La desafiada credibilidad del Fed
Manuel Sánchez González estima que el actual momento es un desafío para que la Fed fortalezca o mine su credibilidad, ya sea retractándose del curso anunciado o demostrando congruencia entre su retórica y sus acciones.

Asimismo, según la correspondiente minuta, los miembros señalaron que, como la política monetaria opera a través de los mercados financieros, “una relajación injustificada de las condiciones financieras, especialmente si está impulsada por una percepción errónea por parte del público de la función de reacción del Comité, complicaría el esfuerzo del Comité para restaurar la estabilidad de precios”.
A pesar del apretamiento monetario y la contundente comunicación de este banco central, los mercados financieros no parecen creer completamente al Fed. La incredulidad se ha manifestado, al menos, de dos formas.
Desde octubre pasado, los precios de los distintos activos financieros han mostrado una tendencia de recuperación. Así, por ejemplo, a principios de 2023, el Índice Nacional de Condiciones Financieras, elaborado por el Fed de Chicago, que resume las condiciones de los mercados de dinero, deuda, acciones y otros títulos, ha registrado un relajamiento similar al de nueve meses antes, cuando la tasa de política monetaria empezaba a subir.
Además, los contratos de futuros han incorporado el inicio de la disminución de la tasa de Fondos Federales en un horizonte máximo de nueve meses. En enero de 2023, este mercado ha anticipado que la tasa para el año se mantendrá por abajo del nivel previsto por los participantes del FOMC y empezará a bajar poco después del medio año.
Al parecer, los actores en los mercados financieros “apuestan” a que, en poco tiempo, el Fed girará su postura monetaria de restrictiva a permisiva, lo que ha contribuido a impulsar el auge en los precios de los activos.
Incluso, algunos analistas han situado el inicio de este supuesto “viraje” antes de la reunión monetaria de diciembre de 2022, cuando el Fed admitió la posibilidad de ir disminuyendo el ritmo de incrementos de su tasa de interés de referencia. Esta impresión ha surgido a pesar de que el banco central ha reiterado que tal trayectoria no implicaría la inminencia de un aflojamiento.
Es difícil identificar las causas de la disonancia entre el desempeño de los mercados financieros y los mensajes del Fed. Una posibilidad consiste en que aquéllos crean tener un pronóstico más acertado que el de éste, por ejemplo, visualizando un vertiginoso desvanecimiento de la inflación, lo cual justificaría la euforia.
Dada la natural incertidumbre sobre el futuro, una posibilidad más plausible radica en que el Fed esté siendo rehén de su propio pasado.
Desde la Gran Crisis Financiera de 2008, los bancos centrales de los países desarrollados aplicaron una política monetaria extraordinariamente laxa, con la pretensión de resolver un sinnúmero de problemas, incluyendo el del crecimiento económico. Al convertirse en el “único juego en la ciudad”, propiciaron una inusitada adicción de los mercados financieros a la liquidez.
En el caso del Fed, esta inclinación se exacerbó con el nuevo marco de política monetaria adoptado en 2020, aún vigente, que otorga prioridad a la meta de empleo “incluyente” sobre el control de la inflación.
El Fed desea convencer al público que esta vez actuará diferente y su compromiso es con la estabilidad de los precios. Con razón, aduce que los riesgos inflacionarios actuales guardan semejanza con los de hace más de cuatro décadas, por lo que debe evitar los errores de entonces, derivados de una política monetaria errática que condujo a profundas recesiones.
La credibilidad del Fed está siendo desafiada. Su única opción viable es demostrar, mediante la congruencia entre la retórica y las acciones, que los mercados están equivocados. Este banco central cuenta con las herramientas para lograrlo. La estabilidad de los precios fue la norma por muchos años y lo más probable es que la restaurará.
Este artículo fue publicado originalmente en El Financiero (México) el 25 de enero de 2023.