No sacrifiquemos vidas de indios para salvar vidas de estadounidenses
Swaminathan S. Anklesaria Aiyar no encuentra una razón por la cual India debería ceder ante las presiones de Donald Trump de proveer hidroxicloroquina a EE.UU., cuando India necesita dicha medicina para usos comprobados como malaria y lupus.
Por Swaminathan S. Anklesaria Aiyar
De acuerdo al razonamiento del Presidente Trump, las vidas de estadounidenses son más valiosas que las de los indios, de manera que India debe dejar a algunos de sus ciudadanos morir para ayudar a los estadounidenses necesitados. Esa es la implicación detrás de la presión del Presidente Trump sobre el Primer Ministro de India Narendra Modi para proveer a EE.UU. con hidroxicloroquina (HCQ) o enfrentarse a sanciones. Trump cree —a pesar de la ausencia de pruebas clínicas que demuestren su eficacia— que esta medicina combatirá el COVID-19.
No obstante, sin importar cuál sea la eficacia de la medicina, no hay una explicación racional de por qué India debería ceder ante las demandas del Presidente Trump. En momentos en que la oferta está restringida, los países deberían priorizar sus propias necesidades de salud pública. Es hipócrita que Trump le dé prioridad a salvar vidas de estadounidenses mientras espera que Modi sacrifique las vidas de indios enviando a EE.UU. insumos médicos que India necesita.
COVID-19 llegó a India más tarde que a muchos países, posiblemente porque el país tiene relativamente pocos visitantes de China. Pero las facilidades para realizar pruebas en India son tan escasas que los datos oficiales acerca de las infecciones y las muertes es probable que tengan grandes subestimaciones. Los datos oficiales de India hasta el 27 de abril mostraban 29.974 casos confirmados y 937 muertes, y los números están escalando rápidamente todos los días.
El gobierno indio ordenó un cierre de las actividades no-esenciales hasta el 19 de abril, con un relajamiento gradual de las restricciones después de esa fecha. Pero en los barrios urbanos y aldeas pobres, hasta seis personas duermen en cada choza. La alta densidad poblacional en las habitaciones hace que el distanciamiento social sea difícil, sino imposible. Millones de trabajadores migrantes marchan hacia sus casas en las aldeas en grandes agrupaciones en las que el distanciamiento social es imposible de mantener, y los migrantes bien podrían estar llevando el virus desde las ciudades hacia los pueblos. El virus se está propagando rápido y muchos morirán.
Si la tasa de mortalidad de aquellos infectados no es más que el 1%, eso implica la cifra impresionante de siete millones de muertes solamente en India. Eso sería una tragedia de inmensas proporciones. Solo podemos esperar que el virus se propague lentamente debido a que hemos limitado mucho los visitantes extranjeros, tuvimos un cierre anticipado, y la posibilidad —todavía no comprobada de manera científica— de que el virus pierda potencia conforme la temperatura aumente durante el verano de India.
En respuesta al peligro de que los indios podrían no tener las medicinas que necesitan para combatir el COVID-19 y otras amenazas, Modi impuso restricciones temporales a la exportación de ciertas medicinas, incluyendo la HCQ. Si, India tiene fuertes tendencias proteccionistas que obstaculizan el libre comercio, pero en este caso, esto fue provocado por una escasez repentina de los ingredientes de la medicina provenientes de China y luego del cierre de Wuhan. Una empresa china admitió que elevó su precio de los ingredientes en un 375 por ciento. El fabricante más importante en India de HCQ, Zydus Cadila, dice que los precios de la materia prima han aumentado en un 10 a 20 por ciento. De manera que la estrategia de Trump de presentar a la medicina como una cura milagrosa para el COVID-19 inadvertidamente elevó considerablemente el costo del tratamiento para aquellos que sufren de malaria y lupus, enfermedades para las cuales la medicina ha demostrado ser un tratamiento eficaz. Esta es una tragedia envuelta en farsa. Para un país que importa 70 por ciento de sus insumos farmacéuticos de China, esto, más los propios cierres de India, obligaron a algunas fábricas farmacéuticas a cerrar o reducir la producción.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que India tiene 15 millones de casos de malaria y 20.000 muertes por malaria al año. Las estimaciones indias oficiales son mucho más bajas, pero sin duda, la malaria es una importante causa de muerte. India necesita una oferta abundante de HCQ para combatir la malaria y las múltiples enfermedades auto-inmunes que se sabe que la medicina puede tratar. Debido a que no existe una evidencia médica firme que demuestre que HCQ es eficaz en contra del COVID-19, sería sumamente irresponsable desviar esta medicina escasa desde usos comprobados hacia uno no comprobado. De hecho, una prueba reciente mostró que la medicina no solo era ineficaz, sino que de hecho podía ser perjudicial —en el estudio, la tasa de mortalidad era más alta entre aquellos pacientes que estaban recibiendo la medicina. Esto ilustra lo disparatada que fue la presión de Trump, y lo irracional que fue de parte de Modi ceder ante la cuestión y levantar los controles de exportaciones que él creía que asegurarían una oferta suficiente para los indios.
Incluso si se demostrara que la HCQ funciona para combatir el COVID-19, India tiene una población de 1.300 millones de personas, cuatro veces aquella de EE.UU., y por lo tanto necesita más equipos e insumos médicos. Trump ha utilizado la Ley de Defensa de la Producción para restringir la exportación de las muy demandadas mascarillas de 3M, un fabricantes estadounidense. Difícilmente puede objetar que India siga una estrategia similar. Fue moralmente inaceptable —por no decir hipócrita— que Trump amenace a India con sanciones si no acordaba exportar la medicina a EE.UU. No es probable que Trump hubiese hecho una concesión similar si los papeles fuesen revertidos y si India hubiese demandado que EE.UU. exporte una medicina específica o se enfrente a sanciones. Desafortunadamente, Modi no tuvo la espina dorsal para mantenerse firme ante la presión.
La política exterior implica usar la capacidad política de manera sabia. EE.UU. requiere de una alianza sólida con India. Esto no puede lograrse obligando a India a desviar medicinas necesitadas por sus propios ciudadanos que mueren de malaria y lupus, y enviarlas a EE.UU. para satisfacer una dudosa moda de Trump, que ahora ha sido expuesta como un gran error.
India debe hacer lo mejor que puede para garantizar que tiene suficiente medicina y equipos para enfrentar una posible tragedia gigantesca. Ha prevalecido mediante los esfuerzos de muchos fabricantes indios que aumentaron considerablemente su producción de kits de pruebas para el COVID-19, sin importar las presiones de política exterior. Aún así, India no debe permitir que estos controles temporales de exportaciones, que se pretende que duren lo mismo que la emergencia de salud pública, se conviertan en una excusa para el comportamiento proteccionista en el futuro.
Este artículo fue publicado originalmente en Ink Stick el 1 de mayo de 2020.