La falta de información perjudica la guerra contra el terrorismo
Por Jim Harper
Todos los argumentos de la administración de Bush apoyando el programa de vigilancia doméstica de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) se basan en una premisa.
Los de la administración plantean esta premisa cuando hablan sobre “el peligro que merodea†y la “guerra†en la cual estamos involucrados. Su premisa: el riesgo incesante de un ataque terrorista doméstico.
Los secretos excesivos no le permiten a la administración respaldar su caso. Oyendo al presidente y a sus colaboradores, ¿qué hemos aprendido sobre el riesgo de un ataque terrorista? ¿Cuál es la probabilidad de un ataque y cuál sería su consecuencia? En toda esta plática siniestra, no hay mucha información.
Podemos comparar el riesgo de un ataque terrorista a otros peligros que nuestro país ha confrontado: Durante el clímax de la Guerra Fría, estuvimos a pocos minutos figurativos de la media nocheâ€"el momento en el cual la Unión Soviética y EE.UU. iban a lanzarse sus arsenales y traerían el mundo a su finalidad. La política pública en la que dependíamos para protegernos era la habilidad de regresar con un ataque luego de que nuestras ciudades fuesen destruidas, nuestra gente esté muerta o severamente enferma: la Destrucción Mutuamente Asegurada.
Solo un revisionismo extremo apoyaría la aseveración de que nuestradoctrina nuclear en aquel entonces parecía ser estable o que los tiempos que vivíamos eran tranquilos. Los niños estadounidenses crecieron aterrorizados con la sensación de que ellos y sus familias podrían morir en cualquier momento y con tan solo unos minutos de advertencia.
Pero no dispensamos del libro de reglas durante la Guerra Fría. La rama ejecutiva no hizo demandas extravagantes de poder. Los excesos que habíanâ€"McCarthyism, la vigilancia injustificada y los intentos de socavar a los grupos de presión que obedecían la leyâ€"fueron controlados aún cuando la aniquilación nuclear era una amenaza.
¿Cómo se compara este riesgo de terrorismo con el riesgo de una guerra nuclear hoy? Un reportero del New York Times, James Risen, sostiene que al Queda ha sido reducido a métodos de ataque convencionales, como los bombardeos que vimos en Londres y Madrid. Dichos ataques no son nada que debemos desear pero combinados mataron a menos gente que la que puede morir debido a accidentes de carro en cualquier fin de semana a través de EE.UU.
En Black Hole: The Secret History of American Conterterrorism, el historiador de seguridad Timothy Naftali escribe, “El público estadounidense debería saber que los terroristas no pueden ganar ninguna guerra contra EE.UU.†Un efecto secundario de los secretos gubernamentales, por supuesto, es que los analistas exteriores pueden hacer dichas declaraciones con tanta confianza. Cualquier nueva información acertada podría cambiar el cálculo de riesgo.
Esto sería bienvenido. La administración debería de darnos más información con la cual evaluar el riesgo que confrontamos, no solo detalles superficiales de conspiraciones incubadas y frustradas hace ya varios años. La política pública de esconder informaciónâ€"aún cuando se lo hace para proteger fuentes y métodosâ€"crea muchas más enfermedades de las que cura.
Durante la Guerra Fría, los secretos eran el modus operandi de nuestros servicios de inteligencia. Sin ser desafiados por académicos externos, las críticas, o el debate, ellos formaronsus juicios sobre la fuerza económica y los preparativos militares de la Unión Soviética estando terriblemente equivocados.
Docenas de peligros para las vidas y la salud de los estadounidenses se presentan antes que el terrorismo. Para el estadounidense promedio, la probabilidad de morir en un ataque de terrorismo es esencialmente cero. Sin embargo, muchos estadounidenses hablan de “los terroristas†como si ellos estuvieran entre nosotros en todos los centros comerciales y todos los aviones. Algo del miedo actual se debe a la desgraciada retórica usada para defender el programa de vigilancia doméstica de la NSA.
Sin duda la administración Bush está comprometida a combatir el terrorismo. Y gente imparcial no duda de la buena fe o de las buenas intenciones de la Casa Blanca. Pero domésticamente, aunque sea, el terrorismo no es tanto el eje de una “guerra†como es un desafiante, pero soluble, dilema de seguridad.
La envergadura del poder ejecutivo, el significado de la Autoridad para Uso de Fuerza Militar, y el razonamiento de la cuarta enmienda, de vigilancia sin orden de búsqueda todos se basan sobre la premisa de la administración de que estamos en una guerra contra el terrorismo. El hacer disponible al público información sobre el riesgo de ataque le permitiría al Congreso y a los estadounidenses evaluar estos argumentos inteligentemente y posiblemente hasta participar en la protección de su país.
Sin embargo la administración de Bush mantiene el secreto como virtud cardenal en sus esfuerzos anti-terroristas. No puede sostener argumentos creíbles para el extenso poder ejecutivo mientras que oculta información sobre el actual riesgo de los ataques terroristas aquí.
Traducido por Peter Lamport para Cato Institute.