La moneda del FMI, ¿puede reemplazar al dólar?
Swaminathan Anklesaria Aiyar dice que si los Derechos de Especiales de Giro (DEG) del FMI "están anclados a cuatro monedas existentes, estos no constituyen una moneda nueva independiente".
Por Swaminathan S. Anklesaria Aiyar
Los líderes mundiales en la reunión G-20 se pusieron de acuerdo para crear una nueva cantidad de dinero internacional por el valor de $250.000 millones. El FMI supervisará el nuevo dinero creado llamado DEG (Derchos Especiales de Giro). Algunas personas creen —y China lo desea con mucho fervor— que los DEGs gradualmente reemplacen al dólar como la principal moneda global de reserva.
Yo, sin embargo, soy escéptico. Dudo que la cantidad de DEGs alguna vez compita con el dólar, el euro o el yen. Lejos de convertirse en una moneda internacional distinta, el DEG seguirá siendo un derivado del dólar y otras cuantas monedas nacionales importantes.
Antes de la Primera Guerra Mundial, casi todos los países estaban en el estándar del oro: la emisión de moneda estaba anclada al oro disponible como reserva. Un país cuyos depósitos de oro disminuían, tenía que reducir su oferta de dinero también. Tal estricta disciplina significó que la inflación era cercana a cero: los gobiernos no podían imprimir billetes por su mera voluntad. Pero los gobiernos necesitaban poder gastar bastante en la Primera Guerra Mundial y entonces renunciaron al estándar del oro y optaron por la imprenta. Además, gran parte de la producción del oro venía de Rusia y Sudáfrica, y los demás países se negaban a estar a la merced de esos dos países para estar provistos de dinero en el futuro.
La recurrencia a la imprenta inició un siglo de inflación sin precedentes. Hoy, los gobiernos no pueden concebir estar anclados al oro —eso les dejaría sin flexibilidad alguna para hacer las cosas que votantes demandan. Los votantes también se quejan de la inflación. Pero ellos prefieren a los gobiernos “que hacen algo” más la inflación sobre los gobiernos “que no hacen nada” con precios estables.
El abandono del estándar de oro no fue exactamente un éxito. La Gran Depresión llegó en 1929. Las devaluaciones competitivas por parte de distintos países causó que el comercio mundial se disminuya en casi un 80%. Por lo que para 1944 las economías de mercado importantes se reunieron en Bretton Woods para diseñar un sistema monetario para la pos-guerra. El economista británico J.M. Keynes favoreció una nueva moneda internacional, Bancor, anclada a 30 commodities. Pero no hubo la voluntad política para renunciar a la imprenta. En cambio, el nuevo sistema internacional fue anclado al dólar, la única moneda convertible al oro, con los tipos de cambios de las otras monedas siendo supervisados por el FMI.
Sin embargo, EE.UU. resentía el hecho de ser el único país atado al oro, y renunció a esa limitación en 1971. Después de todo, todas las monedas flotaban en contra de las otras. Los países mantenían reservas extranjeras principalmente en dólares, pero también en sterling, yen y euros.
Recientemente, EE.UU. ha dejado de dominar la economía mundial. Ha acumulado un déficit comercial sin precedentes y una gigantesca deuda externa. China y otros países tienen billones de dólares en sus reservas extranjeras. Con la impresión de billones para estimular la economía por parte de Obama, China teme que el dólar —y las propias reservas de China— colapsen. Por lo tanto, China quiere que los DEGs se conviertan en una moneda de reserva rival, gradualmente reemplazando al dólar.
Otros como India también están ansiosos por una emisión nueva de DEGs para mejorar la disponibilidad de efectivo en momentos en que los prestamistas globales se han retirado de los países en desarrollo. Los nuevos DEGS podrían ser un estímulo más para la deprimida economía mundial.
Desde 1970 el FMI ha emitido solo 21.400 millones de DEGs, que valen $32.000 millones al tipo de cambio actual. La propuesta nueva emisión que vale $250.000 millones será mucho mayor. Aunque todavía palidece cuando se la compara con los billones de dólares mantenidos como reserva extranjera a nivel mundial.
Los DEGs probablemente serán emitidos a países en proporción a su cuota en el FMI. Si es así, dos tercios de los nuevos DEGs se destinarán a los países ricos y desarrollados. India obtendrá solo 2%, China solo 3,%. Por lo tanto, los DEGs difícilmente competirán por dominación en reservas globales o liquidez con el dólar.
Muchos de los políticos estadounidenses y alemanes se oponen a la creación de DEGs diciendo que es “dinero dudoso” que últimamente causará inflación. El Wall Street Journal se opone a la creación de DEG porque esto beneficiará a enemigos políticos como Venezuela ($840 millones), Irán ($465 millones), Sudán ($100 millones), Zimbabwe ($115 millones), Siria ($90 millones) y Myanmar ($80 millones). Inclusive si Obama convence al Congreso de aprobar los propuestos $250.000 de DEGs, el Congreso se opondrá firmemente a la creación de DEGs en una escala lo suficientemente grande como para rivalizar al dólar como la moneda de reserva.
Finalmente, los lectores deberían comprender que el DEG no es una moneda. Es simplemente un potencial derecho sobre cuatro monedas nacionales. El DEG está anclado a una canasta de monedas con una distribución de 44% para el dólar, 34% para el euro, y 11% para el yen y la libra esterlina, respectivamente. Si India quiere usar sus DEGs, tradicionalmente le pedirá al FMI dólares a cambio. El FMI debitará la cantidad determinada de la cuenta de DEGs de India, acreditará la cantidad a la cuenta de DEGs de EE.UU., le pedirá a EE.UU. los dólares correspondientes, y le dará estos a India.
Por lo que, si los DEGs están anclados a cuatro monedas existentes, estos no constituyen una moneda nueva independiente. Ni tampoco permitirán los principales poderes del FMI la creación de una nueva moneda independiente de las existentes, anclada, tal vez, al oro. Ningún político quiere darle un estatus supra-nacional al FMI en la creación de dinero. El DEG es permitido en cantidades pequeñas y como derivado de las monedas existentes. Eso es todo.
Por ahora, el dólar sigue reinando. Algún día el yuan chino o el rupee indio podrían convertirse completamente convertibles, y unirse a la lista de monedas de reserva. Eso podría disminuir la dominación del dólar. Pero los DEGs seguirán siendo algo periferal.