La importancia de Menger, entonces y ahora

Federico Salazar destaca en este ensayo la importante contribución Carl Menger, considerado el fundador de la Escuela Austriaca de economía, a la ciencia económica.

Por Federico Salazar

Conferencia presentada en el 11vo. Congreso Internacional La Escuela Austriaca de Economía en el Siglo XXI
Cusco.

Agradezco a la Fundación Internacional Bases, a la Asociación para la Educación Económica en los Andes y a la Fundación Friedrich Nauman für die Freiheit por la invitación, y a todos ustedes por la paciencia que les va a demandar escucharme.

No soy académico, sino periodista. Como tal, me interesan las noticias y en este caso las noticias sobre Menger en su época, a las que se puede acceder hoy gracias a los servicios digitales de la Universidad Nacional Austriaca, en su estupenda colección de libros y revistas históricas.

El llamado fundador de la llamada Escuela Austriaca es Carl Menger. Hoy es un economista prácticamente desconocido para los estudiantes de economía de las universidades de lo que se llama el “mainstream”. Y, sin embargo, es probablemente el economista que más radicalmente cambió el núcleo de la economía y corrigió los tantos equívocos a los que arrastró los académicos y a los políticos la teoría anterior.

Desde Adam Smith no hay ningún otro teórico de la economía que haya remecido los fundamentos de la ciencia y haya reconducido a la ciencia por caminos nuevos y sanos.

Menger acabó con el error radical que en la ciencia sembró Adam Smith, que desarrolló David Ricardo y que llevó a sus últimas consecuencias Karl Marx.[1]

En búsqueda de una medida del valor estándar, Smith funda, aunque no de una manera consistente, la teoría del valor-trabajo. Corresponderá a David Ricardo desarrollar el concepto y convertirlo en categoría fundamental de la ciencia económica y de la riqueza social. Marx extrajo de ahí todas las consecuencias y afinó, con sofisticación barroca, la teoría del valor basada en el tiempo “socialmente necesario” para producir la mercancía, en tanto trabajo “abstracto” como lo llama, es decir, en tanto trabajo abstraído de sus condiciones de productividad concretas. La fuerza de trabajo se reproduce a sí misma, pero el capitalista toma más del tiempo socialmente necesario para reproducirlo, generando el plustrabajo y éste, a su vez, la plusvalía, de la que se apropia el capitalista.

Marx, entonces, lleva la teoría del valor de Adam Smith a sus forzosas consecuencias sociales. Lo dice el propio autor de El Capital al citar a uno de los pocos economistas que recibe su aprobación:

“En 1871 el señor Nikolái Sieber… había presentado ya, en su obra La teoría de David Ricardo sobre el valor y el capital, mi teoría del valor, del dinero y del capital, en sus lineamientos fundamentales, como desenvolvimiento necesario de la doctrina de Smith-Ricardo”.[2]

Como el factor determinante del valor —y, para Marx, el único— es el trabajo, sea como fuerza de trabajo o como trabajo acumulado, la clase capitalista se apropia la plusvalía que aportó el trabajador o la clase trabajadora y, por tanto, hay que “devolvérsela”, por decirlo así, a través de la revolución social.

La aspiración de justicia y de compasión por los desfavorecidos, la protesta contra abusos reales y específicos forma, por esta vía, un tren de razonamiento que lleva directamente a la tentación totalitaria, a una teoría anti-social y birlatoria.

Hasta ahora hay muchos teóricos del mainstream económico que conservan, más o menos edulcoradamente, esta confusión de aspiraciones de justicia con conceptos radicalmente falsos y equivocados.

Carl Menger apunta directamente a este vértice de la economía clásica y replantea desde sus raíces la teoría del valor, sacándola de la vorágine mistificadora de construcciones ficticias (los famosos “agregados”) que no corresponden ab initio a la discrecionalidad de la realidad y recuperándola para una ciencia de la economía basada en la naturaleza singular de cada hecho y de cada acción, partiendo del individuo particular y entrelazado con sus congéneres a través de la cooperación en sociedad; es decir, a través de acciones y hechos igualmente individuales. 

Menger dio a conocer su teoría del valor en su libro Principios de Economía, en 1871. Su objetivo era habilitarse para dar clases de economía en la Universidad de Viena. Sin embargo, quería hacerlo sobre la base de una reforma de la ciencia económica. Quería enseñar economía conforme a sus propias investigaciones. Por eso su libro se llama “Grundsätze”, que se ha traducido como “Principios”, pero que, en realidad, significa “Principios (Sätze) Fundamentales (Grund)”; o sea, de los principios, los que están en la base sobre la que se erigen y apoyan los demás.

En el Prefacio de su obra reclama como necesario el conocimiento de las doctrinas anteriores tanto como la independencia de juicio frente a los predecesores  para así “conseguir una profunda reforma de los cimientos de nuestra ciencia”. Se debe contar con las ideas de los predecesores, pero, a la vez, se debe “contrastar las opiniones doctrinales con la experiencia y las ideas de los hombres con la naturaleza de las cosas” (Principios, p. 100). (Grundsätze, pp. vi-vii).[3]

Menger propone “reducir los fenómenos complejos de la economía humana a sus elementos más simples, accesibles a la segura observación”; es decir, propone ir de los fenómenos económicos más complejos a partir de sus elementos constitutivos.

El método es exactamente opuesto al método al que llegó la escuela clásica cuando parte de categorías omnicomprehensivas, como el fondo anual de Adam Smith, la renta en David Ricardo o la clase social en Marx.

La especulación sobre ese tipo de categorías le hace decir a Marx, por ejemplo, que la propiedad territorial “absorbe” una parte de la plusvalía y que los terratenientes obtienen la plusvalía que se la extraen a los capitalistas, y éstos, a los obreros, a la clase trabajadora. Así, cuanto más capital se invierta en la tierra, más gigantesco será el tributo que la sociedad vendrá obligada a pagar a los grandes terratenientes.

Este absurdo es resultado de la teoría del valor-trabajo, que parte de Adam Smith cuando dice:

"El trabajo anual de cada nación es el fondo que en principio provee de todas las cosas necesarias y convenientes para la vida, y que anualmente consume un país. Dicho fondo se compone con el producto inmediato del trabajo, o con lo que mediante dicho producto se compra a otras naciones".

Menger rompe con la escuela clásica en este aspecto central, desde el método. Postula estudiar la economía partiendo del fenómeno individual para luego seguir el curso de composición de los fenómenos más complejos, y no al revés. 

La llamada joven escuela historicista, por otro lado, cuestionaba la posibilidad de leyes universales en la economía de los hombres y buscaba las particularidades de tiempo y lugar como determinantes de cada economía nacional.

Gustav Schmoller, por ejemplo, sostiene que no puede llegarse a esas leyes universales, ya que el fundamento sicológico de la vida económica cambia según el pueblo y la época (Volk und Zeit). 

Menger, entonces, a la edad de 31 años, publica el pequeño libro Principios de Economía contra la escuela clásica, predominante en Inglaterra, y, a la vez, contra la escuela historicista, predominante en Alemania.

A pesar de que su libro fue publicado en 1871, recién obtuvo el Venia legendi en 1872, de modo que empezó a dictar el curso de Banca y Crédito, de tres horas semanales, en la facultad de derecho de la Universidad de Viena. Mientras tanto, seguía de editor en el Wiener Zeitung, también en la revista Oesterreichische Wochenschrift, adscrita a ese diario, donde publicó recensiones de temas de economía, a la par que seguía trabajando en su puesto en el ministerio de la presidencia.

Friedrich von Wieser, uno de sus primeros discípulos, escribió en un artículo biográfico de Menger lo siguiente:

“Al estudiar los informes de mercado, [para el periódico en el que trabajaba, Menger] se dio cuenta de que los hechos a los que los expertos de mercado más experimentados atribuían la influencia decisiva en la fijación de precios, no concordaban en absoluto con las teorías de fijación de precios tal como se enseñaban científicamente”.[4]

A pesar de que Wieser no menciona ningún periódico en particular, Hayek atribuyó esos informes a su período en el diario oficial Wiener Zeitung.[5] Sin embargo, Menger, que tuvo una larga carrera periodística[6], reingresó a este diario en 1871[7], cuando ya tenía que haber desarrollado la nueva teoría; presentó un adelanto a la universidad hacia julio y el libro salió a las librerías en octubre del mismo año.[8] En todos los diarios de la época se publicaba las cotizaciones de la Bolsa, como se hasta hoy en día. En el Wiener Zeitung casi no se encuentran reportes o comentarios sobre la Bolsa, como se puede consultar hoy en día en los servicios digitales de la Biblioteca Nacional Austriaca.

Más bien, se puede encontrar comentarios, bastante sencillos, por cierto, de los movimientos bursátiles en el Wiener Tagblatt de 1865-66, del que fue editor general y donde, además publicó, por entregas, su novela El Judío Errante en Viena. El profesor Yukihiro Ikeda destaca en esta novela una referencia a los valores en Bolsa. Dos personajes hablan “de las acciones de la empresa de Ferrocarril, que ora están al alza, ora a la baja, en favor de la Bolsa, así como las mujeres hermosas en la Bolsa del Amor, con la única pequeña diferencia de que, en general, las acciones atractivas, mientras más tiempo pasa, obtienen mayor valor, mientras que con las mujeres sucede lo contrario…”[10]

Para mí esto quiere decir que Menger le daba vueltas al tema desde el segundo quinquenio de los 60s, y partiendo probablemente de sus clases con el profesor Peter Mischler, entre otros. En sus diarios anota en 1967: “Me aviento a [estudiar] economía política. Estudio a Rau, etc.”[11]

En sus diarios, el apunte más antiguo  sobre el valor es del 12 de setiembre de ese año: 

“El valor es la dependencia de nuestra satisfacción en el uso de un bien”.[12]

No se trata aquí de hacer el recorrido puntual de sus avances, pero sí se debe notar que estas ideas que ya tienen un tono mengeriano antes de Menger, por decirlo así, vienen de sus lecturas de los economistas alemanes. En el capítulo del valor de los Grundsätze el autor cita a 19 autores alemanes, 8 franceses, 1 italiano y 1 inglés, David Ricardo.

La tradición subjetivista alemana estaba al alcance de la mano desde Hufeland que, ya en 1807, había escrito: 

“Todos los bienes son bienes sólo en virtud de la representación [Vorstellung] que las personas (una o más) se hacen de ellos”. 

Y también estableció:

“…que las cosas que se convierten en bienes… si bien en gran medida se han de constituir a través del trabajo; que éstas, sin embargo, no se convierten en bienes a través del trabajo, sino que ellas sólo [lo hacen] a través de la representación de su valor, de su utilidad [Tauglichkeit] como medios para conseguir un fin, medios que se tiene y fines que se quiere conseguir”.[13]

Esa tradición se mantenía viva aún en época de Menger, por ejemplo, con Albert Schäffle (un socialista), que señaló en 1867 que: 

“El valor es una relación entre todos los bienes en la conciencia humana… predominantemente [es] de naturaleza subjetiva. Existe en la toma de conciencia económica de los fines [Zweckbewusstsein]”.[14]

No sólo el subjetivismo, sino también la noción de la utilidad decreciente era parte de esa tradición germana. Hildebrand, en 1848, decía que “Cuanto más se incrementa la cantidad de una mercancía útil, más disminuye la utilidad de cada pieza, en tanto no cambie la demanda”.[15] También la teoría de la función empresarial se puede encontrar en algunos de estos autores.

¿Cuál fue, entonces el aporte de Menger? Los primeros comentaristas del libro, entre 1871 y 1873, no fueron pocos ni poco significativos, aunque fallaron en captar su aporte singular a la economía. El libro fue comentado por tres de los más importantes journals de economía en Alemania. El único que no publicó nada fue el Schmollers Jahrbuch, aunque Schmoller se guardó para comentarlo en otra publicación.

El libro fue comentado en el Wiener Zeitung del 20 de octubre de 1871; en el tercer número de 1871 del Cuaderno Trimestral para la Economía, de Julius Faucher (liberal); en Die Presse, que atribuye el libro a Max Menger, el hermano congresista, el 13 de febrero de 1872, y sale una sátira sobre el autor en el semanario humorístico Figaro, el 17 de febrero de 1872. En el Deutsche Zeitung, de Viena, aparece un comentario muy auspicioso de Arwed Emminghaus, un conocido economista liberal de Karlsruhe. Un corto, pero muy importante comentario de Friedrich Hack, aparece en el primer cuaderno de la Revista Académica para Todas las Ciencias Políticas, editado por Albert Schäffle. Hack dice que se trata de “uno de los mejores trabajos que ha aparecido en los últimos tiempos sobre teoría económica”. Esta recensión hará que Menger revise el problema de la causalidad frente a los fines y medios. Según el profesor Kiichiro Yagi, la asimilación de la crítica de Hack le permitió a Menger profundizar conscientemente en el subjetivismo de su teoría.[16]

En junio de 1872 sale otra recensión, esta vez en la Revista Austriaca de Administración[17] y en junio del mismo año, otra más, en los Jahrbücher de Hildebrand y Conrad. Ese año también se publica el Anuario Alemán de Meyer con una referencia larga y elogiosa sobre la obra de Menger.[18] Finalmente, en diciembre, aparece un comentario encomiástico en la revista Sala de Justicia, órgano para la Judicatura y la Economía.[19] Al año siguiente, el libro es revisado en las Hojas Para el Intercambio Literario, pero, sobre todo, aparece el comentario de Gustav Schmoller, con quien sostendrá, una década después, la famosa disputa del método (la Methodenstreit) con Menger. 

Gustav Schmoller, como dijimos, no se reprimió de comentar el libro y lo hizo en una revista exclusivamente dedicada a las recensiones en todos los campos de la ciencia y el saber, la Hoja Literaria Central para Alemania[20]. Ahí Schmoller dice que Menger tiene una “visión sesgada”, que sigue a los autores ingleses sobre la abstracción del hombre económico y que no hace economía, sino “especulación de conceptos”.[21]

Una de las más importantes apreciaciones es la que hace otro representante de la joven escuela histórica, Wilhelm Roscher, a quien Menger había dedicado su estudio. En su Historia de la Economía política Alemana se refiere al “austriaco C. Menger, con sus muy abstractos análisis conceptuales, principalmente respaldados en la historia de la teoría, siempre originales y con frecuencia acertadamente fructíferos, que abordan, por ejemplo, la formación de los precios, primero, en el cambio aislado; luego, a través del comercio monopólico y, finalmente, bajo el influjo de la mutua competencia”.[22]

Menger, por su lado, hizo un largo comentario del libro de Roscher a los pocos meses de su aparición.[23] “El consejero Roscher —escribió— ha querido ofrecer a sus lectores una visión general de la situación actual de la economía alemana, un esfuerzo que en sí mismo solo es digno de reconocimiento”.

Luego, Menger hace una de sus primeras críticas al historicismo, comenzando por señalar el sesgo implícito en una historia del pensamiento escrita por la cabeza de una de las escuelas en disputa. La escuela histórica, añade, “Ha terminado imponiendo el criterio de los historiadores como único criterio de investigación.” Se tendrá que buscar, dice, “cómo incorporar las contribuciones de la escuela histórica para hacerlas útiles en una teoría depurada”.

Las sugerencias de Menger son las de un erudito. Dice que en la Historia de Roscher faltó una exposición de la relación entre la economía política y los seguidores de la filosofía aristotélica de los siglos XIV y XV, atención sobre la literatura aforística de los siglos XV y XVI, así como observaciones sobre “el proceso altamente interesante” de la inclusión de las culturas griega y romana antiguas en la formación moderna. Faltó, agrega, una referencia a la economía política previa a la era de la imprenta vertida en fuentes manuscritas del siglo XV.

Este artículo es para mí la primera respuesta de Menger al comentario de Schmoller, es decir, aquí rompe lanzas contra el historicismo, en lo que sería el primer capítulo de la Methodenstreit. De hecho, parece ser que este año se dedica más a los estudios que desembocarán en su libro Investigaciones Sobre los Métodos de las Ciencias sociales y de la Economía Política en particular, de 1883.[24]

Menger también publicó, a la muerte de Roscher, un artículo necrológico, que concluye reconociendo su importancia, incluso para los economistas “de la escuela austriaca”.[25]

Ese año, 1875, se produce el Primer Congreso de Economistas Austriacos y Carl Menger forma parte, entre otros 46 economistas, del comité provisional para organizarlo.[26] Ahí figura, también, Emil Sax, quien luego aportaría a la llamada “escuela austriaca”, estudios como el de La Esencia y las Tareas de la Economía Política (1883) y, sobre todo, su Fundamentos de la Ciencia Política Teórica (1887), en la que aplica la teoría económica austriaca del valor y el método a la administración pública y la política, casi ochenta años antes que la escuela de la Public Coice. También participaron de esta Comisión Moritz Szeps[27] y, F. X. Neumann y Max Wirth.

Lo interesante de este Congreso es que permite saber que Carl Menger no era tan conocido como su hermano Maximilian (Max) Menger, congresista especializado en temas económicos. Éste último participó con una de las ponencias, defendiendo la tesis proteccionista frente al partido de los “librecambistas” (Freihändler).[28]

Menger era conocido en el círculo de los periodistas y su obra conocida en algunos círculos económicos especializados; sin embargo, todavía no era conocido para el público amplio.

A pesar de ello, fue llamado para encargarse de la educación económica del Príncipe Rudolf en 1876, con quien hizo además un viaje por varios países de Europa. Quizá esta experiencia sirvió inicialmente para darse a conocer a públicos más amplios.

Menger se hizo mucho más conocido debido a la Methodenstreit, que formalmente empieza con su libro de 1883 y el comentario de Schmoller, en el Schmollers Jahrbuch.[29]

Lo que fue mucho más decisivo para que se conozca la importancia de su teoría fue obra, sin duda, de dos admiradores de su libro, Friedrich von Wieser y Eugen von Böhm-Bawerk. Ellos no siguieron los cursos de Menger, pero al dejar la universidad, en 1872 (año que recién entra Wieser a enseñar), fueron becados a universidades alemanas donde siguieron cursos de Knies, Roscher y Hildebrand. Fue en el seminiario de Knies que ambos hicieron trabajos sobre la relación de los costes con el valor.[30]

Wieser y Böhm-Bawerk, pero también Emil Sax, ayudaron definitivamente a dar a conocer la teoría del valor de Menger. Böhm-Bawerk llevó los principios mengerianos al problema de los intereses y el capital, Wieser acuñó el término “utilidad marginal” y Emil Sax aplicó la teoría, como ya dijimos, para analizar el comportamiento en la política y el sector público. Sax también se ocupó del problema metodológico[31], como lo hizo el propio Böhm-Bawerk en una larga recensión de las Investigaciones de Menger[32] entre otros, como Wieser,[33] Philippovich[34] Richard Schüler[35] o V. John,[36] para no hablar de los desarrollos en este tema en las generaciones posteriores de “austriacos”, como Joseph Schumpeter[37], Alfred Ammon[38] y Ludwig von Mises[39].

Menger una vez se explicó sobre el tema de “la escuela austriaca”, en el diario Die Zeit en 1903:

“Lo que se entiende bajo la así llamada escuela austriaca de economía no es ninguna relación personal entre profesor y alumno, y nunca lo ha sido. Los miembros del grupo de estudiosos que se identifica con este nombre son independientes entre sí; son investigadores conectados solo por ciertas doctrinas, no discutidas aquí en detalle, que, sin embargo, trabajan en diferentes campos del conocimiento, difieren entre sí en numerosos puntos y no siguen a una autoridad determinada”.[40]

Menger no buscaba hacer un movimiento, un partido o una secta. Su interés era científico y por eso logró que seguidores de tan distintos puntos de vista en muchos temas adhirieran a su teoría del valor, del dinero y los precios. Enseñó varios cursos en la Universidad de Viena durante treinta años y por eso, además de su participación en comités técnicos, por ejemplo, sobre la reforma monetaria y el patrón oro, fue reconocido por muchos especialistas. Él lideró el comité que se dedicó a estudiar el tema (Hayek publicó las transcripciones de las intervenciones).

60 Años

Ya para cuando cumplió 60 años, en 1900, empezaron los reconocimientos académicos y públicos de alcance más amplio.

Ese año Menger fue nombrado senador vitalicio, adscribiéndose al llamado Partido de la Constitución, que algunos identificaban con la izquierda.[41] Se le da el título de Hofrat (algo así como Consejero de Estado), que era un título honorífico; pero, sobre todo, la Universidad de Viena organiza varios actos celebratorios.

El Welt Blatt informa que Viktor Mataja dio un discurso en representación de los ex alumnos de Menger, quien agradeció, dice la nota, con muy amables palabras la ovación que se le brindó.[42] En aquella oportunidad, además, recibió el saludo del ministro de la Presidencia de Hungría, Dr. Koloman v. Szell, que le escribió al ser “uno de sus más antiguos y más sinceros admiradores...”[43]

Las celebraciones terminaron en la noche con un banquete en el “Hotel Archiduque Carlos”, durante el cual tomaron la palabra Philippovich, que habló de Menger como padre de todos ellos, y como precursor de la defensa de la libertad de la Universidad. Komorzynski, por su parte, lo celebró como fundador de la floreciente escuela austriaca de economía, comparable a las escuelas de economía en el extranjero. Y Viktor Mataja se encargó de leer algunos de los saludos enviados desde otros países, como de su hermano Anton, en Niza, Enrico Ferri, Lampertico, desde Italia, así como Smart y James Bonart, desde Inglaterra y Pierson, en ese entonces ministro en Holanda, entre otros.

Max Menger hizo uso de las palabras para hablar de la situación internacional y decir que su hermano podía estar satisfecho de haber iniciado escuela de ciencia política y económica tan sólida y prometedora de mayores florecimientos. Hubo varios brindis, entre los que cabe destacar el que hizo un Dr. Maresch “como el más antiguo de los oyentes de Menger”.[44]

Robert Zuckerkandle publicó un artículo sobre Menger en la Neue Freie Presse, en el que, después de describir cómo el valor de los bienes de consumo impacta en cada uno de los factores de la producción, destaca que la investigación de Menger sacó a la economía política de un punto de estancamiento, y “ha dado solución o ha abierto los caminos para llegar a las mismas cuestiones de la ciencia y la economía”.[45]

70 Años

Son muchas las referencias de los diarios en torno al 60 aniversario de Menger, pero son más todavía las que aparecieron cuando cumplió 70 años, en 1910, fecha en que le otorgaron el doctorado honoris causa de la facultad de filosofía de la universidad de Praga y también el doctorado honoris causa de la facultad de derecho de la Universidad de Viena.

Para esta ocasión el Neues Wiener Tagblatt publicó en primera plana un artículo de Ernst Seidler sobre el homenajeado. Ahí decía el autor, que Menger había fundado la escuela austriaca de economía, “que hoy goza de la más alta reputación en todo el mundo. Son numerosos los nombres de los investigadores que han desarrollado su teoría, sobre todo, la del conocimiento de la subjetividad en el concepto de los bienes y del valor económico”.[46]

La Asociación Alemana de Ciencias Sociales organizó un homenaje, en el que el discurso de celebración estuvo a cargo de Zuckerkandle. Recordó que “En los años sesenta la teoría de Smith-Ricardo se encontraba en el punto más alto de su vigencia, al punto que todos los pensadores importantes, incluso John Stuart Mill, habían cerrado filas en torno a esta teoría. En ese momento, Menger ya estaba preocupado por las ideas que luego estableció en los Principios de Economía”. Desde entonces “combatió la idea de que todos los bienes podían incrementarse a voluntad”. Menger descubrió que “El valor esperado del producto esperado determina el valor del factor de producción”.[47]

Menger había desarrollado la noción de órdenes de los bienes económicos, determinando que el valor de cada bien de primer orden impactaba en el valor de bienes de segundo orden, y así sucesivamente. Lo que hoy llamamos “estructura de la producción” es este tejido de conexiones causales entre, por un lado, los bienes de un mismo orden y, por otro lado, entre los bienes de órdenes sucesivos, cada uno con sus valoraciones, sus ofertas, sus mercados.

El día de su cumpleaños le enviaron múltiples parabienes distintos funcionarios y hombres de estado.  Figuran el presidente de la Comisión de Exámenes Estatales, el rector y el cuerpo de docentes de la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Carlos Fernando, de Praga, así como de la Universidad Checa de Praga, la Universidad de Budapest y el colegio de docentes de la Escuela de Comercio de Moscú, que lo saludó como “el fundador de la nueva concepción económica”.

En representación de los exalumnos, el exministro Böhm-Bawerk presentó a Menger un retrato hecho por Ferdinand Schmutzer y una caja con más de 300 fotografías de hombres de estado, especialistas y ex alumnos de muchos países. La caja con las fotos se puede consultar en la colección personal de los documentos de Carl Menger en la Universidad de Duke; en línea, se puede conseguir la lista de los fotografiados.

Böhm-Bawerk habló en nombre de los exalumnos: “El día que hoy celebramos representa un hito en su vida. Su vida, empero, marca un hito en el desarrollo de la ciencia a la que usted ha dedicado su vida”.[48]

75 Años

También hubo actos celebratorios cuando Menger cumplió 75 años, en 1915. Algunas revistas publicaron su foto más actualizada[49] y una lo llamó “el Néstor de la facultad de derecho y uno de sus más importantes profesores en Austria”.[50] La Neue Freie Presse publicó la lista de saludos oficiales, de ministros y de personalidades que recibió, entre los que cabe mencionar al del ministro de la Presidencia, al ministro de Educación y al Alcalde, quienes subrayaron la importancia de su obra y agradecieron su contribución a la investigación científica y los años dedicados a la enseñanza.[51]

El alcalde Weiskirchner termina su mensaje así:

“Nos regocijamos con Usted por su bienestar y su vitalidad, porque sus logros en el campo de la investigación científica, por los que le agradecemos hoy, se han convertido en propiedad común”.

Para la fecha también apareció el artículo de Joseph Schumpeter “Con ocasión del Aniversario 75 de Karl Menger”[52]. En un pasaje de su artículo, Schumpeter compara a Menger con Copérnico y Newton y recuerda que hacia finales del siglo diecinueve todavía brillaban los nombres de Quesnay y Ricardo. Finalmente, dice, hacia finales del siglo XIX se produce un florecimiento [de la economía], en cuyo umbral se yergue la figura de Karl Menger.

“El —agrega— dio a la Economía social teórica lo más grande que en absoluto puede darle un investigador: no un método nuevo, tampoco un nuevo programa o algo así, si no, un nuevo principio fundamental (Grundprinzip), una nueva idea fundamental, que él comprehendió por completo, y que demostró ser extraordinariamente fructífera; [Menger] hizo algo nuevo a partir de ella, algo que arrancó a la ciencia de sus antiguos goznes y la colocó en otros nuevos”.

80 Años

Cuando Menger cumplió 80 años, se produjo una verdadera explosión de publicaciones. Hubo, como en otras ocasiones, una celebración (Festfeier) en la Universidad, de la que informaron muchos periódicos.

Estuvieron, de entre sus alumnos y seguidores, varios exministros, como Plener y Seidel, Hussarek, Böhm-Bawerk y Wieser. También, el gobernador del Banco Austrohúngaro, Spitzmmüller, Viktor Mataja y “muchos profesores universitarios, abogados, autores de libros de economía, funcionarios de la administración, muchas damas y un amplio número de estudiantes, hombres y mujeres”.[53]

El rector de la Universidad, Ernst Schwind, inauguró la efeméride señalando que “A través de la fundación de la Escuela de Viena de la economía teórica él y sus seguidores, Böhm-Bawerk y Friedrich Wieser, han elevado de manera extraordinaria el prestigio de nuestra Universidad y con la reputación de nuestra facultad de derecho y la escuela vienesa de economía teórica, Austria extendió la fama más allá de sus fronteras”.

Joseph Schumpeter, como presidente de la Sociedad de Economía, señaló: “Su obra ha llegado al mundo entero y fue sólo la fuerza del argumento lo que logró el éxito”.

“Lentamente —añadió—, Karl Menger ascendió a una posición en la ciencia que nunca más se le podrá quitar”.[54] Dijo también que se había convertido en un “personaje histórico”, “una sólida roca contra la cual debe romperse el juicio cambiante de las generaciones de economistas” que se suceden”.

El discurso celebratorio estuvo a cargo de Wieser, que se refirió a los antecedentes alemanes de la teoría, pero enfatizando que, de todos esos pensadores que siguieron vías parecidas, Menger es el que llegó más lejos, y “no porque desarrolló el dominio más amplio, sino porque él, en una pequeña circunscripción, plantó los fundamentos de la manera más firme”.

“Menger, agregó, nunca abandonó las bases del pensamiento alemán. Él mismo ha dicho que agradece extraordinariamente mucho a la ciencia alemana, y el libro de Menger es la continuación viva del pensamiento económico alemán”. A su vez, “sus ideas son ladrillos para una construcción ulterior”. Wieser se dirige a la cuarta generación de la escuela, invocando a sus representantes a continuar nuevos desarrollos de la teoría sobre la base de los principios fundamentales.

En homenaje al profesor publicaron artículos Arthur Glaser, Robert Zuckerkandle y Ludwig von Mises.[55] Muchos diarios informaron sobre las celebraciones  en la universidad, sobre la pensión honorífica que le concedieron y sobre el primer doctorado honorífico de la Facultad de Ciencias Políticas que se le concedió en esta oportunidad.

En diciembre de ese año un comité de amigos y seguidores lo visitaron en su casa y en su reconocimiento le obsequiaron un retrato suyo, encargado al medallista Ruepp, además de una moneda de bronce por sus 80 años, moneda de la cual hicieron varias acuñaciones.[56]

1921, el fallecimiento

La fama del pensador era tal que varios diarios informaron que había caído severamente enfermo un día antes de su cumpleaños 81.[57] Murió el 26 de febrero. Muchos diarios y revistas informaron del luctuoso suceso y aparecieron artículos de Mises[58], Zuckerkandl[59], Viktor Graetz[60] y Schumpeter.[61]

En este texto Schumpeter se refiere a la refutación al origen clásico de la teoría marxista:

“En el campo de la teoría pura Marx es discípulo de Ricardo y, así mismo, de algunos seguidores de Ricardo, principalmente los teóricos del valor socialistas y semi-socialistas de los años veinte, en Inglaterra” (p. 202).

En la reunión anual de la sección de ciencias políticas y filosofía de la Academia de Ciencias Francesa, de la Menger era miembro, Imbar de la Tour dio un discurso en homenaje a “uno de los más famosos y, como profesor, más querido, economista de Europa”.[62]

Sus teorías habían llegado a Rusia, que al momento de su muerte ya era la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, a Alemania, Francia, Estados Unidos, Italia, Suecia y, por supuesto, a los países que habían pertenecido al imperio austrohúngaro.

Esta celebridad de Menger se mantuvo mientras sus discípulos o seguidores seguían vigentes, pero se fue apagando desde los años 30, a pesar del éxito que tuvo Mises en advertir de la crisis que se venía a fines de los años 20 y a pesar, también de que Hayek reeditara en Londres los Principios y otros trabajos más de Menger en cuatro volúmenes. Hay que decir, sin embargo, que fue una edición facsimilar (o sea, en alemán), que, a su vez, se reeditó en Alemania en los años 70.

Contribuyó a este declive en la fama el que el libro de 1871 no se reeditara en vida del autor. La traducción al ruso, en 1903, no fue autorizada y Menger prefería trabajar en su segunda edición antes que entregar el libro a los traductores. Se vertió al italiano en 1909 y al inglés recién en 1950, en una edición que no es fidedigna. En 1958 se tradujo a chino y al español, recién en 1977. En japonés, en 1982 y en portugués en 2017.

La primera edición crítica es la de Gilles Campagnolo, en francés, de 2020, casi 150 años después de la primera edición; en ella se incluyen anotaciones de Menger a su propio texto original.[63]

Más que el tema de las traducciones y las ediciones, sin embargo, hay que saber que la economía, a partir, especialmente, de Jevons, Walras y Marshall, comenzó a desarrollar otro tipo de lenguaje, el lenguaje de la representación matemática. Esta tendencia hizo que muchos concibieran la economía como un estado de equilibrio o que, al menos tal sería deseable. Por otro lado, la inclinación de los clásicos a agregar elementos para su representación matemática permitió que algunos asumieran que tales variables tenían vida propia y, con ello, hacían operaciones con valores y funciones que, en realidad, no se presentan tan homogéneos a la observación. 

Además, la teoría pura, es decir, aquella que abstrae de los casos particulares los principios generales validados en una primera observación empírica perdió el encanto de generaciones más acostumbradas a la resolución práctica de los problemas económicos. Con la guerra mundial, además, los apremios de muchos países convirtieron a la economía en una disciplina más al servicio de los políticos. Esta es la raíz del éxito de Keynes, por ejemplo, representante de una macroeconomía que hasta ahora se sigue con credulidad. Keynes les dio a los políticos la justificación teórica para el gasto público y el poder, tal como había sucedido con Schmoller y los historicistas con relación a los Hohenzollern, con relación a Bismarck y su nacional-estatismo.

A tal punto llegó el silenciamiento de Menger en la posguerra, que, Schumpeter sólo lo menciona de pasada en su Historia del Análisis Económico, en el apartado sobre la Escuela Austriaca, dedicando acápites, en cambio, a Böhm-Bawerk y Wieser.[64]

El historicismo ha revivido en nuestra época gracias al uso de la estadística, convertida en un medio de conocimiento económico, en vez de reconocerse como instrumento de la historia económica, como en el caso de Thomas Piketty, que usa series estadísticas para mostrar “los órdenes de magnitud alcanzados en la práctica por el reparto de los ingresos por trabajo, [por una parte] y por la otra en la propiedad del capital y de los ingresos que produce”.[65]

De esta estadística pretende Piketty sacar conclusiones sobre cómo regular el capital en el siglo XXI, principalmente a través del impuesto progresivo “adaptado al capitalismo patrimonial del siglo XXI”.[66]

El autor cree que puede establecer algo así como un “nivel de deuda pública deseable” y sostiene que la solución está en la “deliberación democrática”. O sea, más poder para los políticos y más espacio para el clientelismo.

A pesar de ello, piensa Piketty, que “podemos fijar un límite a la cantidad de capital que se puede considerar, a priori, como acumulable. Ese nivel máximo consiste en acumular tanto capital como para que la tasa de rendimiento de capital r, supuestamente igual a su productividad marginal, caiga al nivel de la tasa de crecimiento g[67].

Lo de Piketty es una buena muestra de adónde lleva un cúmulo de opiniones vertido en un cóctel de historicismo, marxismo supérstite y neokeynesianismo.

Por supuesto hay otras escuelas y movimientos en el pensamiento económico actual, algunos bastante valederos. La ciencia económica de hoy sacaría mucho provecho de un replanteo de sus conceptos básicos, de una disciplina metodológica que parta del hecho individual observable y que despliegue con rigor lógico la derivación de sus conclusiones.

El aporte de Menger en su tiempo es el mismo que puede darse en el nuestro. En su obra están sentadas esas bases conceptuales de las que debe partir, una vez más, el razonamiento económico teórico puro. No se trata de seguir a Menger como si estuviéramos en 1871, sino, más bien, de revisar desde entonces los errores y falacias en las que se ha caído, para partir de una base sana, fructífera y perdurable.

Menger necesita, sin embargo, como en el siglo XIX, investigadores que desarrollen sus principios fundamentales y que sepan aprovechar su rico legado para una reforma de las bases de la ciencia económica. Menger es todavía una cantera inagotable.

Espero que esta reseña de estos aspectos de su vida y de su obra sirvan para alentarlos, por lo menos a algunos de ustedes, a estudiar a Menger y enfrentar, con sólida base, los errores, los desafíos, los problemas y las demandas del siglo XXI.

Muchas gracias.

Referencias:

[1] La teoría del valor de Adam Smith, dice Paul H. Douglas, “casi inevitablemente dio pie a las doctrinas de los socialistas post- Ricardianos y a la teoría del valor trabajo y a la teoría de la explotación de Karl Marx”. En “Smith’s Theory of Value and Distribution”, The University Journal of Business, Vol. 5, 1 (Enero de 1927), p. 53 [jstor.com]. Las raíces de la contradicción fundamental de esa filosofía del valor, “que se pone de manifiesto en el tercer volumen de Das Kapital, están ya implantadas en el primer volumen de La riqueza de las naciones” (p. 69). También, Murray Rothbard, Historia del pensamiento económico, I. Madrid Unión Editorial 1999, p. 449 y, en general, pp. 491- 502.

En contra, véase John F. Henry, “Adam Smith and the Theory of Value: Chapter Six Considered”, en History of Economic Revue, Vol. 31, 2000, Issue 1 [Google].

[2] “Epílogo a la segunda edición”, en Karl Marx, El Capital. Crítica de la economía política. Libro Primero, El proceso de producción de capital, I. 31ª. ed. Edición a cargo de Pedro Scaron. Traducción, advertencia y notas de Pedro Scaron. México, Siglo XX editores, s. a. de c.v., p. 16.

[3] Carl Menger. Principios de Economía. 2ª. reimpresión. Madrid: Unión Editorial, S.A. (en adelante, Principios). Carl Menger. Grundsätze der Volkswirthschaftslehre. Erster Allgemeine Theil. Wien: Wilhelm Braumüller, [1871], en F. A. Hayek. Carl Menger Gesammelte Werke. Herausgegeben mit einer Einleitung und einenm Schriftverzeichnis von F. A. Hayek., Band I (1871). 2. Auflage. Mit 1 Tafel. Tübingen: J. C. B. Mohr (Paul Siebeck) Tübingen. Esta es la segunda edición de los Gesammelte Schriften que apareció primero en Londres, en 1934. Los cuatro volúmenes se pueden consultar en los repositorios del Mises Instiitute de Alabama, https://mises.org/library/collected-works-carl-menger-german-four-volumes. Los Grundsätze también están online en www.archive.org.

[4] Friedrich v. Wieser, “Karl Menger”, en Neue Österreichische Biographie 1915-1918. Wien, Wiener Drucke, 1923: 89.

[5] Hayek, “Introducción”, en Menger, C. Principios de Economía Política. 2ª. ed. Madrid, Unión Editorial, 2013, p. 52.

[6] Kiichiro Yagi, “Carl Menger as a journalist and tutor of the Crown Prince Rudolf”, en Austrian Economics and German Thought. From Subjectivism to social evolution. New York: 1st. issue in paperbacj, Routledge, [1911] 1916: 18-26.

[7] La fecha la precisa Menger en la solicitud de ingreso a la enseñanza en la Universidad de Viena. Margarete Boos, Die Wisenschaftstheorie Carl Mengers. Wien, Hermann Bölhau Nachf., 1986: 7.

[8] La editorial Braumüller anunció, entre sus novedades de la semana del 21 al 28 de octubre, los Grundsätze. “Erschienenen Neuigkeiten des österr. Buchhandels. Vom 21 bis 28 Oktober”, en Österreichische Buchhändler Correspondenz, Nr. 32, Zwölfter Jahrgang, 28 de octubre de 1871, p. 1. El libro de Menger aparece catalogado con el Nr. 2293 de la editorial. La primera recensión del libro data del 20 de octubre.

[10] Yukihiro Ikeda, Die Enstehungsgeschichte der “Grundsätze“ Carl Menger. St. Katherinen, Scripta Mercaturae Verlag, 1997: 52. Lamentablemente, el ejemplar de la fecha que consigna Ikeda no contiene esa cita, por lo que habrá que seguir buscando en los archivos.

[11] Yukihiro Ikeda, “Carl Menger in the 1860s: Menger on Roascher’s Grundlagen, en Gerrit Meijer (ed.), New Perspectives on Austrian Economics. New York, Routledge, p. 27. [“1867 Sept. Werfe mich auf Nationaloek. Studiere Rau etc.”].

[12] “Wert ist die Abhängigket unserer Befriedigung von den Benutze eines Gutes“, citado de Heft 1, p. 79, por Kiichiro Yagi, “Carl Menger as Editor: Significance of Journalistic Experience for His Economic Thought and for His Later Life”, Revue européenne des sciences sociales. 1992, T. 30, Nr. 92, Editing Economists and Economists as Editors (1992), p. 99.

[13] Citado en Erich W. Streissler, “The influence of German economics on the work of Menger and Marshall”, en Bruce J. Caldwell (ed.). Carl Menger and his Legacy in Economics. Annual supplement to volume 22, History of political economy. Durham and London, Duke University Press, 1990, p. 42, infra.

[14] Citado por Streissler., ob. cit., p. 43.

[15] Idem., p. 44.

[16] Kiichiro Yagi, “Carl Menger after 1871: Quest for the Reality of ‘Economic Man’, en Hagemann, Nishizawa e Ikeda (eds.). Austrian Economics in Transition.From Carl Menger to Friedrich Hayek. Hampshire, Palgrave Macmillan, 2010, pp. 26-30.

[17] Oesterreichische Zeitschrift für Verwaltung. V. Jahrgang, Nr. 26, 27 de junio de 1872, pp. 103-104.

[18] Otto Damer (ed.) Meyers Deutsches Jahrbuch. Erster Jahrgang. Zweite unveränderter Abdruck. Hildburghansen: Verlag Bibliographisches Institut, 1872, pp. 660-677.

[19] Gerichtshalle. Organ für Rechtspflege und Volkswirtschaft, Nr. 97, Sechszehnter Jahrgang, 2 de diciembre de 1872, pp. 4-5.

[20] Literarisches Centralblatt für Deutschland, Nr. 5, 1 de febrero de 1873, pp. 142-143.

[21] Hay versión en inglés de este comentario, en Bruce J. Caldwell, Hayek’s Challenge. An Intellectual Biography of F. A. Hayek. Chicago, The University Press of Chicago, 2005, pp. 409-410. También en español, El Desafío de Hayek. Una biografía intelectual de F. A. Hayek. Traducción de Bas Uribe. Unión Editorial, S. A. pp. 449-450.

[22]  Wilhelm Roscher, Geschichte der National-Oekonomik in Deutschland. Herausgegeben durch die hist. Commission bei der königl. Akademie der Wissenschaften. München, R. Oldenbourg. Faksimile Ausgabe. Düsseldorf, Verlag Wirtschaft und Finanzen GmbH, [1874], 1992, p. 1040. (También en www.archive.org).

[23] “Wilhelm Roscher”, en el Wiener Abendpost del Wiener Zeitung, 26 de enero de 1875, pp. 4-5. (En https://anno.onb.ac.at/)

[24] En español está incluido en El Método de las Ciencias Sociales. Estudio Introductorio de Darío Antiseri. Edición de Dario Antiseri y Juan Marcos de la Fuente. Madrid, Unión Editorial, S. A., 2006.

[25] F. A. Hayek (ed.). Carl Menger, Gesammelte Werke. Herausgegeben mit einer Einleitung und einem Schriftenverzeichnis von F. A. Hayek. 2. Auflage. Mit 1 Tafel. Band III, Kleiner Schriften zur Methode und Geschichte der Volkswirtschaftslehre. Tübingen: J. C. Mohr (Paul Siebeck) Tübingen, p. 281.

[26] Die finanzielle Tagesblatt Der Reporter. Zeitung für Finanzwesen und Volkswirthschaft, Nr. 23, VI Jahrgang, 29 de enero de 1875, p. 3. (en https://anno.onb.ac.at/cgi-content/anno?aid=rep&datum=18750129&query=%22Congress,%22+%22Volkswirthe%22&ref=anno-search&seite=3). Menger no aparece en el Bericht über die Verhandlungenb des ersten Congresses oesterreichischer Volkswirthe zu Wienn am 5., 6. Und 7. April 1875. Im Auftragen des ständiges Ausschusses, herausgegeben von Dr. Emil Sax. Wien, Verlag der C. J. Manz’schen Buchhandlung, 1875 (está digitalizado en Play Google). Sólo aparecen las intervenciones de su hermano Max.

[27] Moritz Szeps sería más adelante la persona con que Menger contactó al Príncipe Rudolf para que publique sus artículos en forma anónima.

[28] Véase, Kiichiro Yagi, “Portrait of an Austrian liberal. Max Menger’s politics”, en Yagi, ob. Cit., pp.5-17.

[29] Gustav Schmoller, “Die Methodologie der Staats und Sozialwissenschaften“, en Jahrbuch für Se puede consultar en línea, acceso libre, en la estupenda colección de journals Digizaitschriften, en https://www.digizeitschriften.de/. Schmoller luego republicó el artículo en una antología, donde morigeró su vitriólicos excesos.

[30] F. A. Hayek, Obras Completas, Vol. IV, Las vicisitudes del liberalismo. Ensayos sobre Economía Austriaca y el ideal de la libertad. Edición preparada por Peter G. Klein. Edición española al cuidado de Jesús Huerta Soto. Madrid, Unión Editorial S. A., 1996, p. 120.

[31] Emil Sax. Das Wesen und die Aufgaben der Nationalökonomie. Ein Beitrag zu den Grundprobleme dieser Wissenschaft. Wien. Alfred Hölder, 1884 (también se puede encontrar en Google Play).

[32] Zeitschrift ü das Privat- und Oeffentliches Recht, 1884, pp. 207-221. Véase también su escrito en respuesta a Lujo Brentano y el editorial inaugural del ZSVS.

[33] “Das Wesen und der Hauptinhalt der Theoretischen Nationnalökonomie”, en Schmollers Jahrbuch, XXXV. V. 2, 1911, pp. 909-931, reproducido en Hayek (ed). Friedrich von Wieser, Gesammmelte Abhandlungen, p. 34 y ss.

[34] Über Aufgabe und Methode der Politische Ökonomie. Eine akademische Antrittsrede von Dr. Eugenb von Philippovich. Freiburg 1. B., Akademische Verlagsbuchhandlung von J. C. B. Mohr (Paulk Siebeck), 1886. Se puede consultar en la Münchener DigitalsierungsZentrum Digitale Bibliothek (MDZ), Bayerische StaatsBibliothek (BSB).

[35] Richard Schüller. Die Wirthschaftspolitik der Historischen Schule. Berlin: Carl Heymanns Verlag, 1899. Sigue muy de cerca a Menger y dedica un capítulo a los “Die Wirtschaftspolitischen Methoden”, pp. 112-131

[36] V. John, “Zur Methode der heutigen Social-Wisenschaft“, en Zeitschrift für Volkswirtschaft, Socialpolitik und Verwaltung. Herausgegeben von Eugen von Böhm-Bawerk, Karl Theodor v. Inama-Steregg, Ernst v. Plener.Erster Band. Prag, Wien, Leipzig. Wien, Buchhänlder der Kis. Akademie der Wissenschaften in Wien. Y „Zur Genesis der rRealistischen Wissenschaft. Historisch-Kritische Skizze“, en la misma publicación, Zweiter Band, 1893, p. 1-22 y 228-252.

[37] Joseph Schumpeter. Das Wesen und der Hauptinhalt der theoretischen Nationalökonomie. Leipzig: Verlag Duncker & Humblot, 1908. Es su tesis doctoral. Se puede encontrar online, libre acceso, en www.archive.org. La traducción al inglés puede adquirir en reproducciones en librerías online. No conozco traducción al español.

[38] Alfred Ammon. “Objekt und Grundbegriffe der theoretischen Nationalökonomie“ [1911] reproducido, de la segunda edición [1927], en Objekt und Grundbegriffes der Theoretischen Nationalökonomie. Mit einer Einleitung von Terence W. Hutcheso. Wien: Böhlau Verlag, 1996.

[39] En sus escritos de fines de los veinte y los treinta, con sus Grundprobleme, Nationnalökonomie y The Human Action, hasta llegar a The Ultimate Foundation of the Economic Science. An Essay on Method, todas traducidas al español gracias a Unión Editorial. En las generaciones posteriores destaca el libro de Fritz Machlup, Methodology of Econnomics and Other Social Sciences y resulta interesante, también, Félix Kaufmann, Metodología de las Ciencias Sociales (Kaufmann era miembro del círculo Mises, del círculo de Kelsen y del Círculo de Viena.

[40] “Die österreichische Schule”,Die Zeit, 20. Julio de 1903, p. 4.

[41] Vaterland, 22. Febrero de 1900, p. 11; Deutsche Volksblatt, 24. Febrero de 1900, p. 20; y Znaimer Wochenblatt, 28. Febrero de 1900, p. 2.

[42] (Neuigkeits) Welt Blatt, 25. Febrero de 1900, p. 5. También, Neue Freie Presse, 24. Febrero de 1900, p. 3.

[43] Neue Freie Presse, 24. Febrero de 1990, Abendblatt, p. 1.

[44] Neue Freie Presse, 25. Febrero de 1900, p. 6.

[45] Neue Freie Presse, 23. Febrero de 1900, pp. 9-10.

[46] Neues Wiener Tagblatt, 23. Febrero de 1910, pp. 1-2.

[47] “Karl Menger”, en Prager Tagblatt, 20. Febrero de 1910, pp. 7-8.

[48] Neues Wiener Tagblatt, 24. Febrero de 1910, p. 9.

[49] Wiener Bilder, 28. Febrero de 1915, p. 4 y 8; Österreichische Illustrierte Zeitung, 28. Febrero de 1915, p. 8 y 16.

[50] Österreichische…, ob. cit., p. 16.

[51] Neue Freie Presse, 24. Febrero de 1915, p. 11.

[52] Neue Freie Presse, 23. Febrero de 1915, p. 9.

[53] Neue Freie Presse, 23. Febrero de 1920, pp. 4-5.

[54] Cf. Joseph A. Schumpeter. Historia del análisis económico. Publicada sobre la base del manuscrito por Elizabeth Boody Schumpeter. Versión española a cargo de Manuel Sacristán con la colaboración de José A. García Durán y Narcís Serra. Prólogo de Fabian Estapé. Barcelona:  Planeta, S. A., [1971] 2012, pp. 923-24.

[55] Glaser, “Ein Gelehrtedaseisn. Zu Karl Mengers 80. Geburtstag, Neues Wiener Tagblatt, 20. Febrero de 1920, p. 2; Robert Zuckerkandle, “Karl Menger“ en la Neue Freie Presse, 22. Febrero de 1920, pp. 3-4; y Mises, “Zu Karl Mengers achtzigsten Geburtstag“, en Neues Wiener Tagblatt, 22. Febrero de 1920, p. 2.

[56] Österreichische Illustrierte Zeitung, 15. Agosto de 1920, p. 9; Neue Freie Presse, 5. Diciembre de 1920, p. 9 y Neues Wiener Tagblatt, 7. Diciembre de 1920, p. 22.

[57] Grazer Tagblatt, 26. Febrero de 1921, p. 11, y 24. Febrero de 1921, p. 4; Wiener Zeitung, 23. Febrero, p. 12. “Aunque hubo una mejoría bienvenida en la condición del por todos conocido y querido erudito en el transcurso de ayer, el estado sigue siendo peligroso en vista de su avanzada edad”. (Neues Wiener Journal, 24. Febrero de 1921, p. 10. El Neues Wiener Abdendblatt, informó que en la noche del domingo al lunes (día de su cumpleaños 81) sufrió un infarto que lo dejó gravemente enfermo (23. Febrero de 1921, p. 2 (18).

[58] Neues Wiener Tagblkatt, 26. Febrero de pp. 16-17.

[59] Prager Tagblatt, 27. Febrero de 1921, p. 3.

[60] Neues Wiener Tagblatt, 27. Febrero de 1921, p. 2.

[61] Zeitschrift für Volkswirtschaft, Sozialpolitik und Verwaltung. Neue Folge, Band 1, pp. 197-206.

[62] (Linzer) Tages-Post, 19. Diciembre de 1921, p. 3. También, Neue Freie Presse, misma fecha, p. 4 y Wiener Zeitung, 20. Marzo de 1921, p. 6.

[63] Carl Menger, Principes d’économie politique. Première Édition Critique incluant les annotations inédits de l’autour. Établie et présenté par Gilles Campagnolo. Prefacio de Bertram Schefold. Paris, Éditions du Seuil.

[64]  Schumpeter.ob. cit., pp. 923-929.

[65] Thomas Piketty, El capital en el siglo XXI. Santiago, Fondo de Cultura Económica, 2014, p. 49.

[66] Ibidem., p. 54.

[67] Ibidem, p. 631.