Razones para que Princeton deje de asociarse con Woodrow Wilson
David Boaz dice que "Wilson presionó por la leyes de Espionaje y Sedición, que prácticamente ilegalizaron las críticas al gobierno, a las Fuerzas Armadas o al esfuerzo para la guerra. Más de 2.000 personas fueron perseguidas por estas leyes".
Por David Boaz
El candidato presidencial Ted Cruz, un graduado de Princeton, llama a los manifestantes de Princeton que desean que el nombre de Woodrow Wilson sea removido de la universidad “adolescentes engreídos que están asustados de una posición que pone en jaque su visión del mundo”.
Los manifestantes, liderados por la Black Justice League, están retando la omnipresencia de Wilson en el campus. Wilson fue presidente de Princeton antes de llegar a ser el gobernador de Nueva Jersey y finalmente presidente de EE.UU. Tanto la prestigiosa Escuela Woodrow Wilson de Asuntos Públicos e Internacionales como un complejo residencial, llevan su nombre.
Los manifestantes demandan que “la administración de la universidad reconozca públicamente el legado racista de Woodrow Wilson” y tome medidas para renombrar el dormitorio y la Escuela Wilson.
Cruz está de acuerdo con los manifestantes de que Wilson fue un “racista completo”. El volvió a segregar la fuerza laboral federal luego de los avances logrados durante la era de la Reconstrucción, y removió a los funcionarios afroamericanos. Esto no fue un accidente. En su libro de 1901, Una historia del pueblo americano (A History of the American People), él alabó al Ku Klux Klan por ayudar “a los hombres blancos del Sur” a librarse de “la carga intolerable de gobiernos mantenidos por los votos de los negros ignorantes”.
Pero la cuestión es esta: el racismo no es el único aspecto del carácter y de la carrera de Wilson que debería hacer que Princeton reconsidere honrarlo.
Más importante es que el Presidente Wilson lideró a EE.UU. a una guerra innecesaria y desastrosa. La Primera Guerra Mundial ha sido denominada “probablemente la peor catástrofe en la historia”. Ciertamente fue el peor error de política exterior de EE.UU. El involucramiento de los ingleses y de EE.UU. hicieron de un conflicto europeo un conflicto mundial. La guerra y sus consecuencias probablemente condujeron a la toma por parte de los comunistas de Rusia, al Nacional Socialismo en Alemania, a la Segunda Guerra Mundial y a la Guerra Fría.
Wilson desde hace mucho había abogado por un gobierno federal con un “poder incansable” y como presidente rápidamente expandió el poder federal. Presionó por la creación del Banco de la Reserva Federal, para centralizar el control sobre el dinero y el crédito.
Impuso el primer impuesto sobre la renta bajo la nueva Enmienda No. 16, y luego elevó marcadamente los impuestos. Él firmó la primera prohibición federal de las drogas.
Cuando la guerra empezó, la centralización se aceleró. El historiador Robert Higgs escribe que el gobierno “virtualmente nacionalizó la industria de transporte oceánico. Si nacionalizó las industrias de ferrocarriles, de telecomunicaciones, de telégrafo doméstico, y de cables telegráficos internacionales”. Notablemente, la Primera Guerra Mundial fue la primera guerra que fue combatida principalmente con soldados conscriptos, que constituían 72 por ciento de las Fuerzas Armadas.
Wilson presionó por la leyes de Espionaje y Sedición, que prácticamente ilegalizaron las críticas al gobierno, a las Fuerzas Armadas o al esfuerzo para la guerra. Más de 2.000 personas fueron perseguidas por estas leyes, incluyendo al candidato presidencial del Partido Socialista Eugene Debs, al congresista y editor Victor Berger, y Robert Goldstein, el productor de una película acerca de la Revolución Americana, “El Espíritu del ‘76” (“The Spirit of ‘76”), que fue acusada de perjudicar la reputación del gobierno inglés.
Y eso fue antes de que el Susto Rojo (“Red Scare”) y las notorias Redadas Palmer, ordenadas por al Fiscal General A. Mitchell Palmer en 1919-20. El sociólogo e historiador James W. Loewen escribió, “Ni antes ni desde esas campañas ha estado EE.UU. más cerca de convertirse en un estado policiaco”.
Una característica menos conocida del record de Wilson en cuanto a libertades civiles fue el intento de su gobierno de encontrar, atrapar y descargar marinos homosexuales en Newport, Rhode Island en 1919.
A Wilson le desagradaban los pesos y contrapesos, diciendo que el gobierno es un organismo viviente y “no hay cosa viviente que puede tener sus órganos apuntados unos en contra de otros como límites, y vivir”. Más de un siglo después de que Thomas Jefferson se negara a dar el discurso acerca del Estado de la Unión, llamándolo un “Discurso desde el trono”, Wilson retomó la práctica de hablar ante una sesión conjunta del Congreso.
Hay una razón por la que Ivan Eland calificó a Wilson como el último de todos los presidentes en cuanto a “paz, prosperidad y libertad” en su libro Volviendo a esculpir el Rushmore (Recarving Rushmore). Y esa es una razón suficiente para que una gran universidad esté avergonzada de ser asociada con él.
Este artículo fue publicado originalmente en el New York Post (EE.UU.) el 4 de diciembre de 2015.