México: No se puede

por Roberto Salinas-León y Adolfo Gutiérrez Chávez

Roberto Salinas León es presidente del Mexico Business Forum.

Adolfo Gutiérrez es analista económico.

El principal reto de México es reformar las instituciones para facilitar el trabajo, y neutralizar los destructores efectos de la sobreregulación, la incompetencia burocrática y el rentismo. El afán de regular la vida económica acaba por obstaculizar el progreso, a la vez que desincentiva proyectos que podrían ser rentables, generadores de empleo.

Por Roberto Salinas-León y Adolfo Gutiérrez Chávez

Adolfo Gutiérrez es analista económico.

El principal reto de México es reformar las instituciones para facilitar el trabajo, y neutralizar los destructores efectos de la sobreregulación, la incompetencia burocrática y el rentismo. El afán de regular la vida económica acaba por obstaculizar el progreso, a la vez que desincentiva proyectos que podrían ser rentables, generadores de empleo.

Este es el triste caso de una pequeña empresa exportadora llamada Agromarinos, la cual está al borde de la quiebra, porque un burócrata nalgón y negligente en la Secretaria de Salud ha decidido, arbitrariamente, ahogar a la entidad en papeleo, el "venga mañana" y el clásico "no se puede". щsta es la historia de cómo no hacer las cosas, cómo matar inversión, matar empleo, impulsar a los mexicanos a tomar medidas desesperadas. Es una triste historia de tramitología.

El mercado de exportaciones de almejas y ostiones (moluscos bivalvos) hacia EU fue cerrado por la Federal Drug Administration (FDA), por incumplimiento administrativo por parte del gobierno mexicano. En 1998 venció un Memorando de Entendimiento que regulaba la acuacultura de moluscos bivalvos para su exportación al norte de la frontera. Después de múltiples prórrogas solicitadas a la FDA, el gobierno no pudo (o no quiso), en tres años, concretar su tarea administrativa. Por ello, a principios de este año, la FDA envió un ultimátum indicando claramente la fecha límite para que la Secretaría de Salud presentara por escrito las correcciones al memorando, tales que cumplieran con el programa estadounidense.

Se venció el plazo. La flamante Secretaría de Salud no cumplió, y la frontera se ha tenido que cerrar a la exportación de moluscos bivalvos frescos -a pesar de la disposición de la FDA de ayudar para que el gobierno cumpla con los requisitos de salud para poder exportar este producto nuestra "hueva" burocrática, sin embargo, ha predominado.

Existen varias empresas dedicadas al cultivo de estos moluscos. Pero sólo una de ellas, Agromarinos SA, está debidamente certificada por la FDA -sus granjas acuícolas, técnicos, laboratorios, y plantas de empaque. La única persona certificada por la FDA, para coordinar el programa, fue destituida de su cargo -a pesar de gozar de toda la confianza de la autoridad estadounidense. Salud ha planteado la capacitación de toda una plantilla para reemplazar a esta técnica, lo cual implica un costo de 100,000 dólares -y el gobierno exige que sean los productores quienes financien esta factura.

En resumen, tenemos lo siguiente: por un lado, un mercado rentable, con demanda comprobada, oportunidad de comerciar con nuestros vecinos, generando empleos y divisas para el país. Por otro lado, la incapacidad de un gobierno para permitir que transacciones entre países puedan llevarse a cabo. Y una única empresa mexicana exportadora capaz de satisfacer el mercado, con un gran producto que cumple con las más estrictas normas, al borde de la quiebra por el cierre de la frontera. El costo a la fecha equivale a más de 200 empleos perdidos y pérdidas financieras de un millón de dólares -gracias a la tramitología de burócratas nalgones que no dejan trabajar.

Es el colmo de la tramitología. Este es sólo un ejemplo; pero como esta industria existen muchas que, debido a los altos costos de transacción impuestos por el gobierno, no pueden generar capital, no pueden salir adelante. Antes de poder competir con productores de otros países, los productores mexicanos deben vencer las trabas que su propio gobierno les impone. Ante un sistema así, la teoría de la ventaja comparativa o cualquier otra como ventaja natural por dotación de recursos o de especialización técnica se extingue.

Vaya, David Ricardo difícilmente habría imaginado la eficacia de nuestra burocracia para impedir la creación de riqueza. El soborno y la corrupción se vuelven instrumentos necesarios para sobrevivir. Fox dice que tenemos que trabajar más, invertir más. Pero el problema es que el gobierno deje trabajar, deje invertir. La carga tramitológica, como nos demuestra este caso, discrimina contra el pequeño productor. Así, de plano, no se puede.