Es hora de abandonar el peso y adoptar el dólar

Steve H. Hanke y Emilio Ocampo consideran que la popularidad del candidato Javier Milei se explica en parte porque propone abandonar el peso y adoptar el dólar estadounidense.

Por Steve H. Hanke y Emilio Ocampo

Con Argentina enfrentándose a la tercera tasa de inflación más alta del mundo, un 250% anual (según Hanke), muchos argentinos han apoyado al candidato presidencial Javier Milei. De hecho, se espera que Milei obtenga el mayor número de votos en las elecciones generales del 22 de octubre. El apoyo de Milei ha sorprendido a muchos. Se centra en el hecho de que ha prometido hacer oficialmente lo que los argentinos hacen todos los días: deshacerse del peso y sustituirlo por el dólar estadounidense.

No sorprende el hecho de que los adversarios políticos de Milei, ya sean peronistas o de centro-derecha, y sus portavoces en Argentina se opongan a la dolarización. Han estado lanzando una falsedad tras otra en un intento de socavar la idea de la dolarización. 

Lo que resulta sorprendente es que una serie de economistas extranjeros y supuestos expertos financieros hayan intervenido y avivado el fuego de la propaganda contra la dolarización. Por nombrar sólo algunos de los notables: Robin Brooks, Arminio Fraga, Guillermo Ortiz, Mark Sobel, Alejandro Werner e Ivan Werning. Algunos han llegado a sostener que la solución a los problemas de Argentina es el impago de la deuda, y no la dolarización. Otros, carentes de toda originalidad, han parafraseado al ex presidente de izquierda de Ecuador, Rafael Correa, afirmando que la adopción del dólar equivaldría a un suicidio monetario. Y, para colmo, decenas de economistas argentinos han firmado una carta tachando la dolarización de "espejismo". Está claro que ninguno de ellos conoce los 96 casos exitosos de dolarización que han sido documentados por Hanke en un documento de trabajo recientemente publicado "Historical Episodes of Full Dollarization".

Este discusión recuerda a 1981 y al enfrentamiento de la Primera Ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher, con el establishment keynesiano británico, un enfrentamiento que la Dama de Hierro ganó ampliamente. En 1981, Thatcher apostó por la confianza y el crecimiento a través de un apretón fiscal. Para relanzar la economía, instituyó un feroz ataque al déficit fiscal británico, unido a una política monetaria expansiva. Sus medidas fueron inmediatamente condenadas por 364 distinguidos economistas. En una carta a The Times, escribieron una respuesta keynesiana visceral: "Las políticas actuales profundizarán la depresión, erosionarán la base industrial de nuestra economía y amenazarán su estabilidad social y política".

Thatcher fue rápidamente reivindicada. Menos de un año después de que los 364 estamparan sus firmas en aquella carta, la economía inició lo que se convirtió en una larga e impresionante recuperación.   

Lo que falta en las polémicas de los críticos de la dolarización es comprensión de los principios económicos básicos, sentido común, experiencias de otros países con la dolarización y comprensión de la historia de Argentina y su situación actual. El primer hecho que hay que comprender es que el pueblo argentino ya ha elegido el dólar como su moneda preferida. Los argentinos tienen más de 200.000 millones de dólares en billetes verdes guardados en cajas de seguridad en los bancos o en casa "debajo del colchón". En comparación, la oferta de pesos, medida por M3, vale menos de 50.000 millones de dólares. Nadie en Argentina quiere tener pesos. Aunque Argentina no esté oficialmente dolarizada, sigue siendo el país más dolarizado fuera de Estados Unidos.

Algunos economistas afirman que, al adoptar el dólar como moneda de curso legal, Argentina perderá ingresos sustanciales procedentes del señoreaje y la capacidad de amortiguar los choques externos. La realidad es que el señoreaje se perdió hace mucho tiempo como consecuencia de la dolarización espontánea. Y la idea de que el peso permitirá a Argentina amortiguar los choques externos es absurda. De hecho, la inestabilidad del peso es el principal motor de los choques en Argentina.

Resulta que algunos expertos notables saben lo que la mayoría de los argentinos saben desde hace muchos años: La dolarización es la única salvación de Argentina. Hace casi 50 años, en un testimonio ante el Congreso de Estados Unidos, Milton Friedman defendió firmemente la dolarización de Argentina. Cuando Friedman testificó a mediados de 1973, la tasa de inflación anual en Estados Unidos era del 6,5 por ciento y en Argentina de más del 65 por ciento. Hoy, las cifras son del 3,7% y el 250%, respectivamente.

Resulta que Friedman no es el único peso pesado que ha abogado por la dolarización. Cabe destacar que Larry Summers fue la voz clave que susurró al oído del Presidente Jamil Mahuad cuando anunció en 2000 que Ecuador dolarizaría. Cabe destacar el hecho de que, contrariamente a muchos de los expertos del FMI y de otros lugares, la dolarización de Ecuador ha sido un éxito, ha contado con un amplio apoyo de los ecuatorianos y es el régimen cambiario más longevo de la historia de Ecuador.

Javier Milei no necesita que nadie le susurre al oído. Lo que necesita son votantes argentinos que hagan en la cabina de votación lo que hacen con sus billeteras: dolarizar.

Este artículo fue publicado originalmente en The National Review (Estados Unidos) el 18 de octubre de 2023.