos electorales con acuerdo a una cantidad determinada de habitantes que, a la fecha, sería de setenta y cinco mil habitantes del total de la población de la determina circunscripción electoral. Esta es la única manera de evitar un nuevo maquillaje en el tan ansiado cambio en materia electoral.