Más inflación
Juan Ramón Rallo dice que como el Banco Central Europeo continúa con tipos de interés atados al 0%, la depreciación del euro se agudizará.
Por Juan Ramón Rallo
El dato de inflación en EE.UU. que conocimos ayer ha vuelto a batir las expectativas… para mal. Al igual que ocurriera con el IPC de mayo, los mercados esperaban una clara señal de que ya habíamos tocado techo y de que, en consecuencia, la inflación estaba comenzando a remitir. Pero esa señal no sólo no ha llegado, sino que ha ido en la dirección opuesta: la tasa de variación interanual del IPC general se elevó en junio desde el 8,6% hasta el 9,1%, cuando los mercados confiaban en que sólo subiera hasta el 8,8%. La tasa de variación intermensual del IPC general fue del 1,3%, un ritmo que, de mantenerse constante durante los próximos doce meses, equivaldría a una inflación interanual del 16,7%. Pero acaso lo peor sea que la inflación subyacente, aquélla que excluye los precios de la energía y de los alimentos, creció intermensualmente en un 0,7%, lo que equivaldría a una tasa anualizada del 8,7%. Dicho de otra forma, la inflación está cada vez más enquistada en la economía estadounidense.
El dato ha sido especialmente decepcionante porque en junio se produjo un abaratamiento del 10% en el precio del petróleo y, en general, del conjunto de materias primas, por tanto, se confiaba en que hubiese un cierto alivio. Pero no. ¿Y qué viene ahora? Pues lo que viene son nuevas subidas de tipos de interés en EE.UU., probablemente entre el 0,75% y el 1% durante este mes. Ayer mismo, el banco central de Canadá incrementó sus tipos desde el 1,5% al 2,5%. En la Eurozona, sin embargo, seguimos con los tipos atados al 0%. Se nos ha dicho que en julio los subirán hasta el 0,25%, pero comparándolo con lo que sucede al otro lado del Charco, nuestros niveles siguen siendo deplorables.
El diferencial de tipos de interés parece que cada vez va a ser mayor y, con ello, la depreciación del euro (que el lunes registró por primera vez en 20 años su paridad respecto al dólar) se agudizará. Y si se agudiza la depreciación del euro continuaremos importando inflación del resto del mundo. Por consiguiente, el escenario global de la inflación se recalentó en junio.
Probablemente en julio sí se aprecie un cierto alivio, dado que el precio de los carburantes en EE.UU. ha empezado a bajar, pero no nos confundamos: para llegar al objetivo a medio plazo de inflación, el 2%, todavía queda un largo recorrido. Y eso implica más tiempo de política monetaria y fiscal contractiva; es decir, más riesgo de recesión.
Este artículo fue publicado originalmente en La Razón (España) el 13 de julio de 2022.