La educación latinoamericana del Presidente Obama

Carlos Alberto Montaner describe Las venas abiertas de América Latina, el cual según Montaner, contiene "las ideas absurdas y todos los errores de percepción que explican las arbitrariedades y los disparates que luego cometen...muchos gobernantes latinoamericanos".

Por Carlos Alberto Montaner

Menuda sorpresa. Hace varias semanas, los servicios secretos de varios países, congregados en Trinidad y Tobago a propósito de la Cumbre de América a la que invitaron a todos los mandatarios del continente, menos a Raúl Castro, descubrieron algo insólito: Hugo Chávez había viajado con un libro.

Asombroso: el venezolano leía. Nadie lo hubiera sospechado. Había pruebas de que hablaba incontenible e incoherentemente, pero no de que hubiera sido alfabetizado. ¿Qué leía? Pronto se supo: un viejo y disparatado bestseller titulado Las venas abiertas de América Latina, perpetrado por el uruguayo Eduardo Galeano a principios de los años setenta en medio de un arrebato lírico no exento de cierta operática comicidad.

Pronto se supo para qué Hugo Chávez había llevado el libro. Se proponía educar al presidente Barack Obama. Quería enseñarle por qué América Latina es pobre y por qué las masas son antiamericanas. Según el libro del señor Galeano, las desdichas latinoamericanas se deben a la inicua explotación del continente por los insaciables poderes imperiales que le extraen la sangre en forma de materias primas, mientras le venden productos industriales a precios injustos, todo ello en contubernio con la miserable clase capitalista local, invariablemente al servicio del extranjero explotador.

¿Quiénes son los malos en el libro de Galeano que le ha sorbido el seso a Chávez y con el que pretende catequizar a Obama? La lista es larga: los países importadores de cobre, petróleo, carne, café o bananas; las naciones prósperas exportadoras de bienes sofisticados; los bancos internacionales que dan créditos y cobran intereses; los inversionistas extranjeros que vienen a explotarnos con la creación de empresas abusivas; los industriales locales que con sus nuevas fábricas dejan sin empleo a los trabajadores superfluos; las sociedades desarrolladas con pautas de consumo desiguales a las del tercer mundo. Son malos, incluso, los sinvergüenzas, nacionales e internacionales, que financian los planes de control de natalidad entre personas sin recursos (y esta es una frase que yo adoro como muestra del más depurado arte kitsch por su insuperable mezcla de estupidez y cursilería) porque: "En América Latina resulta más higiénico y eficaz matar a los guerrilleros en los úteros que en las sierras o en las calles''.

El pobre presidente Obama no gana para sustos con los latinoamericanos. Es la primera reunión a la que acude y estuvo a punto de escapar por una ventana. Afortunadamente, D. Oscar Arias, presidente de Costa Rica y premio Nobel de la Paz, improvisó en Trinidad y Tobago un espléndido discurso exactamente en la dirección opuesta a las ideas de Chávez y del señor Galeano. Pero a los pocos días, muy discretamente, sucedió algo aún más alentador: otro gobernante, cuyo nombre no estoy autorizado a revelar (aunque tal vez usted puede imaginárselo), le remitió al presidente norteamericano un ejemplar en inglés del Manual del perfecto idiota latinoamericano, escrito hace unos años por Álvaro Vargas Llosa, Plinio Apuleyo Mendoza y por mí, con una nota en la que le sugería que leyera cuidadosamente el tercer capítulo, ''La biblia del idiota'', dedicado a desmontar las absurdas teorías de Galeano y de Chávez, su promotor literario. ¿Leerá el presidente Obama estas obras?

No lo creo, pero si yo pudiera hacerle una recomendación le sugeriría que comenzara por la de Galeano. Ahí están perfectamente codificadas todas las ideas absurdas y todos los errores de percepción que explican las arbitrariedades y los disparates que luego cometen, una y otra vez, muchos gobernantes latinoamericanos tercamente empeñados en que permanezcamos en la miseria y el subdesarrollo. Nuestro libro no le va a revelar a Obama nada que él no sepa. El de Galeano, en cambio, le servirá para penetrar en las confundidas cabecitas de nuestra fauna más pintoresca y destructiva. Es un espectáculo triste, pero si uno va a convivir con unos vecinos medio chiflados, es mejor conocer el origen de ese curioso comportamiento. Ese libro lo describe con total precisión. Es la biblia del idiota.

Artículo de Firmas Press
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