The Individualists, o “Bleeding Heart Libertarians” sobre el libertarianismo
Marcos Falcone comenta el nuevo libro de Matt Zwolinski y John Tomasi, donde describen la división actual que ellos perciben dentro del movimiento libertario.
Por Marcos Falcone
En un contexto académico en el que los libertarios suelen ser tergiversados, libros como The Individualists: Radicals, Reactionaries, and the Struggle for the Soul of Libertarianism son un soplo de aire fresco. Los autores Matt Zwolinski y John Tomasi ofrecen una presentación concisa y bien escrita de la historia del libertarianismo. Y aunque plantean preguntas importantes sobre la propia ideología, el libro resulta accesible incluso para quienes tienen poco conocimiento previo sobre el tema.
La estrategia de Zwolinski y Tomasi es definir el libertarianismo en el primer capítulo y luego usar la mayor parte del libro para analizar la evolución de lo que consideran sus seis componentes clave. Los libertarios, dicen, se "comprometen" con: los derechos de propiedad (a los que dedican el capítulo 3), la libertad negativa (4), el individualismo (5), los mercados libres (6), el escepticismo ante la autoridad (7) y "una creencia en la relevancia explicativa y normativa del orden espontáneo" (8). Estos seis elementos no están necesariamente relacionados entre sí, lo cual puede hacer que esta definición parezca más arbitraria que aquellas basadas en conceptos relativamente sencillos como la propiedad de uno mismo o el "principio de no agresión" (aunque su aplicación no sea nada simple). Sin embargo, estos compromisos son bastante abarcativos y es improbable que alguien que se autodenomine "libertario" no esté de acuerdo con todos ellos.
En el capítulo 2, Zwolinski y Tomasi también identifican "tres eras" del pensamiento libertario: el libertarianismo del siglo XIX en Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia; el de la Guerra Fría en el siglo XX; y "la tercera ola, disputada y tumultuosa, de la actualidad" (p.35). Con respecto a esta última, afirman que el libertarianismo actual está dividido en tres vertientes: el libertarianismo de izquierda, el paleolibertarianismo y el “libertarianismo compasivo” o Bleeding Heart Libertarianism (BHL). Y aunque describen las principales características de cada una por separado, parece que la diferencia entre los libertarios de izquierda y los libertarios compasivos es demasiado pequeña como para justificar una distancia real entre ellos, algo que casi admiten en la página 66.
Los capítulos 3 al 8 abordan, a su vez, cada uno de los seis compromisos clave que los libertarios sostienen según la definición de Zwolinski y Tomasi. Su tratamiento de la historia intelectual es excelente en este sentido, ya que citan fielmente a libertarios estadounidenses, británicos y franceses, y presentan sus argumentos de manera sucinta. Desde Joseph Déjacque hasta Murray Rothbard, los autores logran no solo armar una historia coherente del pensamiento libertario, sino también confrontar las ideas de diferentes intelectuales y mostrar cómo los mismos principios pueden llevar a conclusiones opuestas.
Por supuesto, parte (si no todo) del éxito de Zwolinski y Tomasi se deriva de su propia identidad libertaria: conocen el libertarianismo porque ellos mismos son libertarios, y su libro también es valioso porque cuestionan una y otra vez su propia ideología, lo que lleva a discusiones interesantes como la de la teoría y la práctica del capitalismo en el capítulo 3. Todos los libertarios se comprometen a defender la propiedad privada, pero ¿qué significa eso para la propiedad que fue adquirida de manera injusta en el pasado? ¿Deberían los libertarios apoyar las reparaciones? ¿O sería más peligroso para las libertades actuales respaldar este tipo de redistribución de la riqueza?
Aunque Zwolinski y Tomasi no afirman tener las respuestas a todas estas preguntas, su narrativa no está exenta de controversia. Como parte del libertarianismo BHL, no son imparciales al retratar la historia del libertarianismo como una lucha entre dos tendencias opuestas, una "radical" (o progresista) y la otra "reaccionaria" (o conservadora). De hecho, en algunas partes The Individualists parece una historia del libertarianismo contada por los "radicales".
Uno de los muchos ejemplos de la preferencia de Zwolinski y Tomasi por un tipo de libertarianismo progresista es cuando comparan a los BHL con los libertarios de izquierda y concluyen que sus diferencias filosóficas no son muy relevantes, como lo hacen al final del capítulo 2. A veces, da la impresión de que los autores intentan promover su propio enfoque de "centro" solo para evitar ser etiquetados como "izquierdistas". En los capítulos 4 y 8, también parecen sugerir que el libertarianismo de derecha es inherentemente racista, lo cual los lleva quizás a ridiculizar injustamente sus argumentos sobre la inmigración. Zwolinski y Tomasi tienen razón al decir en la introducción que "el libertarianismo es una ideología inherentemente flexible" (p.7), pero sería positivo que ellos mismos intentaran ser un poco más inclusivos.
En la conclusión, Zwolinski y Tomasi expresan su preocupación por el futuro del libertarianismo estadounidense en términos de las tres corrientes que identifican en el capítulo 2. Pero nuevamente parece que solo hay dos opciones reales para el libertarianismo en el futuro: o hacia la derecha o hacia la izquierda; y sigue sin estar claro cómo el “libertarianismo compasivo” se distingue de la última. Aunque son brillantes al resumir la historia del pensamiento libertario en poco menos de 300 páginas, Zwolinski y Tomasi todavía deben convencernos de que su enfoque es realmente diferente.