La bandera en el Leander
Jhoner Perdomo reflexiona acerca de lo que significó para Francisco de Miranda los tres colores (amarillo, azul y rojo) que hoy conforman las banderas de Venezuela, Colombia y Ecuador.
Por Jhoner Perdomo
El 12 de marzo se cumplieron 211 años de la primera aparición pública de lo que hoy es la bandera de Colombia, Ecuador y Venezuela. Esa bandera madre izada en el Buque Leander el 12 de marzo del año 1806 bajo el mando del Generalísimo Francisco de Miranda, ondeaba enarbolada una tricolor que según relatan los tripulantes contenía “los tres colores primarios que predominan en el Arco Iris”.
La bandera es un bien nacional del cual todos nos debemos sentir orgullosos, identificados y abrazar su significado. Pero a lo largo de la historia diversas dudas han surgido, específicamente sobre su origen y el significado de los tres colores de la bandera. El Generalísimo Francisco de Miranda nunca fue explícito en su origen y significado, la única evidencia clara que tenemos, es en cuanto a la composición de los colores de la bandera: “rojo, amarillo y azul”, de acuerdo al plan de batalla elaborado en 1801 para atacar las costas venezolanas.
Esto ha ocasionado que existan múltiples hipótesis sobre su origen y significado, las cuales surgen desde la connotación romántica por sus encuentros con Catalina de Rusia, otras orientadas a la combinación simbólica de diversas banderas, incluyendo la Española, otras enfocadas en el reconocimiento sistemático de Miranda hacia Cristóbal Colón, algunas hipótesis relacionadas a la dinámica geográfica del contienen y el comportamiento de los astros, hasta su asociación con la masonería. Pero en resumen, vamos a considerar la hipótesis asociada a la frase “Arco Iris” que Miranda describe en varios documentos y de ella discutir su posible origen, simbología e interpretación contextual actualizada.
En ese sentido, una de tantas hipótesis, es que la bandera tiene su origen en la concepción del Arco Iris, quizás como símbolo de la diversidad, quizás como descomposición del sistema monárquico como analogía a la descomposición de la luz en sus colores. Pero quizás también la presencia de colores primarios a partir de los cuales se derivan los demás, es decir, podría significar el inicio de todo; por lo cual es posible que los tres colores buscaran significar un nuevo comienzo, una nueva era, el inicio de un nuevo camino lleno de libertad.
Sin embargo, la asociación de los colores de la bandera a la hipótesis del Arco Iris no deja evidencia explícita del significado de los mismos, ni tampoco la razón de elegir particularmente esos tres colores y no los restantes cuatro. Uno de los puntos en común entre todos los historiadores, es que los tres colores en conjunto simbolizan la libertad, pero eso no explica la descomposición de la bandera en sus tres colores y el significado de cada uno de ellos.
Algunos indican que estos tres colores son los predominantes en el prisma, y además se puede observar que el orden de los colores descrito en el citado plan de batalla de 1801, sigue la misma secuencia: rojo, amarillo y luego azul, en el prisma del Arco Iris. Sin embargo, lo anterior podría ser discutido, lo predominante inclusive podría ser también algo subjetivo al individuo que hace la observación. Para ello, existe una evidencia contundente, proveniente de la Bandera de Bolivia. Dicha bandera original tenia los colores en el orden: verde, amarillo y rojo; pero una tarde de 1851 el Presidente de Bolivia Manuel Isidoro Belzu cabalgando por las montañas camino a la ciudad de La Paz, visualizó un Arco Iris donde predominaban en orden los colores: rojo, amarillo y verde, y por esta razón en ese mismo año solicitó el cambio oficial de la bandera nacional.
Pero adicionalmente a lo anterior, existe una carta escrita por Miranda al Conde Semyon Romanovich Voronstov en 1792 donde comenta de su conversación con el poeta y filósofo Johann Wolfgang von Goethe en 1785, autor de la teoría de los colores, expresando lo siguiente “Primero me explicó la forma cómo el iris convierte la luz en los tres colores primarios, después me comprobó por qué el amarillo es el color más cálido, noble y próximo a la luz, por qué el azul es esa mezcla de excitación y serenidad, una lejanía que evoca las sombras, y por qué el rojo es la exaltación del amarillo y el azul, la síntesis, el desvanecimiento de la luz en la sombra”.
Ahora, si bien Goethe le explica a Miranda el simbolismo de los tres colores primarios, basado en el modelo de color RYB (del inglés Red, Yellow, Blue, rojo, amarillo, azul) como tres colores primarios, así como seguramente le explica sobre los 4 colores restante, lo descrito en el párrafo anterior no es más que la interpretación de Goethe sobre la simbología de los colores y no necesariamente es la considerada por Miranda. Esto es evidente, ya que Goethe afirmaba en su teoría de los colores que los mismos no son solo un aspecto de física, sino también un aspecto subjetivo por parte del receptor, es decir, cada quien puede tener sus interpretaciones.
Su interpretación contextual para el caso de Venezuela
Con tantas imprecisiones sobre el origen y simbología de los colores de la bandera, es que han surgido múltiples interpretaciones. En ese sentido, precisamente otra hipótesis que podemos plantearnos, es la posibilidad de que la bandera desde su origen tenga también la virtud de significar lo que cada individuo intérprete de la misma, como máxima expresión de la libertad para que cada individuo pueda darle significado de acuerdo a su contexto, valores y sentimientos.
Prueba de que lo anterior es posible, es por ejemplo el Congreso de Angostura en 1819, donde existe una interpretación muy afamada hecha por Francisco Antonio Zea, el cual describía "Nuestro pabellón nacional, símbolo de las libertades públicas, de la América redimida, debe tener tres franjas de distintos colores: sea la primera amarilla, para significar a los pueblos que queremos y amamos la federación; la segunda azul, color de los mares, para demostrar a los déspotas de España, que nos separa de su yugo ominoso la inmensidad del océano, y la tercera roja, con el fin de hacerles entender a los tiranos que antes de aceptar la esclavitud que nos han impuesto por tres siglos, queremos ahogarlos en nuestra propia sangre, jurándoles guerra a muerte en nombre de la humanidad".
Pero rescatando la filosofía de Johann Wolfgang von Goethe, donde decía que los colores tienen un aspecto subjetivo por parte del receptor, en ese sentido, los individuos receptores en la época de Miranda estaban enfocados en la libertad como un ideal común, un concepto de libertad en un contexto y periodo de tiempo específico, pero como sabemos los conceptos pueden cambiar con el tiempo y contexto. Es así como puede cambiar la simbología de los colores para cada individuo, como también puede cambiar de acuerdo a un contexto que lo obliga. Con esta hipótesis, entonces la bandera en el Leander representaría la expresión de máximo libertad que puede tener cada sujeto, en su contexto y tiempo particular; en ese sentido, no representa lo que otros nos dicen que puede o debe significar, sino que representa lo que el individuo puede libremente percibir y construir de ella. Miranda decía que “Un país parte de un nombre y de una bandera, y se convierte en ellos…” entonces los individuos podemos convertirnos en lo que mejor veamos de nosotros en esa bandera y lo que queremos proyectar para su futuro.
Basado en lo comentado hasta este punto, y además siendo permisivas las interpretaciones particulares, podemos entonces aceptar la posibilidad de que los colores tienen un significado para cada persona. Siendo esto así, entonces podemos hacer una conjetura actualizada a nuestro contexto, por ejemplo en el caso de Venezuela en el marco del llamado socialismo del siglo XXI.
Es así, que una de tantas interpretaciones contextuales para Venezuela, podría ser con un amarillo que simboliza una nación de bastas riquezas que no hemos bien aprovechado, que se ha despilfarrado y desviado los recursos por corrupción, pero que también puede simbolizar en términos esperanzadores: la capacidad en recursos intelectuales fuera del país y reprimida internamente, a la espera de las condiciones de un nuevo comienzo, para potenciar y aportar al progreso de su nación; por su parte, un azul que describe la inflación y el costo de la vida sumamente elevados para los ciudadanos, pero también puede simbolizar una nación soñada de prosperidad, con individuos llenos de conciencia por un mejor futuro, llenos de esperanzas y emociones; para cerrar finalmente con un rojo que puede fácilmente significar la presencia despiadada e intencional de conflictos internos y la ruptura social que vive hoy Venezuela, así como la sangre derramada en los últimos años producto de la polarización, la delincuencia y la escasez de medicinas y alimentos; pero debemos también darle un significado esperanzador, que simbolice el recuerdo de un régimen que nos deja con un gran desastres moral, humano y social, al cual le debemos decir adiós, para que no se repita lo sucedido y que solo sea un amargo recuerdo. Adicional e independientemente de las diversas interpretaciones como sujetos que tengamos hacia los colores, lo ideal es que no se pierda lo que en esencia y en conjunto significa su combinación desde el momento que fue izada por primera vez en su historia en el mástil del Leander: Libertad.