El verdadero problema de Donald Trump

David Boaz considera que "Desafortunadamente, solo porque un hombre de negocios entiende cómo lograr acuerdos y construir hoteles no significa que entiende de economía. Trump es definitivamente un ejemplo de esto".

Por David Boaz

Donald Trump ha subido a lo más alto de las encuestas para la nominación presidencial del Partido Republicano sobre la fuerza de su fama y sus declaraciones controversiales.

Las elites todo el espectro político —social demócratas, conservadores y liberales o libertarios— están horrorizados con sus declaraciones acerca de los mexicanos “violadores”. Además, puede que se haya disparado en el pie con sus comentarios acerca del Senador John McCain. Pero sus números en las encuestas siguen ahí arriba.

A algunos electores les gustan sus declaraciones severas acerca de la inmigración ilegal. Pero creo que a una cantidad mayor de ellos simplemente les gustan más los hombres de negocios que los políticos. Diecinueve por ciento de los electores votaron por el billonario Ross Perot en 1992, en contra de George Bush y Bill Clinton, incluso después de que Perot se haya retirado temporalmente de la carrera en torno a la muy cuestionable aseveración de que la campaña de Bush estaba tratando de perturbar el matrimonio de su hija.

Los electores sienten que la gente de negocios se mueve en la realidad, no en la retórica. Ellos logran que se hagan las cosas. Por eso es que siempre hay el deseo de alguien que no provenga de la política y limpie el Estado.

El sitio Web ThinkProgress habló con tres electores a favor de Trump en la Cumbre de Liderazgo Familiar en Iowa y todos ellos enfatizaron ese punto. “Simplemente creo que necesitamos un hombre de negocios que conduzca al país como un negocio”, dijo Jim Nelle, un propietario de una empresa pequeña de Winterset, Iowa. David Brown, un agricultor e inversor de New Virginia, Iowa, indicó que “No estamos quebrados, estamos $19 billones ("trillion" en inglés) más allá de la quiebra y creo que él tiene la perspicacia y la sabiduría de los negocios para recuperar a la nación”. Bill Raine de New Hampton lo dijo de manera sencilla: “Él es un hombre de negocios, no es un político”.

Desafortunadamente, solo porque un hombre de negocios entiende cómo lograr acuerdos y construir hoteles no significa que entiende de economía. Trump es definitivamente un ejemplo de esto.

Lo que él realmente está ofreciendo es una mezcla de economía nacionalista y proteccionista junto con la promesa de que él es el tipo, el hombre montado en un caballo blanco, que puede llegar a Washington y arreglar el desorden. Él descarta a los políticos, los otros candidatos, y a los negociadores estadounidenses como “gente estúpida”, “incompetente”, y “perdedores”. Él se jacta de su riqueza y promete que él “le patearía el trasero” al Chapo, el líder de un cártel de drogas en México que escapó de la cárcel.

Considere estos asuntos importantes. Ha estado circulando alrededor del país hablando del crimen cometido por inmigrantes mexicanos, empezando con su afirmación en su discurso de anuncio de candidatura que “están trayendo drogas, están trayendo crimen, son violadores”. Pero no hay evidencia de esto. Los inmigrantes tienen la mitad de la probabilidad que tienen los estadounidenses nativos de ser encarcelados (hombres de entre 18 y 39 años de edad en ambos casos), y conforme el número de inmigrantes legales y ilegales aumentó en EE.UU. entre 1990 y 2010, las tasas de crimen violento y contra la propiedad cayó. 

Uno creería que el Sr. Trump sería más solidario con la inmigración. Su mamá nació en Escocia. Su abuelo Trump nació en Alemania. Su primera esposa Ivana nació en Checoslovaquia, su actual esposa Melania nació en Yugoslavia. Un genealogista escribe en About.com, “Donald Trump encarna la experiencia del inmigrante estadounidense”.

Al Sr. Trump tampoco le agrada mucho el libre comercio. Regularmente se queja de que “China se está llevando nuestros trabajos”. Se lamenta de que tenemos “miles de carros, millones de carros ingresando...Ellos mandan carros, nosotros enviamos maíz”, lo cual en realidad suena como un buen intercambio.

En su reciente discurso en Freedom Fest él se quejó acerca de los centros de llamadas en India, preguntando, “¿Cómo pueden estar así de lejos y ahorrar dinero?”

Ningún verdadero hombre de negocios preguntaría algo así. Si no fuese más barato, las empresas no lo harían. Los empleados son costosos en EE.UU., más baratos en India y China. Así que los trabajos que se pueden hacer en ubicaciones más baratas se hacen ahí, y los estadounidenses se desplazan hacia empleos de mayor valor agregado que pagan salarios más altos. El salario estadounidense promedio ahora es de $25 por hora. Los empleados en los centros de llamadas en la India ganan alrededor de $2 por hora, un buen salario en India pero no uno que muchos estadounidenses estén buscando.

El Sr. Trump no acude a la economía para defender su posición en materia comercial. Todo se trata acerca de él, "The Donald", simplemente siendo más rico y más inteligente que los políticos: “El libre comercio es terrible. El libre comercio puede ser maravilloso si usted tiene gente inteligente. Pero tenemos personas estúpidas. Nuestros acuerdos comerciales han sido negociados por personas incompetentes”. Él, en cambio, hará “acuerdos comerciales geniales”. Pero los acuerdos tienen que ser buenos para ambas partes. Él sabe esto cuando construye un edificio. Pero quiere que los electores crean que él simplemente puede apalear a China o a Japón hasta que...¿qué cosa? ¿No nos envíen carros? ¿No nos dejen tercerizar el poco valor agregado a trabajadores menos costosos? Se le haría difícil encontrar algún economista profesional, ya sea Demócrata o Republicano, dispuesto a servir en una administración basada en este tipo de sinsentidos.

Esta estrategia de “todo sobre mi” se extiende a la gran mayoría de asuntos. ¿El déficit? Él ha prometido acabar con el impuesto corporativo sobre la renta, reducir los impuestos individuales, y reducir el gasto —pero sin reducir los programas más grandes. ¿Cómo funcionaría esto? “Yo voy a salvar a la Seguridad Social sin recorte alguno. Yo se de donde obtener el dinero. Nadie más lo sabe”.

Yo podría respaldar la idea de un hombre de negocios en lugar de un político. Pero no este hombre de negocios, que ofrece solamente insultos, planes secretos, y una promesa de patear el trasero de todos los demás.

Este artículo fue publicado originalmente en The Washington Times (EE.UU.) el 22 de julio de 2015.