México: Pemex sin Pemex
Sergio Sarmiento dice que la decisión de vender gasolina a EE.UU. es buena pero que el hecho de hacerlo bajo otro nombre sin promover la marca de la empresa revela la miopía de la petrolera estatal.
Por Sergio Sarmiento
Me encuentro en el periódico El Universal con la noticia de que ya se podrá comprar gasolina Pemex en EE.UU. De inmediato pienso que ésta es una buena nueva. Los consumidores mexicanos en la Unión Americana son muy leales a las marcas que conocieron en nuestro país. Por otra parte, si Petróleos de Venezuela, PDVSA, puede tener una cadena de estaciones de gasolina en EE.UU., Citgo, ¿por qué no Pemex?
Ahora sí, pienso, Petróleos Mexicanos empieza a mostrar la visión de negocios que debe tener una empresa de clase mundial. Al parecer se está dejando atrás ese dinosaurio paraestatal en el que las ideas se ven ahogadas por el exceso de burocracia. Pero no. Cuando leo con cuidado y completa la nota me doy cuenta de que la marca Pemex en gasolina la va a ofrecer otra empresa, llamada Intermix, con sede en las islas Caimán, y no la mexicana Pemex.
Efectivamente, Petróleos Mexicanos no sólo no está pensando aprovechar su reconocimiento de marca en EE.UU. sino que nunca ha registrado la marca Pemex en el mayor mercado del mundo. Una nota publicada en el periódico El Universal cita a funcionarios de Pemex, que no dan a conocer su nombre, que explican que nunca se registró el nombre porque la empresa no tiene intención de vender gasolina al menudeo en el mercado de EE.UU.
Ahí radica, por supuesto, la miopía del caso. Las grandes empresas del mundo se han dado cuenta desde hace mucho tiempo que la marca es uno de los mayores activos que puedan tener. Por eso las registran y las protegen en todos los países del mundo, incluso en aquellos en los que no tienen operaciones o en los que no las piensan tener. Lo peor que puede hacer una empresa es dejar abandonado el activo más importante con el que cuenta, que es su marca, para que la aproveche el primer listo que surja por ahí.
La firma Intermix piensa vender el nombre de Pemex a franquicias que vendan gasolina en la Unión Americana. La decisión es inteligente. Millones de mexicanos que viven en EE.UU. conocen la marca y le tienen confianza. Muchos buscan en su consumo favorecer a empresas de su México lejano y querido. Independientemente de la calidad o el precio de su gasolina, los franquicitarios tendrán un arranque más fácil que el de cualquier otra cadena, especialmente en estados como California, Texas o Illinois donde hay una gran población mexicana.
La desidia que ha hecho que Petróleos Mexicanos no proteja el nombre Pemex en EE.UU. nos revela una de las razones por las que las empresas gubernamentales suelen ser ineficientes. En una empresa privada esta omisión habría llevado a sanciones muy serias o incluso a la destitución de quien hubiera cometido la omisión. En Pemex, sin embargo, nada pasará. Los altos directivos de todas formas son cambiados con frecuencia por razones políticas que no tienen nada que ver con la operación de la empresa, mientras que el personal de planta no puede ser despedido aun cuando provoque pérdidas multimillonarias al patrimonio de la empresa.
Quienes realmente salimos afectados somos los dueños de Pemex, los ciudadanos mexicanos. Desafortunadamente, nuestros intereses son los últimos que toman en cuenta los responsables de dirigir la empresa.
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