Navegando el laberinto de la prohibición del maíz genéticamente modificado en México

Gabriella Beaumont‐​Smith dice que la prohibición de maíz genéticamente modificado para el consumo humano podría perjudicar a los consumidores mexicanos y productores estadounidenses, sin que exista un fundamento científico del riesgo para el consumo humano.

Por Gabriella Beaumont-Smith

En diciembre de 2020, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), promulgó un decreto que prohíbe el maíz genéticamente modificado (GM) para el consumo humano. México es el tercer socio comercial de Estados Unidos en productos agrícolas y el segundo mercado de exportación de maíz estadounidense. La prohibición preocupa a muchos agricultores de maíz estadounidenses, ya que más del 90 por ciento del maíz estadounidense está modificado genéticamente.

El decreto original era muy vago y creó incertidumbre en torno a la definición de "para consumo humano". En febrero de 2023, AMLO modificó el decreto, pero la versión actualizada no aclara mucho.

El nuevo decreto establece explícitamente que el maíz transgénico para consumo humano a través de la "nixtamalización" (un proceso tradicional de preparación del maíz) o la producción de harina para masa y tortillas está prohibido. Sin embargo, no queda claro si el maíz transgénico utilizado como alimento para animales y para usos industriales destinados a la alimentación humana se vería afectado por la prohibición. El uso de maíz modificado genéticamente para estos fines no se prohíbe explícitamente: el decreto actualizado sólo establece que el maíz modificado genéticamente utilizado como alimento animal y en productos destinados a la alimentación humana debe sustituirse gradualmente.

Dado que la legislación mexicana ya exige permisos para el uso de maíz transgénico, el decreto establece que los organismos que administran los permisos para la liberación de semillas de maíz transgénico y de maíz transgénico para consumo humano deben revocar los permisos y abstenerse de conceder otros nuevos. Sin embargo, el decreto no aclara ni garantiza que los permisos concedidos para el maíz transgénico utilizado como alimento animal o para usos industriales destinados a la alimentación humana no vayan a ser revocados o concedidos en el futuro.

Aunque el decreto está destinado al uso de maíz transgénico para tortillas, la mayoría de las tortillas se elaboran con maíz blanco no transgénico que ya es abastecido principalmente por la producción mexicana. Sin embargo, la producción mexicana no puede satisfacer completamente la demanda. No obstante, en junio de 2023, México anunció que aplicaría temporalmente un arancel del 50% a las importaciones de maíz blanco, que se suspendió inicialmente el año pasado para ayudar a aliviar las presiones inflacionistas.

Lo que complica las cosas es que la prohibición del maíz transgénico y la aplicación de estos aranceles es probablemente ilegal en virtud del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA). La prohibición podría violar los capítulos de agricultura y de medidas sanitarias y fitosanitarias (MSF), mientras que los aranceles podrían violar el capítulo de trato nacional y acceso al mercado de bienes.

El capítulo de agricultura establece específicamente disposiciones sobre biotecnología agrícola. Éstas no se incluyeron en el predecesor del USMCA, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y probablemente se añadieron al USMCA dados los problemas en torno a la biotecnología agrícola y el comercio con México. México ha estado inactivo en las solicitudes de biotecnología de alimentos y productos alimenticios desde mayo de 2018, y en 2019 cesó y rechazó las solicitudes de semillas de algodón genéticamente modificadas, citando el principio de precaución. Este principio dicta que se deben tomar medidas antes de que haya necesariamente una prueba científica completa del riesgo. De hecho, el principio está codificado en el USMCA y establece que solo se pueden tomar medidas provisionales para mitigar el riesgo para la vida o la salud humana, animal o vegetal cuando la prueba científica del riesgo sea insuficiente.

Además, el acuerdo comercial incluye específicamente disposiciones para normas que estén "basadas en la ciencia". El gobierno mexicano no ha aportado ninguna prueba científica de que el maíz transgénico suponga un riesgo para la vida o la salud humana, animal o vegetal, y no puede argumentar legítimamente que las pruebas científicas sobre la seguridad del maíz transgénico son insuficientes. El razonamiento de México para la prohibición es "alcanzar la autosuficiencia y la soberanía alimentaria", por lo que aparentemente es un pretexto para un plan proteccionista para mantener fuera el maíz estadounidense y apuntalar la producción de maíz mexicano.

Algunos incluso afirman que las medidas de México contra el maíz transgénico son una represalia contra las fuertes subvenciones del gobierno estadounidense a la producción nacional de maíz, sobre todo desde que México eliminó la mayoría de las subvenciones directas a su sector agrícola cuando se adhirió al TLCAN.

Estados Unidos y México intentaron celebrar consultas formales para resolver las diferencias sobre la prohibición, pero las conversaciones fracasaron, por lo que la Representante Comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, anunció el establecimiento de un panel de solución de diferencias en el marco del USMCA, en agosto de 2023. Queda por ver la decisión de este panel de terceros. Mientras tanto, los agricultores mexicanos, los agricultores estadounidenses, otras empresas y los consumidores se enfrentan a la incertidumbre sobre cómo afectará este decreto a su futuro, lo que sin duda tendrá consecuencias para el comercio entre Estados Unidos y México.

Cuanto más tiempo pase sin que se resuelva este asunto, no sólo perderán los mexicanos y los estadounidenses, sino que las perturbaciones del comercio norteamericano costarán también a los canadienses. Pasar por alto importantes normas comerciales sólo sirve para crear agitación, al tiempo que aporta poco (o ningún) valor nuevo a los mexicanos.

Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (Estados Unidos) el 20 de octubre de 2023.