La cubanización de Venezuela
Víctor Pavón señala que la metodología de la dictadura de Nicolás Maduro es similar a aquella utilizada por Fidel Castro y el Che Guevara: aislar a Venezuela del resto del mundo eliminando la propiedad privada y la libertad de prensa.
Por Víctor Pavón
La cubanización del pueblo venezolano que con heroísmo resiste la brutal embestida de la dictadura de Nicolás Maduro, se viene cumpliendo a sangre y fuego. No existe a la fecha el menor indicio de retroceso por parte del autoritario proyecto denominado socialismo del siglo XXI.
La metodología del régimen venezolano es similar a la utilizada por Fidel Castro y el Che Guevara. Un propósito al comienzo no declarado, pero revelado por los hechos que hablan por sí mismos y se sintetizan en amedrentar, golpear, asesinar, confinar y acallar toda crítica contraria a la “revolución”.
La propiedad privada y la libertad de prensa —instituciones de garantía para impedir y denunciar la arbitrariedad de los gobernantes en los países— fueron sus primeras y favoritas víctimas. El objetivo del régimen bolivariano es el aislamiento de Venezuela de la comunidad internacional. Encerrar a sus ciudadanos en una feroz y temible cárcel en la que los derechos humanos queden confinados en la más obscura mazmorra del olvido, apenas para ser recordados en las cumbres de presidentes y cancilleres, tan inútiles como inofensivos para los autoritarios,
Ni Hugo Chávez y tampoco Nicolás Maduro que, por cierto éste último llegó a decir que escuchó la voz de su líder fallecido a través del canto de un pajarito, son los ideólogos de este proyecto. Fueron y son los ejecutores de un plan. Este plan viene de Cuba, ahí donde se encuentran los maestros del comunismo en cuanto a ideas y tácticas de combate para implantar como un tubo de ensayo de laboratorio el llamado “paraíso del proletariado”, siguiendo la doctrina de Marx y Engels en la obra El manifiesto comunista. .
Hace un año y medio aparecía una esperanza de libertad y justicia para el pueblo venezolano. La Asamblea Nacional logró por medio de los votos conformarse con opositores que intentaron nuevas leyes para liberar a los presos políticos y llevar a cabo reformas para sacar a Venezuela de su crisis económica. Pronto, sin embargo, la Asamblea se encontró que tanto la Fiscalía como la Corte Suprema —dominados por el Ejecutivo— impedían cualquier forma de restauración de las instituciones democráticas.
Todavía más, como el régimen bolivariano de Maduro no soporta ni las críticas de la Asamblea ni las reformas que el ciudadano común anhela para su país, se inició un violento contra ataque. Más de 120 muertes en las manifestaciones en los últimos meses y con la última votación fraguada para decidir la nueva Constituyente para eternizar al régimen de una vez por todas, la ira popular contra el oprobioso régimen no parece tener fin.
Para Paraguay, lo que ocurre con el pueblo venezolano no es un tema a desconsiderar. El gobierno del presidente Cartes se ha manifestado correctamente en contra del régimen de bolivariano de Maduro, pero también internamente debe mostrarse en todos sus actos coherente en consolidar nuestra democracia constitucional que, con sus debilidades, requiere de ser resguardada mediante el imperio de la ley, de modo a que nadie así como ningún grupo concentre el poder.