Los costos de la (mayor) complejidad

Indraneel Chakraborty dice que los estados financieros deben servir para facilitar que los inversores tomen decisiones racionales acerca de la salud fiscal de una empresa, no para realizar anuncios ideológicos.

Por Indraneel Chakraborty

En las últimas dos décadas, los estados financieros de las empresas que cotizan en bolsa se han vuelto más largos y menos legibles. Los estudios muestran que los inversores y los participantes sofisticados del mercado, incluidos los analistas y las agencias de calificación crediticia, tienen dificultades para procesar estos informes complejos. 

La Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés), que exige estos informes y lo que contienen, ha reconocido que su creciente complejidad es un problema. Por ejemplo, la SEC revisó recientemente las reglas para la sección de discusión y análisis de la administración en los estados financieros, de modo que si la sección del factor de riesgo excede las 15 páginas, las empresas deben proporcionar un resumen de no más de 2 páginas. 

No obstante, la SEC ahora propone aumentar aún más la complejidad de estas declaraciones al exigir a las empresas que informen las emisiones de carbono de sus operaciones y sus proveedores. Tal regla degradaría el valor de los estados financieros e impondría un mayor costo de capital a las corporaciones públicas.

La investigación ha demostrado que las empresas toman medidas para mitigar las costosas consecuencias de la complejidad de los estados financieros, incluida la divulgación voluntaria y el aumento de la experiencia dentro de las juntas directivas. Ambos son costosos, aunque ninguno aparece en el cálculo de costo-beneficio de la SEC que acompaña a la regla de divulgación de emisiones propuesta.

La complejidad de un estado financiero también afecta la fuente y el costo de financiamiento. En un artículo reciente de Accounting Review, mis coautores y yo documentamos que una mayor complejidad de los estados financieros se correlaciona con una mayor dependencia de las empresas en el financiamiento bancario. Además, los bancos mejoran las fricciones de información utilizando términos contractuales de préstamos que dependen de la fuente de la complejidad. Los inversionistas ordinarios evitan comprar los bonos de las empresas, y las empresas recurren cada vez más a pedir dinero prestado a los bancos a un costo más alto que si hubieran emitido un bono.

En el contexto de la regla de divulgación de carbono propuesta, la complejidad de la tarea que enfrentan las empresas al informar las emisiones es considerable. Por ejemplo, evaluar las emisiones propias de una empresa, y mucho menos las de sus proveedores, está lejos de ser elemental. Requeriría que la firma – o una firma consultora que contrate para la tarea – haga varios supuestos de modelado que la SEC tendrá dificultades para especificar. Si algunas empresas hacen suposiciones agresivas mientras que otras hacen suposiciones conservadoras, la regla puede reducir la capacidad de los inversores y consumidores para diferencias entre las empresas, lo que sería un ejemplo de la estrategia clásica de interferencia de señales de la teoría de juegos. En tal caso, las inexactitudes que probablemente estén contenidas en las divulgaciones de emisiones disminuirán significativamente cualquier valor que la SEC espera transferir a los inversores. Si bien la SEC insiste en que su regla ayudará a estandarizar el informe de las emisiones causadas por las empresas que cotizan en bolsa, eso es completamente diferente de estandarizar la forma en que esas empresas estiman las emisiones. 

Los estados financieros deben servir únicamente para transmitir la información que necesitan los inversores para tomar decisiones racionales sobre la salud fiscal de una empresa. Exigir el informe de las emisiones de carbono amenaza con convertir los estados financieros en un tablón de anuncios ideológicos, con los costos de hacerlo a cargo de los inversionistas y los trabajadores por igual. 

Lecturas

  • “Complexity of Financial Reporting Standards and Accounting Expertise,” por Roman Chychyla, Andrew J. Leone y Miguel Minutti‐​Meza. Journal of Accounting and Economics, 67(1): 226–253 (2019).
  • “Financial Statement Complexity and Bank Lending,” por Indraneel Chakraborty, Andrew J. Leone, Miguel Minutti‐​Meza y Matthew A. Phillips. Accounting Review, 97(3): 155–178 (2022).
  • “Guiding through the Fog: Financial Statement Complexity and Voluntary Disclosure” por Wayne Guay, Delphine Samuels y Daniel Taylor. Journal of Accounting and Economics, 62(2): 234–269 (2016).
  • “Measuring Readability in Financial Disclosures,” por Tim Loughran y Bill McDonald. Journal of Finance, 69(4): 1643–1671 (2014).
  • “The Impact of Narrative Disclosure Readability on Bond Ratings and the Cost of Debt,” por Samuel B. Bonsall y Brian P. Miller. Review of Accounting Studies, 22(2): 608–643 (2017).

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