México: El bioetanol más caro del mundo

Por Ricardo Medina Macías

¿Qué pasará si en México se establecen "estímulos" gubernamentales a la producción de etanol a partir de la caña de azúcar, sin una verdadera reforma energética y sin modificar las condiciones de improductividad por decreto que privan en la industria azucarera? Muy sencillo: Tiraremos miles de millones de pesos para producir el etanol más caro del mundo.

Es atemorizante el entusiasmo que manifiestan los líderes cañeros ante la perspectiva de utilizar en México la caña de azúcar para producir etanol. Contrasta con el escepticismo que expresan los dueños de los ingenios azucareros respecto del mismo sueño.

Los líderes cañeros advierten que el proyecto es factible siempre y cuando se garanticen estímulos gubernamentales —subsidios directos o indirectos— y se mantengan las actuales condiciones que obligan a los industriales a pagar por la caña un porcentaje superior al 50% del precio del azúcar en el mercado doméstico, precio que continua —por cierto— más de 150% por arriba del precio internacional del azúcar.

Si se hiciese realidad el proyecto de los líderes cañeros, México produciría el etanol más caro del mundo. Caro en costo de producción, caro para Pemex que sería el comprador forzoso y, por supuesto, caro para los consumidores y para los contribuyentes. Tan caro sería el bioetanol mexicano que el escandaloso caso del bioetanol estadounidense a partir de maíz parecería un pecadillo menor.

El gobierno de Estados Unidos subsidia con 52 centavos de dólar por galón la producción de etanol a partir de maíz. Tal subsidio en realidad es la mejor garantía de precios más altos para el maíz. No es una política ambiental sino un ingenioso mecanismo de proteccionismo agrícola, manipulación de precios en los mercados, despojo a los consumidores y pago de favores político-electorales en la más pura lógica mercantilista.

No sería extraño que en México, la poderosa Unión de Cañeros —y la Confederación Nacional Campesina, que es el pariente pobre— imaginen un mecanismo similar de subsidio "verde" que, sumado a los desastrosos convenios laborales y a la legislación aberrante que priva en la industria azucarera, junto con la garantía de un comprador forzoso para el etanol (el monopolio petrolero de Pemex), sería para ellos una nueva mina de ganancias inagotables.

Artículo de la Agencia Interamericana de Prensa Económica (AIPE)
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