Lo que se ve y no se ve del acuerdo energético

Víctor Pavón comenta el acuerdo energético entre Paraguay y Brasil, el cual amenazaba con hacer caer al gobierno de Mario Abdo Benítez.

Por Víctor Pavón

Si el Poder Ejecutivo no tiene sanción alguna por el reciente Acuerdo energético firmado hace poco en Brasilia (aunque haya sido revertido) se consolidará como un poder desmedido en alianza con el Congreso. El Ejecutivo no ha rendido cuentas de su actuación en su deber de Administrador del Estado tal como establece la Constitución, rendición de cuentas inexcusable y que no admite miramientos circunstanciales.

La rendición de cuentas ante el pueblo y para el pueblo es consustancial al gobierno de la ley; caso contrario, se estaría ante el gobierno de las personas, de los caprichos, deseos y obsecuencias de los grupos de interés que, como los cortesanos de antaño, están deseosos de seguir medrando de las canonjías provenientes del Estado sin importarles que el dinero proviene del esfuerzo de cada uno de los componentes del pueblo, la sociedad civil creadora de trabajo y del capital.

Cabe recordar que la reversión del Acuerdo energético fue obra de la prensa libre y de la ciudadanía, así como también cabe decir que fue vilmente traicionada a la fecha por los mismos políticos que fungen de representantes. Si se diera esta situación de suma de poderes concentrados (Ejecutivo y Legislativo, para el caso que nos ocupa) se estará ante una tiranía en la incipiente democracia del país. Y la democracia constitucional es necesaria y vital para la economía. Países como Holanda, Dinamarca, Suecia, Inglaterra, Bélgica y otros por citar algunos, son democracias constitucionales, en menor o mayor grado.

La democracia constitucional a la que me refiero implica la subordinación del Poder a la Constitución. Si el Poder, llámese Ejecutivo, Legislativo o Judicial se desentiende de los objetivos reglados en la Constitución y las leyes, entonces, estamos ante el abuso del poder. El abuso del poder es detestable si queda impune porque se constituye en la puerta de entrada para la nueva tiranía, tan detestable como las dictaduras o cualquier otro régimen que atente contra la libertad y la República.

Paraguay debe transitar y consolidar sus instituciones para acrecentar el frondoso árbol de la libertad bajo el imperio de la ley, condición inexcusable para el progreso de un país bendecido por la naturaleza pero todavía incapaz de sortear su largo infortunio causado por sus malos gobernantes, las más de las veces de escasas luces y corruptos.

Por de pronto, lo que se vió es un Acuerdo contrario a los intereses del país; lo que todavía no se ve fuera del gobierno a los que quisieron perjudicar a los usuarios haciéndoles pagar mucho más caro por el servicio de electricidad.