La propuesta de López Obrador para los mexicanos
Por Sergio Sarmiento
Andrés Manuel López Obrador hizo una propuesta de política económica y social en un anuncio que se difundió originalmente a las nueve de la noche del martes 30 de mayo.
La iniciativa tenía un carácter claramente electoral. El candidato de la coalición Por el Bien de Todos presentó la información de manera tal que hacía creer a los mexicanos que en caso de ser presidente dará un aumento de 20 por ciento en los ingresos a todas las personas que ganen menos de 9 mil pesos al mes.
Cuando se ven los detalles del plan, sin embargo, las cosas son muy distintas. No se trata de un aumento de salarios sino de una serie de apoyos y subsidios que supuestamente darían un resultado similar. Pero no queda claro que ésta vaya a ser la consecuencia.
El elemento central del programa de AMLO es llevar a nivel nacional el apoyo a los adultos mayores que ya se entrega en el Distrito Federal. En la ciudad de México este apoyo es de 730 pesos al mes. A nivel nacional hay aproximadamente unas cinco millones de personas de 65 años o más. Estamos hablando, pues, de un programa que costará alrededor de 40 mil millones de pesos al año, sin considerar los inevitables costos de administración y distribución. Este dinero lo recibirían los ancianos sin importar su nivel de ingresos: por igual los pobres que los ricos.
Otro elemento de la propuesta es reducir los precios de la electricidad, el gas y la gasolina. Esta disminución no sería producto de una mejoría en la eficiencia de las empresas que producen estos bienes sino que simplemente se daría por decreto. No se ha determinado el costo de esta medida, porque no se ha definido cuál sería el porcentaje de disminución.
En su anuncio de televisión, López Obrador argumentó que la ruta para construir una mayor prosperidad del país es incrementar el consumo. De ahí las medidas pero en eso los economistas seguramente se mostrarán sorprendidos. La experiencia nos dice que no es el consumo sino el ahorro y la inversión lo que promueve la prosperidad de los pueblos.
Más que buscar un plan para construir prosperidad, López Obrador trató de comprar el voto de los mexicanos. Pero no fue ni siquiera una compra honesta. Las medidas que está promoviendo no significan un aumento del 20 por ciento en el ingreso de quienes ganen menos de 9 mil pesos mensuales. Las familias que no tengan a ancianos en casa, por ejemplo, no tendrán beneficios del apoyo a los adultos mayores. La baja artificial en el precio de la gasolina no beneficiará a los más pobres sino a los automovilistas que son el segmento más rico de la sociedad mexicana. El subsidio a la electricidad apoyará más a quienes más consuman electricidad, o sea, a los más ricos.
Todo esto daría igual si cuando menos el programa pudiera ser el sustento de un mayor crecimiento económico y generación de empleos. Pero no es así. A los pobres, López Obrador les está ofreciendo un pescado pero no una caña de pescar; y tampoco está tratando de enseñarles el arte de la pesca.
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