Mars Rover: Fantástico, pero demasiado costoso

Gene Healy afirma que "El sentido común dicta que si vamos a gastar dinero de los contribuyentes en investigaciones científicas, es mejor invertirlo en lo que pueda beneficiar a los seres humanos. Gastamos casi tres veces más en 'puentes interplanetarios a ningún lado' que en la investigación del cáncer".

Por Gene Healy

Con un costo de $2.500 millones (y contando), el Curiosity rover es uno de los proyectos más costosos en la historia de la NASA. Lograr que aterrice fue un reto de ingeniería sin precedentes: Tomar un vehículo el doble de largo y cinco veces más pesado que sus predecesores y desacelerarlo de 13.200 millas por hora para que tenga un suave aterrizaje en el lapso de siete minutos.

Por lo tanto, fue una gran hazaña la que acaba de lograr la NASA y definitivamente generará muchos videos increíbles.

Y, sin embargo, Houston —y Washington— tenemos un problema. Para fines de este año, según advierte la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés), la deuda federal alcanzará el 70 por ciento del PIB, cercano al alto porcentaje post Segunda Guerra Mundial. En 25 años, la CBO estima, que los programas de salud y de jubilación consumirán una parte tan grande de la economía, como la que consume el gobierno federal hoy en día.

Es por eso que no podemos tener cosas "fantásticas".

Es cierto que el presupuesto de $18.000 millones de la NASA para 2012 no es, por sí solo, lo que se interpone entre nosotros y nuestro día de ajuste de cuentas fiscales. Pero la aterradora hoja de balances del gobierno federal es un argumento a favor de eliminar cada rubro que no sea esencial. La misión del Cusiosity es realizar pruebas en el suelo marciano en busca de vida microbiana. Si está ahí, dice James Green de la NASA, entonces tendremos que "reconsiderar nuestro lugar en el universo". Juzgue ese debate.

Ayudarnos a "reconsiderar nuestro lugar en el universo" no es, en mi opinión, una de las funciones esenciales del gobierno federal.

El sentido común dicta que si vamos a gastar dinero de los contribuyentes en investigaciones científicas, es mejor invertirlo en lo que pueda beneficiar a los seres humanos. Gastamos casi tres veces más en "puentes interplanetarios a ningún lado" que en la investigación del cáncer.

Los beneficios que obtiene el contribuyente estadounidense de la búsqueda de la NASA de nuevas fronteras son, como afirma el economista y ex investigador de la NASA Robin Hanson, "en gran medida como las pirámides... Prestigio nacional y ser parte de la historia".

Cosas maravillosas, sin duda, pero son bienes de lujo en una época de austeridad.

Este artículo fue publicado originalmente en USA Today (EE.UU.) el 7 de agosto de 2012.