Explosión del Tren Maya
Eduardo Turrent Díaz dice que la explosión del costo del Tren Maya (un 150% por encima de lo proyectado) es un reflejo de cómo se continúan haciendo obras con fines electorales y sin ningún tipo de planeación.
Al igual que en gobiernos anteriores, se “están haciendo las obras con la finalidad de terminarlas en el sexenio sin ningún tipo de planeación”.
Con valor político y talento periodístico, Eduardo Ruiz-Healy argumentó en su columna del martes pasado aquí en El Economista que “definitivamente, el Tren Maya no contribuirá en nada a la seguridad nacional”. La soberanía nacional en esa zona de la República, de ninguna manera enfrenta amenaza de incursión militar ni por los países vecinos contiguos ni por ninguna potencia mundial. La decisión de declarar oficialmente a esa obra como “de utilidad pública y de seguridad nacional” fue un artilugio legaloide para desactivar a los grupos ecologistas que han solicitado amparos en contra de los trabajos correspondientes.
En defensa del proyecto, en las conferencias mañaneras se ha intentado descalificar a esos grupos antagónicos que se han amparado, acusándolos de títeres manipulados por el gobierno de EE.UU. La acusación carece de lógica y es contraria al sentido común. ¿Qué interés podría motivar a la administración demócrata encabezada por Joe Biden a bloquear ese bodrio de proyecto de infraestructura, huérfano de sustento técnico alguno y de planeación previa?
Pero hay más. La cabeza del artículo principal de la edición de El Economista del lunes rezó: “Costo de la obra del Tren Maya, 150% por arriba de lo proyectado”. Con el fin de precisar los cálculos, baste aclarar que el presupuesto original del proyecto era de aproximadamente 120 miles de millones de pesos. Con ese antecedente, si se considera que la última estimación ubica ese costo en alrededor de 300,000 millones se tiene una cifra relativa actualizada de 250 % sobre el presupuesto original. Y para darle otra vuelta a la tuerca, el experto Edmundo Gamas, director del Instituto Mexicano de Desarrollo de Infraestructura (IMEXDI), consideró que a la cantidad actual hay que agregarle otros 50.000 millones de pesos “porque el proyecto no lleva ni la mitad de avance físico”.
¿Por qué esa explosión cuadrática del costo del proyecto? Según el experto citado, en razón de que “hace falta planeación”. Al igual que en gobiernos anteriores, se “están haciendo las obras con la finalidad de terminarlas en el sexenio sin ningún tipo de planeación”. Y lo peor es la imposibilidad de detener el proyecto, que ya va casi en su mitad. Y eso que el experto consultado no consideró el elemento de la aplicación alternativa de los recursos: ¿Cuántas viviendas de interés social se podrían edificar con la fortuna que se hundirá en el Tren Maya?
Este artículo fue publicado originalmente en El Economista (México) el 11 de agosto de 2022.