El Salvador: Políticas sectoriales y el subdesarrollo
Manuel Hinds considera que "Las décadas de intervenciones directas e indirectas del gobierno han distorsionado gravemente las economías latinoamericanas".
Por Manuel Hinds
El gobierno insiste en que lo moderno es tener políticas sectoriales —es decir, que el gobierno diga qué sectores desea que se desarrollen y cree incentivos (que siempre son subsidios, explícitos o implícitos) para que las empresas creadas en dichos sectores ganen más dinero que lo que ganarían sin la ayuda del gobierno. Es decir, la intervención que el gobierno propone sirve para que las empresas privilegiadas ganen más que lo que justifica su productividad.
Y eso, ¿qué tiene de malo? Muchísimo.
Los detalles de por qué esto es muy malo pueden encontrarse en un libro que el Banco Inter-Americano de Desarrollo (BID) acaba de publicar: La era de la productividad, por Carmen Pagés. El libro encuentra que la baja productividad de las economías latinoamericanas es la causa fundamental de la baja tasa de crecimiento de la región. Es por este problema que Asia, que era mucho más pobre que nosotros hace cincuenta años, es ahora mucho más rica que nosotros. La pregunta es, ¿por qué es tan baja la productividad en la América Latina?
La respuesta es porque los gobiernos latinoamericanos han hecho demasiado de lo que nuestro gobierno cree que es moderno —impulsando a las empresas a invertir en actividades que son menos productivas que las que atraerían la inversión si el gobierno no interviniera. Esto lo han hecho de maneras directas —con políticas sectoriales como las que el gobierno quiere poner en práctica— e indirectas —estableciendo, por ejemplo, un régimen impositivo extremadamente complejo que concentra la recaudación en unas pocas empresas productivas mientras miles de otras, menos productivas, evaden impunemente. El resultado es premiar a los que no son productivos y castigar a los que lo son. Cualquiera puede entender que esto lleva a atraso y subdesarrollo. Pero, ¿qué tan grandes han sido las distorsiones? ¿Qué tanto podríamos ganar si las elimináramos?
Las décadas de intervenciones directas e indirectas del gobierno han distorsionado gravemente las economías latinoamericanas, de tal forma que las economías podrían crecer enormemente con sólo que los recursos fluyeran hacia las actividades que son más productivas naturalmente, no las que el gobierno convirtió en lucrativas sin ser productivas. La gráfica adjunta muestra lo grandes que podría ser el crecimiento industrial en nueve economías latinoamericanas sin invertir nada más sino con sólo reacomodar los recursos ahora empleados en actividades poco productivas hacia actividades más productivas. Los economistas que escribieron el libro mencionado del BID estiman que México podría aumentar su producción industrial con sólo este reacomodo, Venezuela entre el 70 y el 80 por ciento, El Salvador casi un 60 por ciento. Es decir, la producción industrial de nuestro país es menos de la mitad de lo que sería sino existieran estas distorsiones, que el gobierno pretende empeorar.

Es decir, las políticas sectoriales para privilegiar sectores de modernas no tienen nada. Prevalecieron en El Salvador y en Latinoamérica entre los años cincuenta y los ochenta, y fracasaron estrepitosamente. Causaron las crisis económicas de la región en los ochentas y principios de los noventas. El último gobierno que las practicó en el país fue el del Presidente Duarte, con muy malos resultados. Los créditos subsidiados que se dieron como incentivo para las empresas que hacían lo que quería el gobierno nunca fueron pagados, lo que causó la quiebra del sistema bancario entero y un costo enorme para los contribuyentes, que tuvieron que recapitalizarlo. Los incentivos no mejoraron la competitividad de la economía salvadoreña sino que la empeoraron. Esto fue así no solo en El Salvador sino en toda Latinoamérica. Fue por esa razón que los gobiernos abandonaron este tipo de política que nuestro gobierno ahora quiere adoptar de nuevo, creyendo que es lo moderno.
La intervención que necesitamos del gobierno es en temas generales, como mejorar la educación tecnológica, hacer que los puertos atraigan carga y funcionen bien, simplificar los impuestos para que sea difícil evadirlos y aplicarlos a todas las empresas por igual, hacer que los hospitales funcionen bien y tengan medicinas, y eliminar los trazos de políticas sectoriales y otras medidas que crean privilegios en la economía y hacen que las empresas productivas tengan que subsidiar a las económicamente no productivas pero políticamente fuertes. Y, más que nada, necesitamos que el gobierno de la confianza necesaria para que la inversión nacional y extranjera retorne al país.
Este artículo fue publicado originalmente en El Diario de Hoy (El Salvador) el 5 de mayo de 2010.