El libro negro del comunismo: Una reflexión para la humanidad
Leonor Filardo comenta el libro de Stephane Courtois publicado en 1997, donde se calcula que las víctimas de los regímenes comunistas alcanzaron los 100 millones de personas.
Por Leonor Filardo
Es el título de un libro publicado en Paris en 1997 por Stéphane Courtois, director del Centro Nacional de Investigación francés y varios historiadores, especialistas en países comunistas. Su motivación surgió porque abrieron los archivos secretos de la Unión Soviética y consideraron que era un deber histórico informarle al mundo el horror de la verdad: el desarrollo sistemático del terror para ejecutar crímenes masivos. Se sintieron obligados moralmente honrar la memoria de victimas inocentes de una fuerza que trató de borrar los crímenes cometidos. En su reflexión argumentan que: Un historiador no debe dejar piedra que no voltee. Ningún factor, sea político, ideológico, o personal debe obstaculizarlo en buscar la verdad.
Distingue entre doctrina y práctica del comunismo. Desde el punto de vista de la filosofía política, plantea que tiene su origen en la República de Platón al introducir el ideal de la ciudad, donde nadie se corrompe por dinero o poder y prevalece la sabiduría, la razón y la justicia. Pero éste comunismo romántico no existe. El que prevalece no está en la esfera trascendental de las ideas. Es el comunismo sangriento que diariamente impone una represión generalizada, censura a todos los medios de comunicación; promueve el crimen, el terror y el ataque permanente a desidentes para controlar y mantenerse en el poder. El practicado por Lenin, Stalin, Mao, Ho Chi Minh, Castro y Pol Pot. Por ello decidieron investigar los crímenes de estos dictadores. Para ser objetivos desde el punto de vista histórico y moral, plantearon que dichos crímenes debían ser juzgados por el código universal de la ley natural de la humanidad, aplicado en el juicio del Tribunal de Nuremberg para juzgar los cometidos por los Nazis. Los estatutos del Tribunal en su artículo 6 tipifica tres clases de crímenes: contra la paz, la guerra y de lesa humanidad:
Entre los primeros destaca la planificación e iniciación de
una guerra de agresión contra la población local o internacional,
o una que viole los tratados internacionales o que conspire para llevar a
cabo cualquiera de los actos mencionados.
Entre los crímenes de guerra cita la violación de leyes por
el maltrato a residentes de un país, a presos políticos, asesinatos,
confiscación de la propiedad privada, destrucción sistemática
de las industrias, del poder descentralizado y de las ciudades.
Los crímenes de lesa humanidad abarcan actos inhumanos como los escuadrones oficiales que atacan a la población civil con gases, bombas lacrimógenas, asaltos, masacres, acusaciones sin pruebas, destrucción de la población por hambruna planificada, persecuciones raciales, religiosas y de clase. La hambruna planificada es un método típico mediante el cual controlan la producción e importación de alimentos para distribuirla según méritos individuales (solo para los que apoyan al régimen).
El otro método iniciado por Lenin y sus seguidores es la guerra de clases, en la que califican de enemigos a la clase media, que llaman burgueses. Su propósito es exterminarlos. Courtois lo califica de genocidio de clases, igual a lo que hicieron los Nazis con los judíos. Encontraron que los crímenes comunistas hasta la fecha de su investigación alcanzaron 100 millones, mucho más numerosos que los cometidos por los Nazis que llegaron a 25 millones. Pero mientras los Nazis fueron calificados como los más atroces de la humanidad y condenados en el juicio de Nuremberg, el comunismo logró legitimidad internacional, apoyo político e intelectual. Argumenta varias razones pero entre las más importantes están:
i) La fascinación platónica y utópica de la revolución, que sólo ha sido una farsa porque ha fracasado en países que la han practicado o pretenden llevarla a cab. ii) La victoria que tuvo la Unión Soviética sobre el Nazismo, que contribuyó a que fungieran de patriotas y le sirviera de mascara para apoderarse del poder de los países que fueron invadidos por los Nazis. iii) La fortaleza del aparato propagandístico mediante la cual compran a cualquier precio, a los más famosos para ensalzarlos. Por ello califica a algunos intelectuales y artistas, como prostitutas comunes que lo hacen solo por percibir fuertes sumas de dinero. iv) Inmortalizaron el holocausto porque les generaba dividendos al esconder sus propios crímenes con su propaganda antifacista. Courtois plantea que la historia no puede aislarse de principios fundamentales como el derecho a la vida, a la libertad, a la dignidad humana y el respeto a las reglas democráticas. Por ello reitera que el mundo civilizado tiene que condenarlos como hicieron con los Nazis, aplicando los principios de Nuremberg:
I) Cualquier persona que cometa actos que constituyan un crimen bajo las leyes internacionales será responsable y por consiguiente sujetos a castigo. II) El hecho de que las leyes internas no impongan castigo por un acto que constituya un crimen bajo las leyes internacionales, no exime a la persona que cometió el acto de su responsabilidad bajo las leyes internacionales. III) El hecho de que una persona que ha cometido un acto que constituye un crimen bajo las leyes internacionales sea Jefe del Estado o un oficial responsable del Gobierno no le exime de la responsabilidad bajo las leyes internacionales. IV) El hecho de que una persona actúe bajo las órdenes de su Gobierno o de un superior no le exime de la responsabilidad bajo las leyes internacionales, siempre que se demuestre que tenía posibilidad de actuar de otra forma.