La tecnología y la cooperación ayudan a combatir la pandemia
Chelsea Follett explica por qué la humanidad nunca ha estado mejor preparada, al menos tecnológicamente, para enfrentar a una pandemia.
Por Chelsea Follett
La pandemia causada por el nuevo coronavirus (COVID-19) de Wuhan, China, es ahora un problema global serio. Este problema ha sido empeorado por una cultura de constante alarmismo haciendo que sea difícil distinguir las amenazas reales de las afirmaciones exageradas, tal cual lo ha señalado el conocido escritor científico Matt Ridley. Pero incluso enfrentada con la amenaza genuina de una pandemia, hay razones para reflexionar y pensar que la humanidad se levantará frente a los retos por delante.
Primero, la humanidad nunca ha estado mejor preparada tecnológicamente para enfrentar una pandemia. Tenemos la fortuna de vivir en una era en la que existen estaciones que realizan pruebas médicas a los pacientes en sus autos, modelos computarizados avanzados que pueden ayudar a predecir dónde y qué tan rápido se esparcirá el virus, mapas interactivos actualizados en tiempo real y mapas para rastrear la epidemia en línea, e insumos médicos entregados rápidamente mediante autos sin conductor. Un epidemiólogo de Inteligencia Artificial (AI) envió las primeras advertencias acerca del nuevo coronavirus. La información acerca del virus es capaz de viajar más rápido que el mismo virus, armando a los individuos con el conocimiento acerca de cómo desacelerar el esparcimiento de la enfermedad.
Actualmente no hay vacuna ni cura para la enfermedad. Sin embargo, la investigación médica es más rápida y de mayor calidad que en cualquier otro momento de la historia. La cantidad de tiempo que se requiere para crear de manera exitosa una vacuna para una enfermedad se ha reducido gracias a los avances científicos, mejor tecnología de comunicación, y a una cooperación extensa entre los científicos alrededor del mundo.
Las investigaciones para obtener una vacuna para controlar la epidemia del COVID-19 se inició tan solo horas después de que fuese identificado el virus. Las pruebas en animales de la vacuna son esperanzadoras. Las pruebas en humanos ya se han iniciado, y se espera que haya una vacuna lista para el consumo público dentro de los próximos 12 a 18 meses. Eso implica que una vacuna podría estar lista en menos de dos años después de la aparición del virus. A modo de comparación, tomó 48 años crear una vacuna exitosa para el virus del polio.
Además del progreso hacia una vacuna, varios tratamientos prometedores para aquellos que han sido infectados están siendo probados actualmente. Los tratamientos potenciales bajo evaluación van desde las drogas que combaten el VIH redirigidas, tales como lopinavir y ritonavir, así como también fosfato de cloroquina, lo cual es normalmente utilizado para tratar la malaria y ciertas infecciones del hígado.
Segundo, los seres humano tienen una capacidad increíble de cooperar voluntariamente, particularmente en los momentos de adversidad. En Corea del Sur, el daño de la epidemia hasta ahora ha sido exitosamente minimizado por la amplia cooperación, que en gran medida ha sido voluntaria. La gran mayoría de las personas que estaban generalmente sanas han optado por permanecer en casa (esto, es una auto-cuarentena). Además, los coreanos están evitando viajar y las reuniones de muchas personas. Mientras que aquellos que han obtenido un resultado positivo en una prueba de COVID-19 están bajo cuarentena obligatoria, la gran mayoría de las medidas de “distanciamiento social” en el país son voluntarias.
De igual forma, en EE.UU., donde la epidemia todavía está en una fase temprana, los actores privados están eligiendo rápidamente tomar acciones severas para desacelerar el esparcimiento del virus. Muchas empresas y organizaciones estadounidenses están ayudando a salvaguardar la salud de sus empleados intensificando los procedimientos de limpieza en sus oficinas, estableciendo dispensadores de sustancias anti-bacteriales alrededor de sus espacios de trabajo, y promoviendo el distanciamiento social al conducir las reuniones a través del teléfono, cancelando eventos y ofreciéndoles a sus empleados la opción de trabajar remotamente cuando sea posible.
Mientras que algunas localidades han prohibido las reuniones de muchas personas, las medidas puramente voluntarias de distanciamiento social ahora se han esparcido a lo largo del país. La tecnología está permitiendo que la sociedad siga funcionando. Para mencionar tan solo algunos ejemplos: la tecnología digital está permitiendo que numerosas universidades se desplacen hacia la modalidad de clases en línea durante la pandemia, permitiendo que las Iglesias vacíen sus asientos y transmitan sus sermones en Internet, que los individuos tengan la opción de conversar a través de videos en lugar de realizar reuniones familiares, y permitiendo que los think tanks realicen eventos exclusivamente transmitidos en Internet.
Hablando de los centros de pensamiento, por favor considere registrarse para participar en el próximo evento en línea para lanzar el tercer anual Simon Abundance Index (Índice de Abundancia Simon) el 22 de abril, precisamente el día que se cumple el aniversario No. 50 del día de la tierra.
Los seres humanos, cuando se les permite, no solo son cooperativos sino también generosos. Numerosos individuos ahora están ofreciendo entregar alimentos a sus vecinos mayores de edad o con sistemas inmunológicos comprometidos y que tienen un mayor riesgo de complicaciones severas a raíz del virus. Las caridades privadas están haciendo sentir su presencia ofreciendo kits de pruebas para el COVID-19. Todo esto es aún más importante considerando que el Centro para el Control de las Enfermedades de EE.UU. (CDC) ha quedado mal habiéndose negado a realizar las pruebas de muchos potenciales casos y habiendo solo recientemente eliminado la prohibición de que los laboratorios privados realicen pruebas a pesar de la escasez aguda en la capacidad del gobierno para realizar pruebas.
La amenaza de COVID-19 debería ser tomada en serio, pero hay razones para ser racionalmente optimistas, incluso durante una pandemia.
Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (EE.UU.) el 13 de marzo de 2020.