México: Un carísimo sistema electoral
Sergio Sarmiento explica que en el año 2010, a pesar de que no habrán elecciones, el Institute Federal Electoral de México gastará 6.215 millones de pesos. Sarmiento dice que se ha creado "un monstruo burocrático".
Por Sergio Sarmiento
Aun cuando en el 2010 no habrá elecciones federales, el Instituto Federal Electoral (IFE) está pidiendo un presupuesto de 9.239 millones de pesos para ese año. De esta enorme cantidad, 6.215 millones serían gastados por el IFE mientras que más de tres mil millones se repartirían entre los partidos políticos.
El IFE dice que este presupuesto es una reducción de su gasto de más de 12.800 millones de pesos del 2009. Pero omite señalar que en el 2009 hubo elecciones federales y en el 2010 no habrá ninguna. La verdad es que hemos creado un monstruo burocrático y político que vive de sangrar a un país pobre que debería usar estos recursos para algo más productivo.
Estos costos son solamente los oficiales. Además hay mucho dinero que entra a las campañas de manera subrepticia y a veces francamente ilegal. Los gobiernos aportan dinero a los partidos de los que han surgido, pero no lo reconocen. Además está el enorme costo real de los 32 millones de spots de radio y televisión que se emitieron durante la campaña. Los funcionarios del IFE y los políticos nos dicen que son gratuitos, pero no hay nada gratis en el mundo. El costo real de estos spots fácilmente duplica el costo formal de la elección.
Tenemos ya los comicios que más cuestan a los contribuyentes en cualquier lugar del mundo. Hay elecciones más caras, como las estadounidenses, pero los costos los pagan los involucrados a través de aportaciones privadas. Hay otros comicios que se pagan con dinero del erario, como ocurre en muchos países de Europa, pero los costos son infinitamente menores a los nuestros. Nuestros políticos nos han dado lo peor de los mundos: un sistema financiado por los contribuyentes, pero con costos similares a los de países con sistema privado.
El IFE ha defendido su gasto en el pasado afirmando que una parte importante de éste se dedica al mantenimiento del padrón electoral y de la credencial de elector, que se cuentan entre los más caros del mundo. Con el surgimiento de una nueva identificación oficial para los mexicanos, que está en la ley desde hace décadas pero que apenas ahora ha aprobado el gobierno federal, se hará innecesaria incluso la credencial de elector, que ha llenado la necesidad de contar con una identificación oficial reconocida en todo el país. El IFE se está oponiendo a que la Secretaría de Gobernación ponga en marcha el proyecto de la nueva cédula de identidad porque no quiere perder la enorme cantidad de dinero que ha manejado para la credencial de elector, la cual tiene la desventaja como identificación nacional que se deja de emitir en tiempos electorales.
Ni siquiera los países más ricos se darían el lujo de tener un sistema electoral tan caro e ineficiente como el mexicano. El que lo tengamos nosotros, el que podamos gastar 9 mil millones de pesos, mucho más que cualquier otro país en años electorales, en un año sin elecciones, nos revela que hay algo fundamentalmente perverso en el sistema político mexicano.
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