La falta de autoridad moral

Manuel Hinds comenta el sistema de pensiones estatal en El Salvador y la cuestión moral detrás de la promesa que hace el gobierno de pagar las pensiones.

Por Manuel Hinds

El gobierno está ofreciendo un paquete de pensiones que ofrece el oro y el moro a los ahorrantes de pensiones para que apoyen que les expropie sus ahorros. Quiere dar la impresión de que quiere manejar la mitad de la masa de ahorros acumulada por estos ahorrantes, más la mitad de las contribuciones que cada mes hacen para su retiro, para darles una mejor pensión en el futuro. La idea es que esa mitad los ahorrantes se la den al gobierno en dinero constante y sonante contra la promesa de que otro gobierno, dentro de muchos años, pague las pensiones prometidas.

Pero, ¿qué autoridad moral tiene el gobierno para hacer esta promesa?

Ninguna. ¿Qué credibilidad puede tener un gobierno que ha hecho todo lo posible por apoderarse de los dineros de los ahorrantes, sin importarle que como consecuencia la gente tenga pensiones más bajas? De esto todo el mundo es testigo. No solo ha pagado por años tasas de interés ridículamente bajas a los futuros pensionados sino que ahora que la Sala de lo Constitucional declaró que eso es inconstitucional, se ha negado a hacerlo por más de un año a pesar de que eso es desacato. Pero aún, ante las denuncias del público, ahora el gobierno ofrece, como si fuera una dádiva, pagar 3,4 por ciento anual cuando las tasas que paga a otros acreedores del gobierno anda por 7 por ciento.

Con el pago de esas tasas tan bajas, y por el largo tiempo por el que el gobierno las ha pagado, las pensiones de la población han sufrido una reducción del 30 por ciento. La tasa que el gobierno ahora quiere pagar todavía reduciría las pensiones que los futuros pensionados recibirán cuando se retiren en comparación con lo que recibirían si el gobierno les pagara la tasa de mercado en vez de una arbitrariamente fijada por el gobierno mismo.

¡Y todavía el gobierno dice que las pensiones del nuevo sistema son muy bajas! Son bajas porque el gobierno paga estos intereses bajísimos.

Pero esta no es la única señal que el gobierno ha dado de que no le importa el bienestar de los pensionados. En todas las ocasiones que puede se queja de que si no fuera por las pensiones la situación fiscal estaría mejor —como si el pago de las pensiones fuera un gasto de segunda clase del gobierno y no el pago de dinero que los ciudadanos le confiaron al gobierno para que de ellos les pagara sus pensiones.

El gobierno parece no entender, o más bien, parece no querer entender, que ese dinero que ahora tiene que pagar nunca fue suyo, y que está pagando esta deuda porque hace muchos años, cuando se estableció el sistema de pensiones original, el gobierno hizo promesas como las que el gobierno actual está haciendo al mismo tiempo que no quiere pagar las promesas del pasado.

Como parte de esa actitud hacia las pensiones, el gobierno ha dicho varias veces que no tiene dinero para seguir pagándolas. No dice que no tiene dinero para pagar el whisky de las recepciones, ni los boletos de avión de las misiones oficiales para ver cualquier cosa que pasa en el mundo, ni las camionetas de lujo que ahora son de rigor en cualquier puesto político, ni ninguno de los gastos excesivos en que el gobierno incurre cada día. ¿Usted le va a dar sus ahorros a ese gobierno, el que le dé la última prioridad al pago de las pensiones que ahora debe pagar, a ese gobierno que hace como si fuera un regalo el que les está dando a los pensionados, al gobierno que les rebaja las pensiones pagándoles tasas de interés tan bajas? Así como el gobierno trata a los que ya están pensionados, así lo tratará a usted en el futuro.

La gente dio parte de su salario al gobierno, dejó de consumir e invertir esas cantidades que con el tiempo se convirtieron en bienes importantes, ¿y ahora el gobierno los hace sentir como que fueran pordioseros a los que les da dinero sólo porque le da la gana? ¿Y a ese gobierno le va usted a dar sus ahorros?

Este artículo fue publicado originalmente en El Diario de Hoy (El Salvador) el 10 de febrero de 2016.