El Salvador: Una vergüenza para el BID
Manuel Hinds afirma que "No hay necesidad de hacer un estudio de factibilidad para saber que el BID está prestando su nombre para una reforma muy perjudicial para el sistema de pensiones, para el gobierno mismo y para la sociedad en general".
Por Manuel Hinds
Hubo una época en la que el sello del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en un proyecto o en una recomendación era una garantía de calidad técnica. Había concordancia entre lo que decían los expertos del BID y lo que hacía la institución y lo que financiaba. Esto parece estar en duda de acuerdo a lo que el gobierno de El Salvador está diciendo con respecto a la planteada reforma de pensiones, diciendo a diestra y siniestra que el BID está preparando un estudio de factibilidad para lo que pretende hacer: la expropiación de los ahorros capitalizados de los contribuyentes a los fondos de pensiones para financiar los déficits crecientes de una política fiscal terriblemente irresponsable.
No hay necesidad de hacer un estudio de factibilidad para saber que el BID está prestando su nombre para una reforma muy perjudicial para el sistema de pensiones, para el gobierno mismo y para la sociedad en general. Los mismos técnicos del BID, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial se han pronunciado repetidamente en contra de los sistemas de reparto, que es el elemento que el gobierno quiere introducir en lo que llama un sistema mixto. En el sistema de reparto, el gobierno recibe las cotizaciones de los futuros pensionados y se gasta el dinero prometiendo que cuando la pensión se vuelva exigible va a encontrar el dinero para pagarlas.
Como saben muy bien los técnicos del BID, y como ellos mismos lo han dicho repetidas veces, este sistema ha fracasado en todas partes, no solo en países en desarrollo sino en los desarrollados porque los gobiernos prometen mucho más de lo que pueden pagar y porque además se gastan el dinero que debería ahorrarse para pagar las pensiones. El sistema fracasó en El Salvador, dejando una deuda enorme que es de la que el gobierno ahora se queja. Contradictoriamente, en términos de todo, el gobierno ahora quiere pasar a sistema de reparto aproximadamente la mitad de lo que ya tienen ahorrado los cotizantes (como 4 mil millones de dólares) más la mitad de todas las cotizaciones futuras.
Ni un niño puede ignorar que la propuesta del gobierno tiene en mente motivaciones fiscales mal entendidas, no los intereses de los cotizantes y las pensiones, para proponer las reformas. La reforma es simplemente un truco para permitir que el gobierno se apropie de enormes recursos para seguir financiado déficits inexcusables, producto de enormes desperdicios mientras los servicios públicos se deterioran día a día.
La reforma es nociva para los cotizantes porque dentro de un tiempo, cuando haya que pagar las pensiones que ahora esta administración promete, otra administración igual que esta vendrá y dirá, como ha dicho esta, que no puede pagar las pensiones que este gobierno prometió, y buscará que el BID le ayude a expropiar la otra mitad de los ahorros de los pensionados, y luego para no pagarles a ninguno en su totalidad. Es decir, lo que el gobierno está montando es un esquema de Ponzi, que terminará reventando. ¿Es esto lo que el BID quiere ayudar a hacer?
La reforma es nociva para el gobierno mismo porque lo está ensartando en grandes deudas que habrá que pagar luego, y lo está haciendo sólo para que esta administración pueda rehuir la disciplina financiera que la constitución manda, y desinvierta los ahorros de la población convirtiéndolos en gastos y derroches. ¿Es esto parte de los objetivos para los que fue fundado el BID? ¿Para convertir ahorros en derroches?
La reforma es nociva para la sociedad porque destruye la institucionalidad del país, exponiendo el pago de las pensiones a las decisiones arbitrarias de gobiernos populistas en vez de basarlos en el ahorro de los cotizantes que es lo que existe ahora. ¿Y no es que el BID dice que está a favor de institucionalizar nuestros países?
La reforma sería nociva para el BID si éste la apoya porque pone en duda la integridad profesional de la institución, ayudando a que se expropien a los cotizantes de pensiones para financiar déficits fiscales insostenibles, convirtiendo en gastos corrientes los ahorros de la población, destruyendo la institucionalidad del país, y facilitando que El Salvador caiga en una crisis fiscal dentro de poco tiempo. Esto confirmaría lo que periódicamente se dice en el Congreso de EE.UU., que con tal de ayudar a los gobiernos de turno el BID se convierte en parte del problema de América Latina. Este caso será documentado para informar estas discusiones.
Si el BID quiere evitar esa vergüenza, tiene que desasociarse de esta reforma que es tan nociva para todos, incluyendo el BID mismo.
Este artículo fue publicado originalmente en El Diario de Hoy (El Salvador) el 22 de septiembre de 2015.