Nancy Pelosi quiere complicar las cosas para los principales empleadores
Ryan Bourne considera que la propuesta de Nancy Pelosi de instaurar licencias pagadas por enfermedad, emergencias y por maternidad/paternidad cargaría con nuevas regulaciones laborales a las empresas en el peor momento posible.
Por Ryan Bourne
Los liberales pueden estar en desacuerdo acerca de la respuesta económica correcta al coronavirus. Es un área gris –con dificultades para evaluar en dónde deben terminar las intervenciones en nombre de los “bienes públicos”, a la luz de una pandemia y la falta de asegurarnos en contra de ella; y dónde comienzan los rescates negligentes que distorsionan el mercado. Pero todos podemos estar de acuerdo en una cosa: ahora es el peor momento posible para cargar con nuevas regulaciones laborales a las empresas.
Sin embargo, eso es lo que los Demócratas quieren hacer para muchos de los empleadores en los sectores de servicios más grandes de EE.UU. Ante las críticas del New York Times al Congreso por fracasar en la negociación de licencias pagadas por enfermedad, para empresas con más de 500 trabajadores, la líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, respondió:
“No apoyo que el dinero de los contribuyentes de EE.UU. se utilice como subsidio para que las corporaciones ofrezcan beneficios a empleados que ya deberían estar ofreciendo. Los Demócratas de la Cámara continuaremos dando prioridad a políticas sólidas de licencias por emergencia, mientras luchamos por poner a las #FamiliasPrimero…Los grandes empleadores y corporaciones deben dar un paso al frente y ofrecer a sus trabajadores licencias pagadas por enfermedad, por maternidad/paternidad, y por cuestiones médicas. Tanto ahora, mientras luchamos contra el #coronavirus, como en los próximos años. #COVID – 19”.
En tiempos normales ya existen muchos inconvenientes de tener mandatos de licencias por enfermedad. En el largo plazo, se espera que los empleadores se ajusten a este mandato reduciendo los salarios u otros beneficios, de forma que las compensaciones del trabajador permanezcan constantes. En la realidad del corto plazo, cuando los salarios son más rígidos, incentivan recortes de personal y de horas laborales, como lo muestran Aaron Yelowitz y Michael Saltsman aquí.
Por lo tanto, abogar por ese mandato cuando las empresas del sector de servicios están viendo contracciones en la demanda, e interrupciones en sus cadenas de suministro, parece completamente destructivo. Pelosi, en efecto, dice que los costos totales de corto plazo de desalentar la propagación del virus a través del aislamiento de los empleados enfermos corran a cargo de las grandes empresas, y no de los contribuyentes. Es difícil pensar en una forma más rápida de convertir lo que es (ojalá) un shock temporal para las empresas, en un problema de desempleo.
Esto es particularmente cierto cuando nos fijamos en las grandes empresas que se verían afectadas. Sí, Walmart verá que su demanda en gran medida se mantendrá. Algunos restaurantes efectivamente cambiarán a hacer entregas a domicilio. Pero los principales empleadores que actualmente no están cubiertos incluyen compañías como Subway, Marriott, Holiday Inn, IKEA, Olive Garden y Nordstrom (véase el gráfico a continuación), los cuales verán grandes caídas en su ingreso a medida que aumente el distanciamiento social voluntario y obligatorio. Las industrias de alimentos y hotelería, en particular, operan con márgenes de ganancia muy bajos. Aumentar su base de costos a través de estos mandatos podría poner a algunos en graves problemas.
Idealmente no tendríamos leyes que se aplican de forma diferente a empresas pequeñas y grandes. Si las licencias pagadas por enfermedad para los empleados de pequeñas empresas se consideran tan esenciales por cuestiones de salud pública, que deben ser cubiertas por el gobierno federal, entonces no tiene mucho sentido argumentar que las grandes empresas tienen que financiarse a sí mismos. Particularmente cuando las consecuencias podrían ser una serie de despidos en empresas que, de por sí, ya están luchando hoy.