Héroes del Progreso, Parte 5: Jonas Salk
Alexander C. R. Hammond cuenta la historia de Jonas Salk, quien desarrolló la vacuna contra la polio a la cual se le atribuye el haber salvado cientos de millones de personas de una parálisis incapacitante y gracias a la cual la enfermedad está cerca de ser erradicada a nivel global.
Hoy es la quinta edición de una nueva serie de artículos de HumanProgress.org titulada “Héroes del Progreso”. Esta columna provee una introducción breve a los héroes desconocidos que han realizado una contribución extraordinaria al bienestar de la humanidad. Aquí puede encontrar la cuarta edición.
Nuestro quinto Héroe del Progreso es Jonas Salk, el hombre que estrenó la primera vacuna efectiva contra la polio.
La polio es una enfermedad viral altamente infecciosa que muchas veces es transmitida al tomar agua que ha sido contaminada con las heces de alguien que porta el virus. El virus se esparce fácilmente en regiones con sanidad pobre. Lo síntomas incluyen: fiebre, fatiga, jaquecas, vómito, rigidez y dolor en las extremidades. Muchos pacientes infectados se recuperan. En uno de cada 200 casos, el virus ataca el sistema nervioso derivando en una parálisis irreversible. De aquellos paralizados, entre 5 y 10 por ciento mueren cuando los músculos respiratorios se inmovilizan.
La polio tiene una periodo de incubación relativamente largo —puede esparcirse durante muchos meses sin ser detectado— haciendo que esto sea extremadamente difícil de monitorear. Según Max Roser de la Universidad de Oxford, “Hasta el siglo 19, las poblaciones experimentaron solamente con pequeñas epidemias [de polio]. Esto cambió alrededor de principios del siglo XX. Las principales epidemias ocurrieron en Noruega y Suecia alrededor de 1905 y luego también en EE.UU.”
El primer brote importante de polio se dio en EE.UU. en 1916, cuando la enfermedad infectó a 27.000 personas y mató a más de 7.000 personas. El segundo mayor brote de polio en el siglo XX en EE.UU. se dio en la década de 1950. Aquí es cuando Jonas Salk entra en nuestra historia.
Jonas Edward Salk nació el 28 de octubre de 1914 en Nueva York. Salk se volvió un apasionado de la bioquímica y de la bacteriología durante su tiempo en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York. Luego de graduarse en 1939 empezó a trabajar en el prestigioso Hospital Mount Sinai. El enfoque de Salk se desvió hacia la investigación de vacunas en contra de la polio en 1948, cuando fue identificado por la Fundación Nacional para la Parálisis Infantil —una organización que el mismo Presidente Franklin D. Roosevelt, quien sufría de polio, ayudó a fundar.
Luego de un gran brote de polio alrededor de EE.UU. en 1952, las donaciones empezaron a acumularse en la fundación y en la primavera de 1953, Salk produjo una prometedora vacuna anti-poliomielítica. La fundación rápidamente empezó a realizar pruebas con 1,83 millones de niños alrededor de EE.UU. Estos niños llegaron a ser conocidos como “los pioneros de polio”. La fundación de Salk recibió donaciones de dos tercios de la población estadounidense y una encuesta incluso sugirió que más estadounidenses sabían acerca de estas pruebas de campo que aquellos que sabían el nombre completo del entonces presidente (Dwight David Eisenhower).
El 12 de abril de 1955, el supervisor de Salk, Thomas Francis, anunció que la vacuna de Salk era segura y efectiva para prevenir la polio. Solo dos horas después, el Servicio de Salud Pública de EE.UU. emitió una licencia de producción para la vacuna y un programa nacional de inmunización empezó.
Poco después, el Dr. Albert Sabin, un polaco-estadounidense que trabajaba como investigador médico en los Institutos Nacionales de Salud, introdujo una vacuna contra la polio que podía ser administrada de manera oral, haciendo que los esfuerzos de vacunación sean menos costosos conforme los trabajadores de salud con preparación no eran requeridos para administrar las inyecciones. De un record de 58.000 casos en 1952, EE.UU. fue declarado libre de polio en 1979.
En 1988, la Iniciativa Global para la Erradicación de la Polio (GPEI, por sus siglas en inglés) fue fundada para administrar la vacuna a nivel global. Cuando GPEI inició sus esfuerzos, la polio paralizaba a 10 niños para toda la vida cada 15 minutos, alrededor de 125 países. Desde 1988, más de 2.500 millones de niños han sido inmunizados y los incidentes de infecciones de polio han caído en más de 99,99 por ciento. Esto es, cayeron de 350.000 casos anuales, a solo 22 casos nuevos alrededor de 3 países en 2017. Este año África está cerca de ser declarada libre de polio—esto es, si ningún caso se encuentra en Nigeria, que es el último país en la región que reporta infecciones nuevas de polio.
Siguiendo el descubrimiento de la vacuna, Salk recibió docenas de premios, una citación presidencial, cuatro títulos honorarios, media docena de condecoraciones en el extranjero, y cartas de miles de conciudadanos agradecidos. En 1963, Salk estableció el Instituto Jonas Salk para los Estudios Biológicos —una facilidad de primera categoría para realizar investigaciones enfocadas en biología molecular y genética, neurociencia, y biología de las plantas. Salk dedicó sus últimos años a investigar una vacuna en contra del VIH/SIDA. Murió el 23 de junio de 1995.
El trabajo de Salk salvó cientos de millones de personas de una parálisis incapacitante, y millones de muertes. Gracias a sus vacunas, una enfermedad que ha plagado a la humanidad desde el Egipto faraónico ha sido casi totalmente erradicada, y dentro de pocos años, la enfermedad (ojalá) será historia. Por esta razón es que Jonas Salk merece ser nuestro quinto Héroe del Progreso.
Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 9 de noviembre de 2018.