Junta Nacional de Granos: ¿el regreso del populismo en Argentina?

S. Nicolás Turdo comenta la propuesta del diputado kirchnerista Felipe Solá de que Argentina vuelva a tener una "Junta Nacional de Granos" y recuerda la revolución silenciosa que se dio en el agro del país cuando esta fue eliminada en 1991.

Por S. Nicolas Turdo

Si algo caracteriza a la Argentina es su constante costumbre de volver sus pasos hacia atrás de manera más que turbulenta. Un viejo chiste dice que si alguien se duerme una semana, al despertarse todo habrá cambiado. En cambio, si se duerme diez años, al abrir los ojos encontrará todo igual.

Un buen ejemplo es el diputado kirchnerista Felipe Solá, quien afirmó en una entrevista que considera que se debería volver a crear la vieja “Junta Nacional de Granos”. Este comentario se da en un entorno de gran incertidumbre política-económica, donde a principios de agosto el candidato opositor Alberto Fernández (del mismo partido que Sola) se impuso en las elecciones primarias con un resultado notablemente mayor sobre el oficialista Mauricio Macri, creando un escenario de vacilaciones ante una eventual vuelta de un gobierno populista en Argentina.

Para poner en contexto al lector, la Junta Nacional de Granos fue creada durante el gobierno de Agustín P. Justo en 1933. Se trataba de un organismo estatal que administraba  y regulaba la compra –venta de granos en todo el país, por lejos la principal actividad económica del país. El estado tenía el monopolio absoluto de la compra de granos hacia los productores locales (a un precio normalmente más bajo que el precio internacional) y efectuaba la venta de exportación (al precio del mercado internacional). Por supuesto, durante toda su existencia fue un reducto de prebendas, negociados, cuotas, permisos y demás inventos dirigistas que significaron ganancias para los amigos del poder y pérdidas para el común de los ciudadanos. Es decir, un enorme foco de corrupción.

Entonces, básicamente, el diputado Solá busca volver a aplicar una idea de neto corte soviético de economía planificada, donde lo que en realidad se impone es la ferocidad del gobierno para confiscar la propiedad privada de los productores mediante estos artilugios socialistas. 

Haciendo historia, durante más de 60 años la JNG estuvo “cazando en el zoológico”, hasta que en octubre de 1991, bajo el decreto 2284/91 el presidente Carlos Menem la disolvió y simultáneamente eliminó una serie de absurdos impuestos a la exportación: comenzó ahí una verdadera revolución del agro como nunca antes se había visto en la historia del país.

Para ejemplificar lo antedicho, analicemos los siguientes datos, tomando los tres granos más cultivados en el país, a saber maíz, trigo y soja:


Elaboración propia con datos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca.

Para el año 1991 las producciones de maíz y trigo fueron de 10.696.000 de toneladas y 9.884.000 de toneladas, respectivamente. Para el año 1996, tan solo 5 años más tarde, la campaña de ambos cultivos había crecido en el orden del 50%, pasando a 15.536.120 de toneladas y 15.913.600 de toneladas. En el caso de la soja, aumentó su producción un 66%, pasando de 11.308.100 de toneladas a 18.732.172 de toneladas para 1998. Resumiendo, la liberalización del mercado impulsada por el gobierno menemista y al empuje de la Revolución Verde implementando nuevos métodos de cultivo, como la llamada siembra directa, junto con el uso de agroquímicos de estándares mundiales, colocaron a la Argentina a la  avanzada de la agricultura moderna, llegando a ser uno de los tres mercados mundiales más importantes en materia de rendimientos y producción rural. 

¿Pura coincidencia? No lo creo...fue en realidad una demostración práctica de los beneficios de la libertad. Es más, es de destacar que todo el abanico agropecuario siguió creciendo enormemente desde entonces, exceptuando en 2008, cuando el gobierno de los Kirchner (el partido de Sola) le declaró una cuasi guerra civil al Campo Argentino (pretendiendo confiscar virtualmente el 100% de su renta) y a finales de 2017/2018, cuando se produjo la peor sequía en 50 años en el país.

Finalmente, y por increíble paradoja, es interesante señalar que Felipe Solá fue parte del gobierno menemista, donde participó como ¡Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación Argentina (1993 - 1999)!, y pudo ver claramente esta revolución silenciosa del Campo Arg​entino. En fin, tan solo como para mencionar una perlita más de esta montaña rusa llamada Argentina.