Los derechos de los homosexuales en el mundo iliberal
David Boaz señala cómo en gran parte del mundo iliberal los derechos de los homosexuales no solo que no han avanzado, sino que incluso están experimentando retrocesos.
Por David Boaz
A principios de este mes, los activistas LGBT en Tbilisi, Georgia, cancelaron una Marcha del Orgullo planificada luego de que cientos de manifestantes contrarios atacaran a activistas y periodistas.
También por esos días, WeChat, el servicio de red social más popular de China, cerró docenas de cuentas sobre temas LBGT manejados por estudiantes universitarios y grupos sin fines de lucro como parte de un mayor control político por parte del Partido Comunista.
El mes pasado, el parlamento de Hungría aprobó legislación que prohibiría la difusión de contenido en las escuelas que se considere que promueve la homosexualidad y el cambio de sexo.
Todos estos ataques a los derechos humanos me recordaron una columna escrita en 2013 por el periodista británico Michael Hanlon. Hanlon escribió acerca de una “brecha de moralidad” en el mundo que podía ser vista más claramente en las actitudes frente los derechos de los homosexuales. Su columna merece ser citada extensamente:
“Ahora queda claro, aunque no se habla mucho de esto, de que la humanidad, todos los 7.100 millones de nosotros, solemos caer en uno de dos bandos distintos. En un lado están aquellos que compran integralmente la revolución de derechos humanos posterior a la Ilustración. Para ellos la trayectoria moral de los últimos 300 años es clara: una vez éramos salvajes brutales; en pocas décadas, todo el planeta básicamente será Dinamarca, gobernado por unas sombras de Mandela y Shami Chakrabarti.
Y hay algo de cierto en esta trayectoria —excepto por el hecho de que solo aplica a la mitad del planeta. La otra mitad sigue un código moral distinto con determinación: la fuerza es el derecho, todos los hombres no son creados iguales y hay una orientación sexual correcta y una equivocada.
Puede identificar aquellos países en la mitad oscura de la división según sus actitudes frente a la homosexualidad y las mujeres; frente a la honra de asesinatos, la raza, la discapacidad, la enfermedad mental, las minorías religiosas y el crimen, la tortura y los castigos, incluso los derechos de animales y el medio ambiente…
Empecemos con la actitud frente a los homosexuales, no porque los derechos de los homosexuales sean la cuestión más importante, pero porque las actitudes frente a la homosexualidad muestran la brecha de moralidad en el relieve más marcado…
Una mirada la línea de tiempo de los derechos de los homosexuales muestra una ola imparable de permisividad, con un estado tras otro aprobando leyes que primero legalizan la homosexualidad, luego van más allá: permiten el matrimonio homosexual y la adopción por padres homosexuales, además, formalizando las relaciones homosexuales en términos de pensiones y derechos de propiedad. Es tentador para aquellos de nosotros en la mitad ilustrada del mundo percibir esto como una gran ola de progreso que surgió a mediados del siglo 20 y que arrasará a lo largo del mundo.
Es tentador, pero equivocado. De hecho, en gran parte del mundo, la sabiduría convencional en torno a la homosexualidad parece estar yendo en la dirección contraria”.
Por supuesto, esta división en el mundo es bien conocida. Ha sido discutida y analizada en los estudios de Pew Research, examinada en HumanProgress.org, e incluida en los rankings del Índice de Libertad Humana.
Martin Luther King Jr., muchas veces dijo, “El arco del universo moral es largo, pero se dobla hacia la justicia”. Ciertamente hay evidencia de que eso es cierto, pero es un frío consuelo para los individuos homosexuales, lesbianas, bi-sexuales y transgénero que viven vidas atrofiadas en gran parte del mundo hoy.
Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (EE.UU.) el 7 de julio de 2021.