La política social es la verdadera política económica

Manuel Hinds reseña el resultado de la compilación que publicó el Washington Post acerca de indicadores que determinan qué ciudad sería la sede para la segunda sede de la empresa Amazon.

Por Manuel Hinds

Amazon decidió hace un par de años crear una segunda sede en Estados Unidos, que creará 50.000 puestos de trabajo. Está buscando una ciudad donde establecerla. Para determinar dónde le conviene más, la empresa invitó a las decenas de ciudades que quisieran acogerla a presentar ofertas que Amazon ha estado evaluando en el último año. En septiembre de 2017 escogió 20 finalistas.

Las ciudades compiten entre sí en muchas dimensiones, ofreciendo subsidios y otras ventajas para lograr atraer a la empresa. Es claro, sin embargo, que los subsidios no van a empujar la balanza. Son otras condiciones las que lo van a hacer, principalmente en términos de educación e investigación universitarias, especialmente en ciencias, y vecindarios adecuados con buenos servicios públicos. Recientemente The Washington Post hizo una compilación de nueve indicadores que son cruciales en la selección de una ciudad de la magnitud de Amazon. Estos indicadores muestran las cualidades que las ciudades, y los países, deben tener para poder competir por inversiones en las primeras décadas del Siglo XXI. No es solo las inversiones extranjeras, las que vienen de afuera, sino todas las inversiones, incluyendo las locales, que pueden realizarse adentro o afuera del país.

Los primeros cuatro indicadores están agrupados bajo el rubro de innovación, e incluyen el porcentaje de trabajadores en industrias avanzadas (la mejor es Washington, D.C.), nuevas patentes por cada mil habitantes (Boston), el crecimiento de firmas jóvenes (Austin y Nashville), y el crecimiento de servicios digitales (Austin). Luego hay dos indicadores bajo el rubro de creación de nuevo talento: el porcentaje de jóvenes de 18 a 24 años enrolados en estudios universitarios (Boston) y porcentaje de trabajos en ocupaciones en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (Raleigh y Washington, D.C.).

Luego vienen los últimos tres indicadores, clasificados en el rubro de lo bien que las ciudades se mantienen. Este rubro está orientado a mostrar lo inclinados que estarían los talentos a vivir y trabajar en esas ciudades. Incluye la calidad de las viviendas, los sistemas de transporte, las amenidades, y la prudencia financiera de las municipalidades, que indica la capacidad de mantener la inversión necesaria para que las empresas florezcan. Los tres indicadores son el porcentaje de ingreso gastado en vivienda y transporte (D.C.), calidad de vida (Los Ángeles) y la calificación de la deuda de la municipalidad (hay tres con baja calificación y diecisiete con alta calificación).

Note cómo todos los indicadores están directamente relacionados con los dos criterios que son fundamentales para el desarrollo de las empresas en la economía del conocimiento el Siglo XXI: la posibilidad de conseguir personal de alta calidad con gran educación y la capacidad de retenerlos facilitándoles una vida agradable en una comunidad progresista. Estas dos pueden reducirse a una sola: la empresa depende de la calidad y el bienestar de sus empleados. Allí está todo su capital. Allí están todas las posibilidades de éxito, y por eso es con esos criterios que cualquier empresa de la economía del conocimiento, incluyendo a Amazon, va a escoger dónde establecerse.

Note también que para volverse más competitivo en este mundo la clave son las políticas sociales —la educación, la salud, y la seguridad— y la estabilidad económica para asegurar los fondos de inversión pública.

Estas son las dimensiones a las que debemos prestar atención en nuestros planes económicos y sociales. Estamos muy lejos de la calidad de vida en estas ciudades. Pero por esta razón es urgente que comencemos a trabajar en su desarrollo con los mismos principios. Por supuesto, en nuestro país las políticas económicas han estado tan retorcidas en los últimos diez años que es necesario hacer muchos ajustes allí. Pero en realidad al hablar de cómo mejorar la capacidad sostenible de crecimiento de la economía debemos entender que la verdadera política económica debe ser la política social, orientada a crear capital humano que va a convertir en un país sin pobreza y con un alto estándar de vida. Mientras más rápido se entienda esto, mejor.

Este artículo fue publicado originalmente en El Diario de Hoy (El Salvador) el 23 de marzo de 2018.