Liberando a las familias estadounidenses

Vanessa Brown Calder y Chelsea Follett consideran que la evidencia internacional indica que los costosos esfuerzos estatales para subvencionar la maternidad no han logrado aumentar la fertilidad a los niveles de reemplazo ni mantener la tasa de fertilidad.

Por Vanessa Brown Calder y Chelsea Follett

La fecundidad está disminuyendo en Estados Unidos y en todo el mundo. Aunque algunos comentaristas celebran el descenso de la población por razones medioambientales o de otro tipo, otros temen que una fecundidad por debajo del nivel de reemplazo tenga consecuencias económicas y sociales negativas. Por ello, muchos países están aplicando diversas políticas destinadas a aumentar las tasas de fertilidad, como las primas por nacimiento, las prestaciones económicas para las familias con hijos, los permisos familiares retribuidos y las guarderías universales. En Estados Unidos, los congresistas de ambos partidos son partidarios de una mayor intervención federal para impulsar las tasas de fertilidad o apoyar a las familias en general.

Sin embargo, estas políticas son costosas y tienen efectos limitados sobre la fertilidad. La evidencia internacional indica que los costosos esfuerzos para subvencionar la maternidad no han logrado elevar la fertilidad de los países a niveles de reemplazo ni mantener las tasas de fertilidad en ellos. Por lo general, ni siquiera logran alcanzar los objetivos de fertilidad más modestos de los responsables políticos. Estimaciones recientes sugieren que las iniciativas sobre fertilidad en Estados Unidos serían igualmente erróneas, ya que se necesitarían unos 250.000 millones de dólares en subvenciones anuales para lograr un modesto aumento de 0,2 hijos más por mujer.

Aunque los responsables políticos deberían evitar aplicar iniciativas similares, muchas otras reformas facilitarían la vida familiar y la harían más asequible. Este estudio propone reformas de la legislación laboral, las políticas de seguridad infantil, la política fiscal y comercial y las políticas sanitarias que afectan a la natalidad y la concepción, además de cambios en las políticas de educación, vivienda y seguridad que reducirían el costo de criar a los hijos. Los datos sugieren que algunas de estas reformas podrían impulsar la fertilidad, por ejemplo, reduciendo las compensaciones entre vida laboral y familiar u otros requisitos intensivos para la crianza de los hijos. Sin embargo, estas reformas también merecen la pena como medidas aisladas que mejoren la vida familiar.

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Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (Estados Unidos) el 10 de agosto de 2023.