Más que un ping pong: la economía y el dólar

Víctor Pavón considera que no hay que sobrevalorar las multimillonarias reservas internacionales dado que Paraguay es una economía que continúa dependiendo del clima, la naturaleza y el suelo y que el gobierno pretende estimular el crecimiento vía el endeudamiento público.

Por Víctor Pavón

El presidente del Banco Central del Paraguay (BCP), José Cantero, esbozó en su artículo recientemente publicado Ping-pong: la economía y el dólar acerca de la coyuntura de la moneda estadounidense y la economía, comparando las reservas internacionales y la depreciación de la moneda nacional, el guaraní, desde el año 2015 al presente.

Mencionó que las reservas internacionales cayeron en aquel año en el orden de dólares 600 millones, cuando que en este 2018 la caída de las reservas llegó a apenas a 121 millones. La depreciación del guaraní en el 2015 fue del 25 por ciento, la inflación del 3 por ciento y este año la depreciación de nuestra moneda llega al 8 por ciento, previéndose una inflación del 3,8 por ciento, compatible éste último dato con el objetivo de la banca central.

Nuestro país tiene capacidad de resistencia para asimilar choques externos; las reservas internacionales de dólares 6.800 en el 2015 subieron a 7.850 millones en el presente año, afirmó en su artículo el presidente del BCP. Se infiere y se comprende que la cabeza del órgano rector que participa en la formulación de la política monetaria, crediticia y cambiaría se muestre confiado, emitiendo una señal positiva y de tranquilidad a los mercados.

Sin embargo, la cuestión de la economía y el dólar es más que un ping-pong expuesto a las reservas internacionales. La realidad es que el escenario económico no resulta precisamente tan halagüeño para el país. Y si bien Paraguay se ha venido destacando en los últimos años como la economía de mayor crecimiento en la región, sobrevalorar las multimillonarias reservas internacionales, como lo hace el presidente del BCP, no es ni será suficiente para lo que se viene y el país requiere.

Nuestra economía sigue dependiente de la naturaleza, del clima y el suelo. La diversificación productiva de Paraguay coloca a la agricultura y a la ganadería en el orden del 25 por ciento en la contribución del PIB. El precio internacional de los commodities señala el buen o el mal año económico.

Resulta preocupante, por otra parte, que el gobierno de Mario Abdo Benítez se muestre decidido a seguir estimulando la inversión mediante el endeudamiento, una decisión errónea si se pretende contar con una economía pujante desde la oferta de la iniciativa empresarial.

No se hace mención a las reformas para promover el ahorro y la inversión privada como tampoco se ha tomado nota de la notable disminución de los ingresos tributarios en los últimos cuatro meses de este año, lo que indica que el Presupuesto de Gastos de la Nación 2019 deberá inexorablemente aprobarse de plena austeridad y los políticos ni deben intentar violar la ley de responsabilidad fiscal.

De lo que ni el presidente del BCP ni el gobierno de Mario Abdo Benítez pueden desconsiderar es la realidad de una economía como la nuestra expuesta a shocks externos y que no habrá suficiente reserva internacional que amortigüe sus efectos sin un sólido crecimiento desde adentro. 

El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) esperado para este año es del 4 por ciento, lo que es exiguo para un país que necesita crecer por lo menos durante treinta años seguidos entre el 7 y el 10 por ciento anual para tocar el desarrollo.