La ecología y el mercado: la industria energética

Anderson Riverol explica que los derechos de propiedad, la tecnología y la innovación, son los mejores aliados de la salud del medio ambiente.

Por Anderson Riverol

La ideas de libertad y desarrollo son en sí ecológicas, dado que para que la sociedad pueda disfrutar de sus derechos fundamentales (vida, libertad y propiedad) es necesario que exista un ambiente adecuado para el ser humano. Es importante entonces diferenciar entre las visiones que conciben a la ecología. Por un lado está la visión colectivista que condena, más allá de las afecciones al ambiente, el desarrollo y, por otro lado, la visión individualista —donde están bien delimitados los derechos de propiedad— para de esta forma enfocarnos en lo importante, que es el mantenimiento y protección de un ambiente sano. 

Con respecto a la visión individualista de la ecología tenemos que:

“La ecología es el estudio de los procesos de las interacciones entre distintas especies, no una receta científica para solucionar los cambios medioambientales. Como el libre mercado ecologista, la ecología se concentra en la información y en los incentivos que afectan a los miembros de una especie. Así cuando en un ecosistema queda libre un nicho, puede venir a ocuparlo otra especie y pueden incluso ser varias las especies que se beneficien”.- Terry L. Anderson, Donald R. Leal. Ecología de Mercado[1]

Cabe destacar que la ecología de libre mercado al que hacen referencia Anderson y Leal posee dos elementos resaltantes para entender que la ecología y el capitalismo pueden ir de la mano, estos son:

La naturaleza humana: el hombre está interesado en sí mismo, pero también es un ser social que se interesa en el bienestar de sus parientes cercanos o amigos, incluso llegando a muchas instancias a sacrificar su propio bienestar por el bienestar de ellos.  Esto no garantiza buenos resultados, por lo que tanto la ética del desarrollo económico como la de la ecología pueden ser deseables, no es probable que estas cambien la naturaleza humana básica.

El conocimiento: además del conocimiento una buena administración de los recursos depende la información disponible sobre los intereses individuales. La ecología de libre mercado considera que esta información o conocimiento está más dispersa que concentrada. Como los ecosistemas dependen de la interacción de distintas fuerzas naturales, no pueden ser manejados desde afuera. La información necesaria para una buena administración varía significativamente según los tiempos y los lugares, de modo que la gestión de los recursos requiere un conocimiento que sólo se puede obtener sobre el terreno. Por tanto, una sola mente o grupo de mentes (como pretenden hacer algunos ecologistas-socialistas que se han declarado enemigos del desarrollo), no pueden acumular todos los conocimientos necesarios para gestionar y proteger los recursos naturales de toda la sociedad.

Entre las actividades económicas que tienen un alto impacto en el ambiente tenemos la explotación del petróleo y el gas, esta actividad causa un impacto considerable en el ambiente, aunque no siempre tiene porque ser así y allí es donde entra la innovación y la tecnología, para una explotación del gas y el petróleo mucho más sensible para el ambiente. Los efectos que causa la extracción de petróleo pueden ser: ruidos, luces, movimientos de tierra, vertidos y erupciones de petróleo, entre otros.

Aunque existe la posibilidad de que se reduzcan los efectos antes mencionados, esto aumenta el gasto en la explotación de los recursos, que los gobiernos estatistas no siempre están dispuestos o pueden correr.

En este punto es más importante el papel de los gobiernos libres y la desestatización de la industria energética, ya que si el gobierno posee una visión estatista como el que actualmente existe en Venezuela, el Estado es dueño y señor de los recursos que se encuentran en la tierra y su administrador es el gobierno. Aunado a un desconocimiento con raíz ideológica a los derechos de propiedad, los gobiernos estatistas incurren en faltas como la inversión, que en la mayoría de los casos sólo pueden hacer las empresas privadas, esto tienen como consecuencias eventos como la tragedia de Amuay: una explosión ocurrida en el 25 de agosto de 2012 en una refinería ubicada en la costa occidental de la península de Paraguaná en el estado Falcón (Venezuela), que causó 55 muertos (oficiales) y 156 heridos.

Ante este hecho, Eulogio Del Pino —entonces vicepresidente de PDVSA y parte del gobierno socialista de Venezuela— respondió: “no se descarta la tesis de sabotaje”  Hugo Chávez, presidente de la república en esa fecha, dijo: “La función debe continuar”.  Dejando de esta forma a un lado la responsabilidad de los daños al ambiente y a los seres humanos.

En un país con un gobierno libre, que tenga una industria energética desestatizada, con licencias claras y donde los derechos de propiedad estén bien delimitados, todos los daños por causa de la explotación petrolera al ambiente son solventados y corregidos lo antes posible, haciéndose la industria explotadora del recurso natural responsable de cualquier impacto negativo que su labor pueda tener.

“La diferencia entre las decisiones políticas y las privadas en el ámbito de la explotación y extracción de energía es que en las primeras una parte pierde y la otra gana; cuando el control es privado, cada una de las partes espera ganar a base de satisfacer los deseos de la otra. La cooperación reemplaza el conflicto político cuando las dos partes buscan armonía”.-Terry L. Anderson, Donald R. Leal. Ecología de Mercado[2].

Uno de los ejemplos más claros de cómo la iniciativa privada puede contribuir a la preservación del ambiente son los aportes que se hacen desde las empresas petroleras, no solo para una explotación del petróleo más sensible, sino para la protección general del ambiente.

Consideremos a Shell. Esta empresa se prepara para un futuro con menos carbono, donde fuentes de energía renovable como la solar y la eólica podrían suministrar un 40% de energía al planeta para el año 2060. Esta empresa también prevé que para el año 2050 el número de habitantes del planeta alcance los 9.000 millones, casi 2.000 millones de personas más que hoy. Muchas personas de países con economías emergentes se sumarán a la clase media global, comprarán refrigeradores, computadoras y otros aparatos que consumen energía, y muchas de ellas comprarán automóviles, cuyo número en las calles se espera que al menos se duplique. Shell está utilizando sus conocimientos, tecnología e innovación para suministrar cada vez más energía y que está sea de mejor calidad, ayudando así a satisfacer las necesidades crecientes del mundo. Hoy en día, el gas natural —el hidrocarburo más limpio al quemarse— constituye más de la mitad de su producción. Además tienen varios proyectos para captar y almacenar CO2 de manera segura, para mitigar el efecto del uso de hidrocarburos en el  ambiente.

Otro importante ejemplo es ExxonMobil, que trabaja para lograr reducciones de CO2 en el ambiente. En 2015 contribuyó aproximadamente con 4 millones de dólares a organizaciones centradas en la protección de la biodiversidad y la conservación de la tierra. Durante años han patrocinado esfuerzos de investigación para estudiar los efectos del sonido en los mamíferos marinos para evitar los impactos potencialmente adversos de sus operaciones. En 2015, Exxon Neftegas Limited, una filial de ExxonMobil en Rusia, llevó a cabo un programa de sísmica que cubre los tres Sakhalin-1, áreas de licencia en alta mar. A través del diseño e implementación del programa han logrado proteger la ballena gris occidental, que es una especie de ballena catalogada en peligro crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

En conclusión el ambiente estaría más protegido con la visión individualista de la ecología. Esto implica que la industria de la energía esté en manos privadas y que haya un gobierno libre y respetuoso del estado de derecho que vele por el respeto a los derechos de propiedad. La tecnología encuentra formas más limpias de trabajar en el ambiente. Los adelantos y descubrimientos tecnológicos en las empresas del área energética son el futuro y serán el alicate para el desarrollo de las sociedades con libertad, mejorando la calidad de vida de todos los individuos en armonía con el ambiente.

Referencias:

[1] Terry L. Anderson, Donald R. Leal. Ecología de Mercado. Madrid, Unión Editorial. 1993, p. 35.

[2] Terry L. Anderson, Donald R. Leal. Ecología de Mercado. Madrid, Unión Editorial. 1993, p. 138.