Fitch rebaja la calificación de la deuda de Estados Unidos

Romina Boccia comenta la reducción en la calificación de la deuda estadounidense por parte de la agencia calificadora de riesgo Fitch Ratings.

Por Romina Boccia

Fitch Ratings, una de las tres principales agencias de calificación crediticia, rebajó ayer la calificación de la deuda estadounidense de AAA (la máxima calificación posible) a AA+, explicando:

"La rebaja de la calificación de Estados Unidos refleja el deterioro fiscal previsto para los próximos tres años, una carga de la deuda de las administraciones públicas elevada y creciente, y la erosión de la gobernanza..."

Una rebaja de la calificación tiene por objeto servir de señal a los mercados de que es menos probable que un emisor de bonos reembolse los intereses o el principal. En este caso, la rebaja de la calificación es menor, de una capacidad "extremadamente fuerte para cumplir los compromisos financieros" a una capacidad "muy fuerte".

Es la segunda vez en la historia de Estados Unidos que una gran agencia de crédito rebaja la calificación de la deuda del país. Standard & Poor's rebajó la calificación de la deuda estadounidense en 2011. Los tipos de los bonos del Tesoro a 10 años cayeron tras el anuncio. Aunque los resultados del pasado no son necesariamente indicativos del futuro, no está claro que los costos de los intereses vayan a aumentar necesariamente como consecuencia de la rebaja. La economía estadounidense es relativamente fuerte, a pesar del lastre que supone la elevada y creciente deuda pública, y el dólar sigue siendo la principal moneda de reserva mundial. Sin embargo, la trayectoria fiscal a largo plazo es pésima, con más de 100 billones de dólares de déficit previstos para los próximos 30 años, mientras la deuda se dispara hasta un nivel sin precedentes del 180% del producto interior bruto (PIB).

Aunque muchos comentaristas se centran en si la rebaja de la calificación crediticia de Fitch refleja el descontento con la naturaleza de las negociaciones sobre el límite de la deuda estadounidense, no debemos confundir un síntoma con la causa. Estados Unidos se enfrenta a una crisis fiscal potencialmente catastrófica a largo plazo, si el gasto y la deuda siguen creciendo sin cesar. La opción responsable en el límite de la deuda es adoptar reformas que aborden las fuerzas impulsoras del crecimiento de la deuda. El resultado del acuerdo de mayo sobre el límite de la deuda es indicativo de la miopía legislativa y de la tendencia a patear la lata por el camino.

El Congreso debería abordar los principales motores del crecimiento del gasto, especialmente los grandes programas de seguro médico como Medicare y la Seguridad Social. Tras el inadecuado acuerdo sobre el límite de la deuda, que dejó sin abordar los principales motores del gasto, algunos miembros del Congreso están estudiando la posibilidad de crear una comisión fiscal. Una comisión bien diseñada, siguiendo el modelo de la exitosa Comisión de Realineación y Cierre de Bases (BRAC), puede ayudar al Congreso a superar el bloqueo político y señalar a los mercados y a las agencias de calificación crediticia que los legisladores estadounidenses están comprometidos con la estabilización del crecimiento de la deuda de Estados Unidos.

Independientemente de que esta rebaja de la calificación crediticia resulte ser un parpadeo o un acontecimiento más significativo del mercado, sabemos que el presupuesto de Estados Unidos se encuentra en una senda altamente insostenible que amenaza con socavar la prosperidad y la seguridad estadounidenses si no se aborda durante mucho más tiempo. El Congreso debería aprovechar este momento para establecer un mecanismo que estabilice el crecimiento de la deuda. Una comisión similar a la BRAC puede ayudar al Congreso a llevarlo a cabo.

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