¿Las carreteras nuevas estimulan la economía?

Randal O'Toole indica que la verdadera prueba de éxito de una nueva carretera es si esta incrementa los viajes o envíos de paquetes, dado que esta es una evidencia de incrementos en la productividad económica.

Por Randal O'Toole

“Más gasto en carreteras no reactivará la economía”, argumenta un artículo a principios de este mes en el Wall Street Journal. Sin embargo, el escritor del artículo, David Harrison, parece estar un poco confundido acerca de cómo el gasto en carreteras podría ayudar a la economía. 

“EE.UU. ya tiene un sistema extenso de carreteras, así que construir más no agregaría mucho a la productividad, dicen los economistas”, escribió Harrison. Pero esto depende totalmente de dónde son construidas las carreteras. 

Las personas no viajan en auto o envían paquetes con UPS o FedEx solo porque hay carreteras por las cuales transitar. Lo hacen para obtener beneficios económicos, como una tránsito al trabajo más corto, una mejor vivienda, bienes de consumo más baratos, o la entrega a tiempo a sus clientes. De esto es lo que se trata la productividad económica. 

La nueva infraestructura de transporte estimula la economía si reduce los costos y/o incremente la velocidad y la conveniencia. Una prueba de éxito es un incremento en los viajes o envíos de paquetes. Si el uso de la nueva infraestructura simplemente reemplaza los viajes en alguna otra ruta o método de transporte, no hay mucho beneficio. 

Harrison admite que las nuevas carreteras pueden generar nuevos viajes, pero inmediatamente condena esto, diciendo que “las millas de viaje en carretera agregados experimentaron un incremento proporcional en la conducción” y por lo tanto no logra aliviar la congestión. Pero ese no es el punto: si las nuevas millas de carretera incrementan la conducción, estas están aumentando la productividad económica. El hecho de que, en muchos lugares, las nuevas carreteras aumentan la conducción descarta la tesis de Harrison de que dichas carreteras no estimulan la economía. Solo cuando las nuevas carreteras no aumentarán los viajes totaleses que deberíamos preguntarnos si estas son necesarias. 

El Sistema Interestatal de Carreteras generó beneficios gigantescos reemplazando las carreteras de 45 millas por hora con aquellas de 70 millas por hora. Si una nueva carretera hoy aumentara las velocidades desde, por ejemplo, 65 a 70 millas por hora, el beneficio no será tan grande, pero todavía hay un beneficio. 

Hay una manera fácil de determinar si este beneficio vale la pena: ¿los usuarios están dispuestos a pagar por la nueva infraestructura? Si están dispuestos, entonces valió la pena construirla; si no están dispuestos, y solo puede ser construida con subsidios, entonces probablemente no valió la pena construirla. En general, los usuarios estarían dispuestos a pagar por muchas carreteras nuevas en EE.UU., pero no por nuevos metros ligeros, trenes de alta velocidad, u otras formas de transporte que requieren subsidios costosos. 

Los planes de infraestructura del Presidente Joe Biden hacen un llamado a limitar prácticamente todo el gasto federal en carreteras a la reconstrucción y mantenimiento de las carreteras y puentes existentes. Mientras que esto puede que sea necesario en algunos casos para continuar con los niveles actuales de productividad, obviamente no estimulará la economía. Pero tampoco estimulará la economía gastar miles de millones de dólares en el tránsito masivo o en Amtrak, especialmente considerando que la cantidad de pasajeros en ambos es probable que caiga sin importar cuánto gasten los contribuyentes para respaldar esos modos de transporte.

Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (EE.UU.) el 9 de julio de 2021.