Jiang Zemin
Juan Ramón Rallo estima que con la muerte de Jiang Zemin, ex secretario general del Partido Comunista Chino, concluye simbólicamente una era de prosperidad y apertura global en la historia de China.
Por Juan Ramón Rallo
Ayer, a los 96 años, murió el ex presidente de China y ex secretario general del Partido Comunista Chino, Jiang Zemin. Zemin gobernó el país entre 1993 y 2003: sucedió al histórico Deng Xiaoping y precedió al recientemente purgado Hu Jintao. Bajo su mandato, el PIB chino se más que duplicó y, lo que es más importante, logró sentar las bases para el igualmente extraordinario crecimiento cosechado durante la siguiente década al incorporar a China a la Organización Mundial del Comercio en 2001.
Zemin era un político e intelectual socialista, de corte marxista, pero que no renegaba del mercado. Entendía, como también lo hizo Xiaoping antes y posteriormente Jintao, que China necesitaba utilizar el mercado para desarrollarse y prosperar. Esto fue lo que Zemin afirmó en su discurso de despedida, durante el XVI Congreso del Partido Comunista Chino en 2002: “Desarrollar una economía de mercado bajo el socialismo es una gran tarea que jamás se ha intentado antes en la historia. Ésta es la contribución histórica de los comunistas chinos al desarrollo del marxismo (…) Pasar de una economía planificada a una economía de mercado socialista representó un nuevo avance histórico en la reforma y en la apertura, generando así perspectivas completamente nuevas para el progreso económico, político y cultural de China (…) Debemos seguir con las reformas hacia la economía de mercado socialista y asegurarnos de que las fuerzas del mercado juegan un papel esencial en la asignación de recursos bajo el control macroeconómico del Estado (…) Debemos dar una relevancia más completa al papel básico del mercado en la asignación de recursos y construir un sistema de mercado moderno unificado, abierto, competitivo y ordenado. Debemos seguir adelante con la reforma, la apertura, la estabilidad y el desarrollo del mercado de capitales. Debemos desarrollar mercados para los derechos de propiedad, la tierra, el trabajo y la tecnología y crear un entorno para el uso equitativo de los factores de producción por parte de los partícipes del mercado”.
Por desgracia, el enfoque actual de Xi Jinping es muy distinto: regresar a un socialismo de corte maoísta que reniega del mercado y avanza hacia la planificación centralizada. Con la muerte de Zemin y la purga de Jintao, se cierra simbólicamente un capítulo de prosperidad, pan y apertura global en la historia reciente de China.
Este artículo fue publicado originalmente en La Razón (España) el 30 de noviembre de 2022.