La aventura de Hugo Chávez en Honduras: De golpe de estado a golpe de gracia
Gustavo Coronel comenta que la reciente crisis en Honduras ha expuesto completamente el grado de intervención de Hugo Chávez en los asuntos internos de otra nación para destruir la democracia.
Mientras pasan los días la verdad acerca de los sucesos políticos en Honduras se ha hecho más evidente. El referéndum que el ex-Presidente Manuel Zelaya intentó llevar a cabo para mantenerse en el poder fue ilegal bajo la ley hondureña y su destitución fue el remedio legal para ello. Pero iguál de importante es entender que este dictador hondureño en potencia estaba siguiendo la estrategia que ya había funcionado en Venezuela, Bolivia y Ecuador.
Para lograrlo el dictador venezolano Hugo Chávez le consiguió a Zelaya consejeros y soporte logístico. El material que iba a ser distribuido el día del referéndum fue impreso bajo ordenes de Chávez y fue llevado a Honduras en aeronaves del gobierno venezolano.
Mientras se acercaba el día del referéndum, la Corte Suprema de Honduras advirtió a Zelaya, no una pero varias veces y por escrito, de que lo que él planeaba hacer era ilegal y tendría severas penalidades de acuerdo a la constitución. Zelaya se negó a escuchar estas advertencias. Por lo tanto, la Corte Suprema le ordenó a las fuerzas armadas detener este evento ilegal, mientras se reunía el Congreso Nacional para destituir unanimemente a Zelaya de la presidencia.
Al actuar por encima de la constitución que prohíbe la reelección y estipula penalidades severas para los transgresores, Zelaya automáticamente dejó de ser presidente. El ex- Presidente Zelaya de hecho había intentado un golpe de estado al estilo chavista cuando intentó perpetuarse en el poder. Un intento por parte de Zelaya de volver a Honduras en un jet venezolano (propiedad de la empresa basada en EE.UU., CITGO) y coordinado por Chávez como una operación “militar” acabó en fracaso. Como resultado Zelaya ha perdido territorio político y ha tenido que aceptar una mediación promovida por EE.UU. que será realizada por el Presidente costarricense Oscar Arias, lo cual de hecho implica un reconocimiento del nuevo gobierno en Honduras.
Este trágico episodio nunca hubiese sucedido sin la presión del club de líderes autoritarios y socialistas de América Latina, reunidos en el ALBA, una organización que dice ser una alternativa económica para las Américas pero que se ha convertido en un club de conspiradores para desmantelar la democracia en la región y transformarla en una dictadura al estilo cubano, pero de tamaño hemisférico. Honduras iba a ser la próxima conquista en este proyecto hegemónico que ya cuenta con Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador entre sus miembros.
El cerebro de este proyecto es Fidel Castro, físicamente debilitado pero todavía mentalmente lúcido. Su brazo ejecutor es Hugo Chávez, quien está ilegalmente apropiándose de miles de millones de dólares derivados de la venta del petróleo venezolano y utilizándolos para subvertir otros gobiernos latinoamericanos.
La coreografía diseñada para lograr sus objetivos es simple: regalar petróleo en términos ventajosos a países, “sin” condiciones , y demandar progresicamente más lealtad política, hasta que el país haya pasado de ser un amigo a ser un recluta.
Algunos líderes como Ortega de Nicaragua o Morales de Bolivia, ya estaban ideológicamente predispuestos, mientras que la seducción de Correa en Ecuador tomó más tiempo. Zelaya es un clásico ejemplo de líder político conservador capturado mediante el uso de esta coreografía. Aún líderes demócratas como Oscar Arias, de Costa Rica, han sido atraídos por el petróleo barato y han llamado a Chávez “mucho más generoso que EE.UU.”, expresando interés en unirse al grupo de países que han recibido petróleo altamente subsidiado “sin condiciones”.
En la implantación de esta estrategia de dominación progresiva los países del ALBA han encontrado un poderoso aliado en José Miguel Insulza, el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OAS). Insulza es un izquierdista chileno que ha visto en Chávez un vehículo para promover su agenda política personal. Se convirtió en Secretario General de la OEA y espera ser re-electo, ambas cosas con el apoyo de Chávez. Para este fin ha estado jugando para el equipo del ALBA desde hace algún tiempo. Fue el promotor de la iniciativa para cancelar la resolución de 1962 que expulsó a Cuba de la OEA, abriendo el camino para que esta vuelva a la organización.
La tolerancia que Insulza ha demostrado hacia la dictadura de 50 años en Cuba contrasta dramáticamente con el ultimátum de 72 horas que él le dio al nuevo gobierno de Honduras para reinstaurar a Zelaya en la presidencia, sin escuchar lo que la otra parte tenía que decir.
Insulza también ha cerrado sus ojos a la violación sistemática de los derechos humanos y los procesos democráticos llevada a cabo por el régimen de Chávez en Venezuela. El último ejemplo del abuso de poder de Chávez ha sido la manera en que su régimen está tratando a los gobernadores y alcaldes de la oposición quienes fueron elegidos en diciembre de 2008. Furioso por su derrota ha hostigado a los funcionarios elegidos por el pueblo, negándoles los fondos a los cuales constitucionalmente tienen derecho y, en el caso del Alcalde Mayor de Caracas Antonio Ledezma, sacándolo de su despacho legítimo para colocar ahí a una “gobernadora” nombrada a dedo, quien ha asumido, de manera inconstitucional, el rol del alcalde electo.
Ledezma ha tenido que recurrir a una huelga de hambre en las oficinas de la OEA en Caracas para captar la atención de la opinión pública y de la OEA. Insulza, por temor a que Ledezma muriese en el recinto de la OEA en Caracas, finalmente prometió reunirse con los funcionarios de la oposición en Washington, a fin de “oírlos” pero, agregó, “cuando tenga el tiempo”, lo cual en términos diplomáticos podría significar nunca.
El momento en que se da la crisis hondureña y la manera como se ha desarrollado no ha podio ser peor para Chávez y su grupo del ALBA. El grado de intervención de Chávez en Honduras ahora se ha vuelto evidente. Los nexos de Zelaya con el narcotráfico en Honduras están siendo examinados muy de cerca. El alineamiento, tanto de Chávez como de Correa con los terroristas y narcotraficantes colombianos de las FARC, es una cuestión bajo consideración por las cortes internacionales en la Haya.
El Presidente boliviano Morales ha sido acusado ante la OEA de liderar una masacre en la provincia de Pando, para eliminar a sus enemigos políticos. El espectáculo de Raúl Castro, Daniel Ortega y Hugo Chávez reuniéndose en Nicaragua, clamando por el retorno de la “democracia” a Honduras y amenazando con invadir el país si Zelaya no volvía, ha sido revelador para los observadores internacionales. De repente, las desagradables maquinaciones del grupo Castro-Chávez han sido puestas en evidencia ante los ojos del mundo.
Al tratar de ejecutar un golpe de estado en Honduras, Chávez puede haber recibido un golpe de gracia político.