El verdadero objetivo del salario mínimo
El precandidato presidencial demócrata, Dick Gephardt, sin quererlo brindó un servicio público en uno de sus discursos a un sindicato local en el estado de Iowa. Gephardt reveló la verdadera agenda que se esconde detrás de la mayor parte del apoyo que recibe el salario mínimo. Él prometió que si llegara a ser presidente presionaría a la Organización Mundial del Comercio a establecer un salario mínimo internacionaluno, dijo él, que sea tan alto que los trabajadores estadounidenses no tengan que competir con mano de obra barata e infantil alrededor del mundo.
La historia ha atestiguado muchos llamados por un salario mínimo por la misma razóneliminar la competencia de trabajadores que trabajarían por menos. Durante la época del apartheid en Sudáfrica, los sindicalistas blancos sostenían que "en ausencia de salarios mínimos estatutarios, los empleadores encontraban más económico suplantar a europeos altamente calificados (y usualmente muy bien pagados) por personas de color menos eficientes pero más baratas".
Un líder sindicalista sudafricano dijo que "Ya no quedan trabajos en la industria de la construcción, y en estas circunstancias yo apoyo la tasa para el empleo (salario mínimo) como la segunda mejor forma de proteger a nuestros artesanos blancos".
La Asociación de Enfermeras Sudafricana condenó los bajos salarios que recibían las enfermeras negras como injustos. Algunas enfermeras dijeron que no aceptarían incrementos salariales hasta el tanto los salarios de las enfermeras negras fueran aumentados. Estos son algunos ejemplos de los numerosos llamados por salarios mínimos citados en mi libro de 1989 South Africa's War Against Capitalism (La Guerra de Sudáfrica contra el Capitalismo). Uno puede apostar todo a que estos llamados por un salario mínimo no representaban la compasión de los blancos por el bienestar de los negros. Los salarios mínimos son simplemente una de las herramientas más efectivas en los arsenales de los racistas de todo el mundo.
No estoy acusando a Gephardt de racismo. Él asegura querer simplemente acabar con las políticas que han dejado a millones de estadounidenses sufriendo económicamente y que les han negado a los trabajadores de otras partes del mundo mejores niveles de vida. Esa es su intención manifiesta, pero cuando analizamos los efectos de la política, casi siempre podemos ignorar las intenciones de la política.
Un efecto del salario mínimo es el de la discriminación contra la contratación de trabajadores menos preferidos. Un trabajador podría ser menos preferido en los ojos de un empleador particular en diverso número de formas. Podría ser poco habilidoso, menos inteligente, o de una nacionalidad o raza diferente. Póngase en el lugar del empleador y pregúntese: si la ley me demanda pagar $9 la hora, sin importar a quien contrate, ¿tendrá sentido contratar a alguien cuyas habilidades le permite producir $5 en valor por hora? La mayoría de la gente verían tal contratación como una pérdida económica.
¿Están mejor o peor los trabajadores poco calificados como resultado de un salario mínimo de $9? No se necesita mucho cerebro para concluir que ser contratado a $5 la hora pone más comida en la mesa que no ser contratado a $9. Aún más, el salario mínimo reduce las oportunidades de capacitación. La mayoría de nosotros ganamos habilidades mediante la experiencia laboral. El salario mínimo niega esa oportunidad.
Un efecto más insidioso del salario mínimo, como lo saben los racistas de todo el mundo, es que reduce los costos de la discriminación.
Digamos que un blanco y un negro son igualmente productivos y un empleador prefiere a los trabajadores blancos que a los negros. Ya que tiene que pagar $9 la hora sin importar a quien contrate, el costo de discriminar contra el trabajador negro es cero. Pero si fuera legal que el trabajador negro ofreciera un precio más barato, habría un costo para la discriminación. Es precisamente por eso que los blancos sudafricanos demandaron que a los negros se les pagara un salario mínimoellos querían abaratar los costos de la discriminación.
El discurso de Gephardt debe ser reconocido por su servicio público,
el cual es revelar el motivo subyacente del salario mínimo: asegurarse
que una clase de trabajadores no tenga que competir con otra.
Traducido por Juan Carlos Hidalgo para Cato Institute.