Héroes del progreso, Parte 30: Sir John Harington

Alexander C. R. Hammond destaca la gran contribución a la salud de la humanidad por parte de Sir John Harington, un cortesano inglés del siglo 16 que inventó el inodoro moderno.

Por Alexander C. R. Hammond

Hoy presentamos la edición No. 30 de una serie de artículos publicados por HumanProgress.org titulados “Héroes del Progreso”. Esta columna provee una breve introducción a los héroes que han realizado una contribución extraordinaria al bienestar de la humanidad. Puede encontrar la edición No. 29 aquí.

Esta semana, nuestro héroe es Sir John Harington: un inglés autor y cortesano del siglo 16 que inventó el inodoro moderno. El inodoro de Harington permitió que los deshechos fuesen evacuados desde los lugares de residencia hacia las fosas sépticas debajo de la tierra y sin que tuviesen contacto humano directo. El inodoro con cisterna ha sido inconmensurablemente beneficioso para salud del mundo moderno y el Foro Económico Mundial ha concluido que su invención salvó más de mil millones de vidas.

John Harington nació el 4 de agosto de 1560 en Kelston, un pueblo al suroeste de Inglaterra. Harington nació en el seno de una familia rica y noble. Luego de su bautizo en Londres pocos meses después, llegó a ser el ahijado número 102 de la Reina Elizabeth. El padre de Harington, también llamado John, fue un poeta en la corte de Henry VII, y su madre, Isabella Markham, fue una dama con acceso a la habitación privada de la Reina Elizabeth. Harington asistió a Eton College, un internado exclusivamente para niños, antes de estudiar Derecho en King´s College en Cambridge. 

Aunque se esperaba que llegara a ser un abogado, Harington se enamoró con la vida en la Corte Real. Su actitud de hablar libremente rápidamente le ganó notoriedad entre la nobleza. La Reina Elizabeth le tenía cariño a Harington y muchas veces lo alentaba a que escribiera poesías. Sin embargo, Elizabeth llegaría a arrepentirse de tal estímulo dado que Harington llegó a ser conocido por escribir piezas subidas de tono que muchas veces iban más allá lo que era considerado moralmente tolerable dentro de la Corte.

El primer exilio de Harington de la Corte resultó de una travesura en 1584, cuando tradujo el capítulo 28 del poema épico de Ludovico Ariosto titulado Orlando Furioso. Harington circuló el manuscrito entre las damas de honor de la Corte. Enfurecida por el tono subido de su traducción, Elizabeth exilió a Harington y le dijo que no le sería permitido volver a la Corte hasta que no tradujera todos los 40 capítulos de Orlando Furioso –una tarea tan ardua que muchos asumieron que Harington fracasaría.

Sin embargo, Harington completó toda la traducción del poema en 1592 y presentó a Elizabeth con una copia encuadernada del trabajo cuando ella visitó Kelston ese año. La traducción de Harington recibió muchas críticas favorables y todavía es leída por muchos lectores angloparlantes hoy. Fue durante su tiempo en exilio de la Corte que Harington diseñó y luego instaló el primer inodoro con cisterna, el cual denominó “Ajax” (”jakes” era un antiguo término coloquial para referirse a un inodoro) en su mansión en Kelston.

El aparato de Harington tenía una bandeja y un asiento, con una apertura debajo que estaba sellada con una válvula con rostro de cuero. Las poleas y pesos arrojaban agua desde una cisterna ubicada arriba hacia el inodoro. Cuando la agarradera del asiento era virada, una válvula debajo de la bandeja se abría y el agua vertida empujaba los contenidos de esta hacia un poso séptico bajo tierra. Harington primero describió su invento en su libro de 1596 titulado Un nuevo discurso sobre una materia estancada: la metamórfosis del ajax (A New Discourse upon a Stale Subject: The Metamorphosis of Ajax), el cual publicó bajo el pseudónimo “Misacmos”, que significa “odiador de la suciedad”. En su libro, Harington declaró que su Ajax “convertiría los lugares desagradables en dulces, aquellos lugares llenos de perjuicios en lugares sanos y los lugares puercos en unos limpios ”. 

Harington nunca solía perderse la oportunidad de realizar una declaración política y su libro tenía varías distracciones muchas veces dirigidas a individuos muy conocidos en la Corte. El libro era en gran parte un ataque al supuesto “excremento” que estaba envenenando a la sociedad y contenía muchas alusiones al favorito de la Reina Elizabeth, el Conde de Leicester. Aunque su libro gozó de mucha popularidad, Harington fue amenazado con una audiencia ante la Cámara Estrella, una corte inglesa en el Palacio de Westminster. Mientras que el cariño que Elizabeth tenía por el inventor lo protegió de un castigo más severo, Harington una vez más fue exiliado de la Corte Real. 

En 1598, Elizabeth le pidió a Harington instalar un inodoro en el Palacio de Richmond, una residencia real ubicada en el Río Tames. El inodoro fue popular entre algunos miembros de la nobleza, pero gran parte del público seguía siendo fiel a sus vasijas orinales. No fue hasta casi 200 años después que el inventor escocés Alexander Cumming patentó el inodoro con válvula y cisterna de agua, inspirado en el Ajax de Harington. El diseño de Cumming de 1775 mejoró el de Harington agregándole un “s-trap” en la tubería debajo del inodoro lo cual significaba que el agua ahora era permanentemente retenida en la tubería, previniendo así que los gases del alcantarillado ingresen en los edificios de arriba. 

En 1848, una Ley de Salud Pública del Reino Unido requirió que cada casa nueva tenga un inodoro con cisterna de agua. Pasaron 250 años para que el inodoro con cisterna de agua fuera utilizado por el público en general. Hoy, más de dos tercios de la población mundial tiene acceso a un inodoro con cisterna de agua y esta cifra continúa aumentando por decenas de millones cada año.

En 1599, Harington se unió a la campaña militar inglesa en Irlanda para subyugar la rebelión de los jefes de las tribus gaélicas. Fue nombrado Caballero por su servicio. Luego de su tiempo en Irlanda, Harington fue tutor del hijo de James I, Henry, el Príncipe de Gales. Harington murió el 20 de noviembre de 1612 en su casa en Kelston. Tenía 52 años. 

Los inodoros cambiaron fundamentalmente el mundo en el que vivimos. El beneficio sanitario de no tener que estar en contacto directo con los deshechos humanos previene millones de casos de cólera, diarrea, disentería, hepatitis A, tifoidea y polio cada año. Por esta razón, Sir John Harington es nuestro Héroe del Progreso No. 30. 

Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 1 de noviembre de 2019.