¿Prensa imparcial?
A finales de octubre, la noticia principal bajo el título de "Salud" en la página en Internet de la BBC se titulaba "Aditivos alimenticios causan rabietas" y se refería a una "investigación llevada a cabo por la independiente Comisión de Alimentos." Se informaba que el estudio "sugiere" que los "aditivos en bocadillos populares pueden causar hiperactividad y rabietas en los niños pequeños." Sin embargo, la BBC estaba haciendo una prestidigitación, tal y como lo muestran los hechos.
Revisando quién es la Comisión de Alimentos, uno encuentra que ésta es una Organización No Gubernamental (ONG) que, entre otras causas, se opone a los alimentos modificados genéticamente. En el "estudio" se le dio a un grupo de niños alimentos con aditivos durante dos semanas, y luego se les dio la misma comida por otras dos semanas, pero ésta vez con un placebo en lugar de aditivos. Entonces se confiaba en el juicio subjetivo de los padres de familia sobre los cambios de comportamiento de los niños. Ya que no hay mención de lo contrario, uno se pregunta si los padres de familia sabían si los niños estaban siendo alimentados con el aditivo o con el placebo. Esto podría agravar el elemento subjetivo ya de por sí inherente en el "estudio."
Cualquiera que haya visto a adultos maniáticos y "tecnófobos" tratando de proteger a sus hijos de los peligros ocultos del ambiente sabrá por qué dichos niños tienen rabietas. No fue si no hasta las dos terceras partes de la nota de la BBC que se informó que las autoridades podrían cuestionar la validez científica del estudio, e incluso ahí, luego de un breve párrafo, los científicos citados sugirieron que si los padres están preocupados, deberían evitar darle alimentos con estos aditivos a sus hijos.
Uno podría preguntarse por qué medios de comunicación acreditados brindan historias de miedo basadas en estudios de méritos cuestionables. Si en el nombre de "cobertura balanceada" ellos consideran necesario reportar estos alegados descubrimientos, ¿deben darles una cobertura tan destacada de una manera que les brinda una legitimidad que no se merecen?
La historia de la BBC fue seguida por varias semanas de semi-histeria sobre los cancerígenos contenidos en las papas fritas y a la francesa. No hace falta decir que la policía de los alimentos de las ONG's le sacó todo el provecho que pudo. El 1° de octubre el New York Times empezó su historia diciendo "Los científicos han encontrado una pista a la reacción química que podría causar que las papas fritas, a la francesa y otros alimentos cocidos desarrollen altos niveles de una sustancia posiblemente cancerígena." Ahora se nos dice que los alimentos cocidos también podrían contener una "sustancia posiblemente cancerígena." Luego nos damos cuenta que "el potencial cancerígeno, acrilamida, se podría formar cuando un aminoácido natural, la esparagina, es calentado con ciertos azúcares como la glucosa." Esto incluiría la reacción no enzimática que se produce al dorar el pan cocido.
Habiendo leído un reporte pronto a ser publicado por distinguidos toxicólogos en donde descartan el peligro de la acrilamida en las dosis en que la consumimos, no hay necesidad de explorar el asunto de una amenaza real a la salud. Pero sí podemos cuestionar la cobertura periodística y el uso de ésta por parte de la policía de los alimentos.
La esparagina fue el primer aminoácido en ser identificado. Louis-Nicolas Vauquelin (1763-1829) y Pierre Jean Robiquet (1780-1840) aislaron la esparagina de los espárragos en 1806. La esparagina es uno de los 20 aminoácidos naturales que se encuentran en todas las proteínas. Como uno esperaría de los aminoácidos, la esparagina se puede encontrar en la mayoría de nuestros alimentos, como en granos (trigo y centeno), espinacas y otros vegetales. Estaremos en problemas el día que tratemos de evitar los aminoácidos.
A aquellos que creen que no existen genes en nuestros alimentos al menos que sean puestos ahí por científicos, ahora tendríamos que agregarles a los que quieren alimentos libres de aminoácidos, o al menos, no cocidos. Esperamos las advertencias sobre los peligros del pan cocido y freído. ¿Qué tal pan crudo o aire y agua sin destilar de cena para esta noche? ¡Pero tengan cuidado con ese oxígeno cancerígeno!
Traducido por Juan Carlos Hidalgo para Cato Institute.