Las consecuencias de la Venezuela ficticia

Jhoner Perdomo recuerda la advertencia que hiciera hace ya décadas Arturo Uslar Pietri acerca del desperdicio de la renta petrolera en Venezuela.

Por Jhoner Perdomo

La Venezuela ficticia no es más que aquella imagen proyectada como país hasta el año 2012, aparentando ser real sin serlo, y que a la luz de los acontecimientos recientes, finalmente ha sido desvestida. Como reiteradas veces lo mencionó nuestro ilustre Arturo Uslar Pietri, Venezuela fue construida con petróleo transitorio y así se formo una nación fingida “el petróleo no ha servido para transformar la nación real sino para disfrazarla. La nación real, la Venezuela verdadera sigue siendo la misma, pobre como antes del petróleo”.

Muchos venezolanos mencionan hoy en día, dado los niveles de miseria a lo que hemos llegado, que antes del 2012 “éramos ricos y no lo sabíamos”, pero realmente Arturo Uslar Pietri diría lo contrario: siempre fueron pobres y no lo sabían. De allí la importancia de rescatarlo y citarlo especialmente en este artículo.

Este ilustre venezolano, por años nos alertó de las grandes vulnerabilidades que tenía nuestro país por su gran dependencia del petróleo y a la ausencia de la “siembra petrolera”. Esta siembra no era más que el aprovechamiento de ese recurso limitado para impulsar otras actividades económicas que garantizarían una Venezuela con “sustentación”. Lo más lamentable es que finalmente estamos llegando a la era post-petrolera sin estar preparados y sin considerar sus más tercos consejos. Decía entre 1947 y 1948 que el día en que el petróleo disminuya o decaiga, y el país haya continuado sin cambiar las “condiciones” de la época, entonces “habrá llegado para Venezuela el momento de una de las más pavorosas catástrofes económicas y sociales”; mencionaba además que el sistema de los precios se desajustaría violentamente, la importación disminuiría junto con las divisas, la escasa producción no permitiría resolver el problema del hambre, el valor de nuestra moneda se evaporaría en el mercado de cambio; esa catástrofe podía ser muy pronto o tardar décadas “no es fácil prever el momento en que va a reventar esta tremenda ola contra la artificial y fragilísima estructura de nuestra vida económica”. Años posteriores lo reiteraría en una entrevista televisada expresando lo siguiente: “Si en este momento los precios del petróleo bajaran de una manera importante en el mercado mundial, Venezuela sería un caso para la Cruz Roja Internacional”.

Efectivamente, todo lo que nos advertía está ocurriendo desde el año 2012, posterior a la caída del precio del petróleo y además del desorden económico, social, político y cultural venezolano, ha llevado a Venezuela a su más grande crisis humanitaria, cuyas consecuencias se pueden observar en diversos informes del 2016, entre ellos el informe de las crisis humanitaria en Venezuela publicado por Human Rights Watch y el presentado en la OEA con miras a la activación de la carta democrática dada la profunda crisis estructural que hoy padece el país.

Hemos visto como lo citado por Arturo Uslar Pietri hace más de 50 años, se ha cumplido al pie de la letra, los precios se han disparado en Venezuela, existe una inflación galopante e incontrolable por el gobierno, escases de divisas, disminución de importaciones, y una escasa producción interna de alimentos y productos medicinales, sumado a los problemas de seguridad, corrupción, morales y otros de aspectos emocionales, colocando a los venezolanos en una grave situación humana.

Pero, ¿cuáles eran esas “condiciones” que menciona Arturo Uslar Pietri? Y, ¿qué es lo que sucedió? ¿Cómo un país tan rico en petróleo ha llegado a estos niveles de miseria en comparación con otros países petroleros? Precisamente el petróleo en sí mismo no es la maldición, como bien lo expresa Ian Vásquez recientemente en su artículo la maldición de los recursos naturales no es una maldición en sí misma, sino es el aprovechamiento del mismo para construir una nación de progreso, siendo una condición indispensable tener instituciones fortalecidas que permitan ese anhelado desarrollo. Que como ya hemos constatado en Venezuela, la institucionalidad ha estado siempre debilitada, especialmente por la corrupción e intereses particulares, más recientemente hasta ideológicos, de los gobiernos de turno.

Arturo Uslar Pietri, mencionaba que “El festín de Baltasar”, es decir, la fiesta con el dinero del petróleo, se acabará el día que desaparezca el auge de la explotación petrolera, y ese “festín”, no es más que el despilfarro de una inadecuada gerencia que han tenido durante años todos los gobiernos con los ingresos petroleros. En especial desde el año 1998 con la llegada de Hugo Chávez, donde el término “festín” es un calificativo muy sumiso para la cantidad de ingresos que ha gozado el gobierno en los últimos años y cuyo socialismo del siglo XXI no logró consolidarlas en políticas de progreso y bienestar para todos los venezolanos.

Precisamente con la llegada del socialismo del siglo XXI se incrementó mucho más, en términos de Arturo Uslar Pietri, el “parasitismo petrolero” debido principalmente a que una fuente tan extraordinaria de ingresos petroleros sirvió para financiar aún más un gobierno y unos intereses particulares de una revolución completamente ficticia.


Fuente: The Observatory of Economic Complexity

Como se puede apreciar en la imagen anterior, proveniente del The Observatory of Economic Complexity, la exportación de Venezuela para 1997 estaba constituida principalmente de petróleo en un 51%, mientras que para el 2013 se incrementó la dependencia petrolera a un 89%. Evidentemente, lo anterior es el resultado de las confrontaciones ideológicas, que ahuyentó a muchos empresarios y que además afectó el modelo de producción nacional. Todo esto sumado a las empresas del gobierno y las expropiaciones, que sin la debida planificación, complicó mucho más el asunto; pero como existía una fuente de ingresos excedentes de dólares, gracias al incremento de los precios petroleros, todo se disfrazaba con las importaciones.

Evidentemente, cuando llega la caída del precio petrolero, principal fuente financiera de la revolución, es que la misma ha sido desvestida. Inclusive, Noam Chomsky descargo sus opiniones en el 2017 ante un sistema que considera “se respaldó en una alza de los precios de las materias primas, fenómeno que puede ser temporal” y que además no aprovecharon la oportunidad que tenían para tratar de crear “economías sostenibles y viables”. Allí se evidencia la ineficiencia gerencial de unos recursos limitados que creían o querían fueran ilimitados para seguir sustentando ficticiamente su modelo.

Ya desnudo se encuentra, y sin vergüenza aún intenta encontrar cobijo.

Bibliografía:

Arturo Uslar Pietri. 1947-1948. De Una a Otra Venezuela. Monte Avila Editores. 1972. Venezuela.