Los recursos son más abundantes que nunca y esto se debe a las personas

Marian Tupy y Gale Pooley demuestran que el crecimiento poblacional, lejos de hacer más aguda la escasez de los recursos naturales, está asociado con que estos sean cada vez más abundantes.

Por Marian L. Tupy y Gale L. Pooley

Nuestra investigación acerca de la abundancia relativa de recursos empezó cuando observamos al actualizar la famosa apuesta entre el economista optimista de la Universidad de Maryland Julian Simon (1932-1998) y tres académicos neo-maltusianos: el biólogo de la Universidad de Stanford Paul Ehrlich; el ecologista de la Universidad de California en Berkeley John Harte; y el científico de la Universidad de California que luego sería director de la Oficina de la Casa Blanca para Ciencia y Tecnología durante la administración de Barack Obama, John P. Holdren. [1]

El grupo de Ehrlich apostó $200 cada uno sobre cinco metales: cromo, cobre, níquel, estaño y tungsteno. Luego firmaron un contrato a futuro que estipulaba que Simon vendería estas mismas cantidades de metal al grupo de Ehrlich por el mismo precio dentro de diez años. Dado que el precio es un reflejo de la escasez, si el crecimiento de la población hacía que estos metales sean más escasos, Simon pagaría, pero si se volvían más abundantes, y por lo tanto más baratos, Ehrlich pagaría. La apuesta duraría desde el 29 de septiembre de 1980 hasta el 29 de septiembre de 1990.  

Entre 1980 y 1990, la población mundial aumentó de 4.400 millones a 5.300 millones de personas, o en un 20,5 por ciento. Aún así el precio de la canasta de los cinco metales casi no se movió, aumentando en términos nominales de $1.000 a 1.003,93, o en un 0,4 por ciento. Dado que la inflación llegó a 57,4 por ciento, los cinco metales se volvieron más baratos en términos reales. En octubre de 1990, Ehrlich le envió por correo a Simon una hoja de datos con los precios de los metales y un cheque por $576,07, el cual representaba el declive de 36 por ciento en los precios ajustados para la inflación. La esposa de Ehrlich, Anne, lo firmó.

Ehrlich y su grupo perdieron porque pensaron como biólogos. En 1971, por ejemplo, Ehrlich y Holdren escribieron que conforme “una población de organismos crece en un ambiente finito, tarde o temprano se encontrará con un límite de recursos. Este fenómeno, descrito por los ecologistas como la llegada a la ‘capacidad de carga’ del medio ambiente, aplica a las bacterias en un plato de cultivo, a las moscas de la fruta en un jarro con agar, y a los búfalos en una pradera. También debe aplicar al hombre en este planeta finito”.

Simon ganó porque pensó como un economista. Él comprendía los poderes de los incentivos y del mecanismo de precios para superar la escasez de recursos. En lugar de la cantidad de recursos, él observó los precios de los recursos. Percibió la escasez de recursos como un reto temporal que puede ser resuelto a través de una mayor eficiencia y oferta, el desarrollo de sustitutos, entre otras cosas.

La relación entre los precios y la innovación, insistió Simon, es dinámica. La escasez relativa conduce a precios más altos, los precios más altos crean incentivos para innovar, y las innovaciones conducen a la abundancia. La escasez se convierte en abundancia a través del sistema de precios. El sistema de precios funciona siempre y cuando la economía esté basada en los derechos de propiedad, el estado de derecho, y la libertad de intercambio. En las economías relativamente libres, por lo tanto, los recursos no se agotan de la manera que Ehrlich temía que sucedería. De hecho, los recursos suelen volverse más abundantes. 

La victoria de Simon hubiese sido más impresionante si hubiese utilizado precios en tiempo (TP). El TP muestra la cantidad de tiempo que un comprador necesita trabajar para ganar suficiente dinero para poder comprar algo. Ese es el precio relevante desde el punto de vista del individuo. A diferencia de los precios en dinero, que son medidos en dólares y centavos, los TPs son medidos en horas y minutos de trabajo. 

La manera más sencilla de calcular el TP es dividir el precio nominal por el ingreso nominal por hora. Si un ítem le cuesta $1 y usted gana $10 por hora, entonces ese ítem le costará a usted 6 minutos de trabajo. Si el precio del mismo ítem aumenta a $1,10 y su ingreso por hora aumenta a $12, entonces ese ítem solo le costará 5 minutos y 24 segundos de trabajo. La cosa más importante que debemos recordar es que siempre y cuando el ingreso por hora esté aumentando más rápido que el precio en dinero, el TP caerá. 

Como ya indicamos, durante el periodo de la apuesta Simon-Ehrlich, el precio nominal de la canasta de cinco metales aumentó en un 0,4 por ciento. Durante el mismo periodo, el PIB global promedio nominal por hora trabajada aumentó en alrededor de 67 por ciento. Para calcular el TP de la canasta de cinco metales, dividimos los precios nominales de la canasta por el PIB nominal promedio por hora trabajada. Encontramos que el TP promedio de la canasta de cinco metales cayó en casi 40%. Si Simon y Ehrlich hubiesen utilizado TPs, Ehrlich le hubiera debido a Simon $627,57, u 8,93 por ciento más de lo que terminó pagando.

Recuerde que la apuesta entre Simon y Ehrlich tomó en cuenta los precios nominales de los cinco metales el 29 de septiembre de 1980 y el 29 de septiembre de 1990. Sin embargo, si observamos los precios promedio nominales de los cinco metales entre 1980 y 1990, el TP promedio de la canasta de cinco metales cae en 54,8 por ciento. De manera que por la misma cantidad de trabajo, el habitante promedio del mundo vio su abundancia de recursos aumentar desde 1 canasta de los cinco metales a 2,21 canastas. Eso equivale a un incremento de 121 por ciento en la Abundancia Personal de Recursos (pRA). La tasa compuesta de crecimiento anual promedio en la abundancia personal de recursos (CAGR-pRA) resultó ser de 8,27 por ciento, indicando así una duplicación de la pRA promedio cada 8,7 años. ¿Tuvo suerte Simon al escoger una década adecuara para su puesta con Ehrlich, como algunos académicos argumentan que la tuvo?

Decidimos usar nuestra metodología para actualizar esa apuesta hasta el presente. Entre 1980 y 2018, el TP promedio de la canasta de cinco metales cayó en 57,3 por ciento. En lugar de obtener solo una canasta, por lo tanto, el mismo tiempo de trabajo compró ahora 2,34 canastas. Eso equivale a un incremento de 134 por ciento en la pRA promedio. El promedio CAGR-pRA llegó a 2,27 por ciento, indicando de esta manera una duplicación de la pRA promedio cada 31 años. 

Finalmente, hemos decidido extender nuestro análisis de la apuesta Simon-Ehrlich hasta 1900. Entre 1900 y 2018, el precio nominal de la canasta de cinco metales aumentó en promedio en un 3.660 por ciento. No fuimos capaces de calcular el PIB nominal promedio mundial por hora trabajada para una muestra representativa de países con datos desde 1900, pero tenemos datos excelentes acerca de la compensación por hora para obreros en EE.UU. y del nivel de salario por hora para los trabajadores no calificados en dicho país que parte desde el siglo dieciocho. Utilizamos esos dos como nuestros denominadores para calcular los TPs. 

La compensación por hora nominal de los obreros estadounidenses aumentó en un 22.800 por ciento. Eso significa que el TP promedio de la canasta de cinco metales cayó en 89,2 por ciento entre 1900 y 2018. Por lo tanto, el obrero estadounidense vio su abundancia de recursos aumentar desde una canasta de los cinco metales hasta llegar a 9,25 canastas. La pRA promedio aumentó en 826 por ciento. La tasa de CAGR-pRA promedio llegó a 1,91 por ciento, por lo tanto indicando una duplicación de la pRA promedio cada 36,7 años. 

El nivel de salario promedio por hora para el trabajador no calificado en EE.UU. aumentó en 14.100 por ciento. Como tal, encontramos que el TP promedio de la canasta de cinco metales cayó en 82,6 por ciento entre 1900 y 2018. Por ende, el trabajador no calificado estadounidense vio su abundancia de recursos aumentar desde una canasta de cinco metales en 1900 a 5,75 canastas en 2018. La pRA promedio aumento en 475 por ciento. El CAGR-pRA promedio llegó a 1,49 por ciento, indicando una duplicación de la pRA promedio cada 46,7 años.

Nótese que el análisis anterior acerca de la Abundancia Personal de Recursos observó la abundancia de cinco metales desde la perspectiva de un ser humano individual. La cuestión que tratamos de responder era, “¿Qué tanto más abundantes se han vuelto los recursos para el habitante promedio del planeta o para un trabajador típico en EE.UU. entre dos puntos en el tiempo?” Creemos que esta es una pregunta clave en la economía de los recursos. 

Luego, introducimos el análisis de la Abundancia de Recursos para la Población, que estima el aumento en la abundancia total en el mundo en general y en EE.UU. en particular. Es el análisis de Abundancia de Recursos para la Población el que nos permite cuantificar la relación entre la abundancia de recursos y el crecimiento de la población —una pregunta que es central para el desacuerdo entre Simon y Ehrlich. 

Puede percibir la diferencia entre los dos niveles de análisis utilizando la analogía de una pizza. La Abundancia Personal de Recursos mide el tamaño de una porción de pizza por cada persona. La Abundancia de Recursos de la Población mide el tamaño de toda la pizza.

Como hemos señalado, la población aumentó en 20,5 por ciento entre 1980 y 1990. Aún así la Abundancia de Recursos para la Población (PRA) aumentó desde una pizza hasta 2,4, o 164 por ciento. La tasa compuesta de crecimiento en la abundancia de recursos para la población (CAGR-PRA) resultó ser de 10,21 por ciento, indicando una duplicación de la PRA cada 7,13 años. Además, encontramos que cada incremento de un porcentaje en la población correspondía a un aumento de 8,41 por ciento en la PRA de los cinco metales. 

Entre 1980 y 2018, la población mundial aumentó en 71,2 por ciento. Aún así la PRA aumentó de una pizza a 4,01 o 301 por ciento. LA CAGR-PRA equivalió a 3,72 por ciento, indicando una duplicación de la PRA cada 18,97 años. Además, encontramos que cada incremento de 1 por ciento en la población correspondía a un aumento de 4,23 por ciento en la PRA de los cinco metales. 

Entre 1900 y 2018, la población de EE.UU. aumentó en 330,3 por ciento. Basada en la compensación de obreros, la abundancia de recursos en EE.UU. (PRA) aumentó a 39,84, o 3.884 por ciento. La CAGR-PRA equivalió a 3,17 por ciento, indicando una duplicación del PRA cada 22,2 años. Además, encontramos que cada incremento de 1 por ciento en la población estadounidense correspondía a un incremento de 11,76 por ciento en la PRA de los cinco mentales.

Basada en el nivel de salarios de los trabajadores no calificados, la abundancia de recursos en EE.UU. (PRA) subió a 24,73 a 2.373 por ciento. La CAGR-PRA equivalió a 2,76 por ciento, indicando una duplicación de la PRA cada 25,5 años. Además, encontramos que cada incremento de 1 por ciento en la población estadounidense correspondía a un incremento de 7,18 or ciento en la PRA de los cinco metales. 

Finalmente, observamos que la humanidad está experimentando lo que podemos denominar superabundancia —una condición bajo la cual la abundancia está aumentando a una tasa más rápida que la tasa de crecimiento de la población. Los datos sugieren que los seres humanos adicionales suelen beneficiar, en lugar de empobrecer, al resto de la humanidad. Eso reivindica la observación de Julian Simon:

“No hay razón física o económica por la que capacidad e iniciativa humanas no puedan para siempre continuar respondiendo a la inminente escasez y a los problemas existentes con nuevos recursos que, luego de un periodo de ajuste, nos dejen en mejor condición de la que estábamos antes de que apareciera el problema…Agregar más personas causará problemas [a corto plazo], pero al mismo tiempo habrá más personas para resolver estos problemas y nos dejarán con el beneficio adicional de costos más bajos y menos escasez a largo plazo…El recurso más importante es la gente —personas calificadas, motivadas, y con esperanza que ejercerán sus voluntades e imaginaciones para beneficio propio, y de esa manera, inevitablemente, nos beneficiaran a todos”. 

Este ensayo está basado en un próximo libro de Marian L. Tupy y Gale Pooley con el título tentativo The Age of Superabundance: How Population Growth and Freedom to Innovate Lead to Human Flourishing on an Infinitely Bountiful Planet.

Este artículo fue publicado originalmente en Human Progress (EE.UU.) el 14 de abril de 2021.