Fraude en los programas de ayuda de Covid

David Boaz considera que es imposible que el gobierno federal gaste trillones de dólares sin que eso derive en despilfarro y fraude.

Por David Boaz

En 2009, mientras el gobierno federal desplegaba el Programa de Alivio de Activos en Problemas por valor de 700.000 millones de dólares y se preparaba para gastar otros 787.000 millones en el paquete de "estímulo" del presidente Obama –ambos con escaso examen serio por parte del Congreso–, escribí una entrada en mi blog titulada "Cómo gastar un billón de dólares sin despilfarro ni fraude".

La primera línea de mi post era "No se puede". Y señalé que el Gobierno federal lo sabía, porque tanto Neil Barofsky, el inspector general especial del TARP, como Gene Dodaro, el interventor general en funciones, habían dicho a un subcomité de la Cámara –tras la aprobación de ambos proyectos de ley– que las experiencias del Gobierno en la reconstrucción de Irak, los programas de ayuda tras los huracanes y el rescate de ahorros y préstamos de los años 90, junto con la falta de políticas escritas en los nuevos programas, no presagiaban nada bueno.

Como señaló Dodaro, no era el primer ejemplo de este tipo. Tampoco sería el último. Ahora están llegando informes sobre el despilfarro y el fraude masivos en el gasto del gobierno en alivio de Covid, iniciado en 2020 bajo el mandato del presidente Trump y aumentado bajo el mandato del presidente Biden.

"Un análisis de Associated Press descubrió que los defraudadores robaron potencialmente más de 280.000 millones de dólares en fondos de ayuda de COVID-19; otros 123.000 millones se malgastaron o malgastaron. Combinadas, las pérdidas representan el 10% de los 4,2 billones de dólares que el gobierno de Estados Unidos ha desembolsado hasta la fecha en ayuda COVID". Ahora, el inspector general de la Agencia Federal para el Desarrollo de la Pequeña Empresa informa de que pueden haberse sustraído más de 200.000 millones de dólares de los programas Protección del sueldo y Préstamo por Desastre de Perjuicio Económico por COVID-19.

Linda Bilmes, coautora con el premio Nobel Joseph Stiglitz de The Three Trillion Dollar War: The True Cost of the Iraq Conflict (La guerra de los tres billones de dólares: el verdadero coste del conflicto de Irak), analizó los enormes problemas de tres proyectos gubernamentales algo menores –la reconstrucción de Irak, la reconstrucción del huracán Katrina y la construcción de la arteria Big Dig en Boston– y descubrió que "en cualquier organización que empieza a aumentar el gasto muy rápidamente existen riesgos de despilfarro, fraude e ineficacia".

El presidente Obama nos aseguró en 2009 que el vicepresidente Biden se encargaría de supervisar el gasto de la ley de estímulo y que "nadie se mete con Joe". Pero eso no es en realidad una solución a la inevitabilidad del despilfarro y el fraude cuando una burocracia que no rinde cuentas gasta billones de dólares de otras personas. Como dice el carterista en la escena inicial de Casablanca: "Este lugar está lleno de buitres, buitres por todas partes". Buitres tenéis con vosotros en todas partes. Y cuando intentas sacar billones de dólares –dinero creado escribiendo un número en una hoja de papel y luego extendiendo cheques sobre esa hoja– no puedes hacer demasiadas preguntas. El objetivo era poner dinero en manos de la gente para evitar la depresión. Y todo el dinero llegó a las manos de la gente. Pero no necesariamente a las manos previstas. Una parte, por ejemplo, fue a parar a manos de LaKeith Faulkner, empleado de la SBA, condenado a 62 meses de prisión y al pago de 10.600.000 dólares en concepto de indemnización por su participación en una trama para obtener préstamos fraudulentos de la APP. Y parte de ella a seis residentes del condado de Essex, Nueva Jersey, que fueron detenidos por conspirar para obtener fraudulentamente –lo han adivinado– préstamos del Programa de Protección de Salarios (PPP).

David Fahrenthold del New York Times escribió,

En medio de la pandemia, el gobierno dio subsidios de desempleo a los encarcelados, a los imaginarios y a los muertos. Envió dinero a "granjas" que resultaron ser patios delanteros. Pagó a personas que estaban en la "lista de no pagar" del gobierno. Concedió préstamos a 342 personas que dijeron llamarse "N/A".

Lo denomina como "uno de los mayores fraudes de la historia de Estados Unidos, con miles de millones de dólares robados por miles de personas, incluido al menos un aficionado que se jactaba de su actividad delictiva en YouTube".

Sin duda, hay muchas más historias que otros reporteros pueden investigar. Y preguntas continuas sobre los costes y beneficios netos de los enormes programas de gasto público, financiados con deuda y plagados, sí, de despilfarro, fraude y abuso.

Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty (Estados Unidos) el 29 de junio de 2023.