Héroes del progreso, Parte 32: Benjamin Rubin
Alexander C. R. Hammond destaca la contribución del microbiólogo estadounidense Benjamin Rubin, quien inventó la aguja bifurcada que hizo posible la erradicación de la viruela.
Hoy presentamos la edición número 32 en una serie de artículos publicados por HumanProgress.org titulada “Héroes del Progreso”. Esta columna provee una breve introducción a los héroes que han realizado una contribución extraordinaria al bienestar de la humanidad. Puede encontrar la parte 31 aquí.
Esta semana nuestro héroe es Benjamin Rubin, el microbiólogo estadounidense que inventó la aguja bifurcada. La aguja bifurcada de Rubin fue instrumental en la campaña en 1980 de la Organización Mundial de la Salud que condujo a la erradicación total de la viruela, la única enfermedad infecciosa que ha logrado esa distinción. A mediados de los setenta, la aguja bifurcada de Rubin administró más de 200 millones de vacunas al año. Se estima que salvó más de 100 millones de vidas y evitó que murieran cientos de millones más de personas al evitar que estas contraigan la viruela.
Benjamin Rubin nació el 27 de septiembre de 1917 en la ciudad de Nueva York. Desde niño a Rubin le fascinó la ciencia. En 1934, se inscribió en la City College de Nueva York para estudiar bioquímica. Rubin recibió su título de Bachiller en Ciencias en 1937. En 1938 obtuvo su Maestría en Ciencias con especialización en biología de Virginia Tech. Luego de diferentes trabajos en laboratorios, Rubin se mudó a la Universidad de Yale en 1944 para trabajar como un asistente de investigaciones y para obtener su PhD.
En 1947, Rubin recibió su doctorado en microbiología de la Universidad de Yale y empezó a trabajar en varios laboratorios y universidades distintas. En 1954, Rubin se convirtió en profesor de salud pública y medicina preventiva en la Universidad de Baylor. En 1960, Rubin aceptó una posición en los Laboratorios Wyeth en Pennsylvania y fue allí que Rubin creó el invento que cambiaría al mundo.
Durante los sesenta, la virtual mató a más de dos millones de personas al año. Sin ninguna cura disponible, si una persona se infectaba con la viruela, nada se podía hacer para tratar la enfermedad. Antes de que existiera la aguja bifurcada de Rubin, pistolas con inyectores especialmente adaptadas eran utilizadas en los esfuerzos de vacunación masiva. Sin embargo, el mantenimiento de las pistolas era muy costoso, requerían de un entrenamiento especializado para ser utilizadas, y muchas veces eran poco confiables. Esto significaba que cientos de millones de personas, principalmente aquellas que vivían en áreas más pobres y escasamente pobladas, permanecían vulnerables a contraer la viruela.
Rubin creó su aguja bifurcada trabajando en el ojal de una aguja de máquina de cocer. La trabajó hasta que esta tomó la forma de un tenedor (esto es, hasta que tuvo dos puntas). Como tal, la aguja bifurcada es un acero galvanizado angosto que tiene aproximadamente 2,5 pulgadas (6 cms) de largo, con dos puntas en un extremo. Cuando el lado bifurcado de la aguja es insertado en un vial de la vacuna contra la viruela que está liofilizado, la cantidad correcta de la vacuna es luego contenida entre las dos puntas. La aguja es luego utilizada para pinchar el brazo posterior del paciente quince veces en una pequeña área circular.
A diferencia de la pistola con inyectores, la aguja de Rubin era muy barata (esto es, costaba menos de $5 cada mil agujas). Además, luego de esterilizar la aguja con agua hervida o pasándola por el fuego, la aguja podía ser re-utilizada de manera continua. Además, la piel del paciente no necesitaba ser desinfectada de antemano. Finalmente, la aguja bifurcada utilizaba una cantidad sustancialmente menor de suero.
Mientras que la pistola con inyectores podía proveer 25 vacunas por vial de vacuna contra la viruela, utilizando una aguja bifurcada implicaba que habían más de 100 dosis por cada vial. La técnica para vacunar a alguien utilizando la aguja bifurcada también podía ser aprendida por cualquier persona en tan solo pocos minutos, en lugar de depender de un profesional médico entrenado. Todos estos factores resultaron en que la aguja bifurcada fuese utilizada rápidamente como una alternativa costo-eficiente a las costosas y aparatosas pistolas con inyectores, que, además, eran muchas veces poco confiables.
La aguja bifurcada era el principal instrumento utilizado en la campaña de erradicación de la viruela de la OMS entre 1966 y 1977. Durante los últimos años de la campaña, se estima que la aguja bifurcada fue utilizada para vacunar a más de 200 millones de personas al año. En 1980, la Asamblea de Salud Mundial declaró que la viruela había sido derrotada, esta sería la primera vez que en la historia de la humanidad que se logró erradicar una enfermedad mortal. El Foro Económico Mundial ha estimado que la aguja bifurcada ha salvado mas de 130 millones de vidas desde su invención en 1961.
En 1984, Rubin fue profesor en la Phildelphia College para medicina osteopática y luego de contribuir a más de 150 publicaciones científicas a lo largo de su carrera, se retiró en 1995.
Durante su vida, Rubin recibió con justa razón numerosos premios académicos. En 1992, fue inducido al Salón de la Fama de Inventores. Rubin murió el 10 de marzo de 2010 a sus 93 años de edad.
Gracias en parte al trabajo de Benjamin Rubin, la viruela, que era una enfermedad que azotó a la humanidad durante milenios, ahora ha sido erradicada. Por salvar las vidas de más cien millones de personas y por cambiar fundamentalmente el mundo para bien, Benjamin Rubin merece ser nuestro Héroe del progreso No. 32.
Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 30 de noviembre de 2019.